La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad inflamatoria, desmielinizante y neurodegenerativa del sistema nervioso central. El curso clínico de la enfermedad se clasifica en varios subtipos. El 85% de los pacientes presentan un curso clínico conocido como forma remitente-recurrente o remitente-recidivante, caracterizado por la aparición de episodios o brotes de disfunción neurológica más o menos reversibles, que se repiten cada cierto tiempo. Tras un periodo variable de tiempo de unos 10 años, casi un 50% de los pacientes pasan del curso en brotes a un curso progresivo, denominado forma secundaria progresiva. Por otra parte, alrededor de un 15% de los pacientes desarrollan un fenotipo que se caracteriza por una progresión constante desde el inicio de la enfermedad, conocida como forma progresiva primaria.
El diagnóstico clínico se realiza considerando criterios de diseminación espacial y de dispersión temporal, valorados mediante resonancia magnética nuclear (criterios de McDonald 2017), además de otras pruebas complementarias, como el estudio del líquido cefalorraquídeo. Sin embargo, las diferentes pruebas diagnósticas presentan limitaciones para predecir de forma precisa el curso clínico de la enfermedad. El diagnóstico temprano de las formas progresivas de la enfermedad es un tema de gran interés, ya que permitiría acortar los tiempos de tratamiento. Para ello, es indispensable disponer de biomarcadores que sean altamente específicos y sensibles.
El objetivo principal de la presente tesis ha sido evaluar la utilidad del índice kappa como indicador biológico de las formas progresivas de EM, y su relación con otras variables, con el fin de establecer un algoritmo pronóstico de progresión.
Según nuestros resultados, los valores del índice de IgG e índice kappa presentaron niveles moderados en los fenotipos progresivos con respecto al fenotipo remitente-recurrente. El punto de corte calculado para la estratificación entre subtipos progresivos y subtipos remitentes recurrentes fue de 35,37.
El estudio de las subclases de IgG sugiere la presencia de una mayor concentración de IgG3 en las formas progresivas con respecto al resto de los grupos. Esta subclase de inmunoglobulina G se relaciona positivamente en algunos estudios con el aumento en la frecuencia de plasmablastos en sangre periférica y con una mayor respuesta inmunitaria proinflamatoria sistémica. También observamos una menor concentración de IgG4 en los pacientes con fenotipos progresivos, EMPP y EMSP que fue estadísticamente significativa con respecto al resto.
La edad de inicio fue un factor clave para el acumulo de discapacidad independientemente de la tasa de recaídas. Se observó una mayor tasa de recaídas en pacientes con edades inferiores en pacientes con fenotipo de EMRR.
El algoritmo diagnóstico final para la caracterización de los fenotipos progresivos incluyó la edad, la EDSS basal, el índice Kappa según punto de corte de 35,37 y la subclase IgG4 como variables predictoras, siendo la EDSS la que presentó una mayor OR.
Está ampliamente descrito como las células B contribuyen de manera importante a los procesos inflamatorios crónicos en la patogénesis de la EM a través de la síntesis de anticuerpos a nivel intratecal.
Esta síntesis local muestra heterogeneidad a lo largo del curso de la EM, como hemos ido corroborando a lo largo de nuestro estudio. Nuestros resultados sugieren un aumento inicial del repertorio de anticuerpos con CLL tipo kappa a expensas de inmunoglobulina G y que a medida que avanza la progresión se produce una mezcla de CLL kappa y lambda con síntesis de IgG e IgM.
El empleo de biomarcadores en modelos de predicción es de gran utilidad en la actividad clínica diaria, por lo que es de gran interés seguir avanzando en este tipo de estudios con el fin de obtener algoritmos de decisión ampliamente validados clínicamente y aplicables a la práctica clínica diaria.
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