Se estudia un paisaje de montaña de la Sierra de Guadarrama, Madrid, partiendo de los mapas de uso del suelo de 1956 y 1988. Tras analizar los cambios paisajísticos en ese período, se investiga su organización espacial en función de sus componentes creadores humano, físico y biológico. El primero se aborda mediante la reconstrucción de la evolución histórico-geográfica del poblamiento y del sistema de aprovechamiento del territorio para llegar a su expresión en el siglo XX. La adaptación del paisaje productivo a las condiciones ambientales impuestas por la topografía y el relieve de montaña se aborda mediante una aproximación doble. Una global, consistente en construir un modelo descriptivo de la variabilidad topo-ecológica del territorio y describir su asociación con el mosaico de vegetación-usos del suelo, y otra parcial, que se centra en el análisis de la adaptación de un solo componente de mosaico, los prados, a las condiciones espaciales del medio. La conclusión de esta serie de trabajos rechaza la "naturalidad" de estos paisajes, entendida como una adaptación estrecha a las condiciones impuestas por el medio montañoso, y los sitúa en su lugar como sistemas de aprovechamiento agro-silvo-pastoral. El trabajo se completa con la construcción de un modelo descriptivo de la riqueza de especies vegetales sobre variables de escala paisajística que demuestra que la conservación de la naturaleza y la estructura de los ecosistemas se pueden conceptualizar desde una perspectiva paisajística.
La metodología empleada en este trabajo incluye técnicas de SIG, uso de MDTs, estadística multivariante y modelos lineales generalizados.
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