A medida que avanza la tecnología también lo hace el desarrollo de dispositivos que permitan generar un mayor bienestar a los seres humanos; sin embargo, existen situaciones que siguen siendo difíciles de resolver aún con la tecnología actual. Estas situaciones básicamente tienen que ver con lo más profundo del ser humano; aquello que sólo cada individuo es capaz de interpretar o valorar de acuerdo a su propia percepción, pero que a la vez puede estar influenciada por agentes externos. En la actualidad, según la Organización Mundial para la Salud [1], incluyendo los niños, cerca de un 15% de la población mundial sufre algún tipo de discapacidad, situación que obliga a la comunidad científica y tecnológica a generar cada día soluciones protésicas, médicas o terapéuticas que le permitan a esas personas llevar una vida más cercana a lo normal. Al igual que la mayoría de los productos que hoy la población mundial consume, las soluciones protésicas no han sido ajenas al redireccionamiento en su proceso de diseño, es decir, en estos dispositivos también hoy el usuario juega un papel primordial, puesto que es él quien se ve afectado positiva o negativamente por las características y desempeños que tenga el producto. Un aspecto básico y al mismo tiempo complejo que interviene directamente en los parámetros de diseño de cualquier dispositivo que vaya a ser usado por un ser humano, discapacitado o no, es el confort. Una prótesis de miembro inferior para amputados transfemorales, como la que se muestra en la Figura 1, consta generalmente de los mismos elementos: socket o encaje, rodilla protésica, tubos, adaptadores y pie, y es normalmente usada para restituir tanto la apariencia como la movilidad funcional del individuo afectado. Esta interrelación hombre – prótesis se hace mediante el socket, uno de los componentes del dispositivo, y su correcto diseño, fabricación y ajuste son definitivos en el éxito del proceso de adaptación a la prótesis [2], [3], [4], [5], [6],[7], puesto que la percepción de no confort y problemas en la piel son normalmente asociados a un mal ajuste del socket y excesivas cargas que esta situación puede generar sobre el miembro residual.
As technology advances so does the development of devices that will generate greater welfare of human beings, but there are situations that remain difficult to solve even with the technology today. These conditions basically relate to the depths of being human only what each individual is able to interpret or assess according to their own perception, but that in turn may be influenced by external agents. At present, according to World Health Organization [1], including children, about 15% of the world population suffers from some form of disability, situation that requires scientific and technological community to generate each day prosthetic, medical or therapeutic that will enable those people lead a life closer to normal. Like most products that today the world's population, prosthetic solutions have not been outside the funnel in the process design, ie, these devices now also plays a role user paramount, since it is he who is affected positively or negatively by the features and performance that has the product. A basic and while complex directly involved in the design parameters any device that will be used by a human being, disabled or no, is comfort. A lower limb prosthesis for transfemoral amputees, such as that shown in Figure 1, consists generally of the same elements: socket or lace, knee prostheses, pipes, fittings and foot, and is normally used to restore both the appearance and functional mobility of the affected individual. This relationship man - prosthetic socket is done by one of the device components, and proper design, manufacture and fit are definitive success of the adaptation to the prosthesis [2], [3], [4], [5], [6], [7], since the perception of comfort and no skin problems are normally associated with a poor fit of the socket and that excessive loads situation can generate on the residual limb.
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