Introducción: Las investigaciones realizadas hasta la fecha establecen una serie de factores de riesgo y factores de protección que nos ayudarían a entender el origen y mantenimiento de las conductas antisociales. Estos factores junto a las teorías existentes pretenderían dar explicación a la delincuencia juvenil, con la finalidad de establecer programas de intervención y prevención adecuados para reducir o impedir la comisión de estos actos tipificados por la ley.
Así pues, en la presente investigación se explora el fenómeno de la delincuencia juvenil. Se trata de un fenómeno complejo que causa una gran preocupación social y que se ha puesto en relieve en datos recogidos por ejemplo por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, 2019). Además, dicho fenómeno es de carácter multicausal y cambiante por lo que está en continua renovación (Aguilar-Cárceles, 2012; Buil-Legaz et al., 2019; Sánchez-Teruel, 2012) motivo por el que la realización de investigaciones de estos comportamientos son sumamente necesarias.
Desarrollo teórico: En el desarrollo de la investigación se tomó como base el modelo del Triple Riesgo Delictivo, teoría relativamente reciente que engloba teorías anteriores que daban una explicación incompleta de la delincuencia juvenil de manera aislada pero que aunándolas todas proporcionan una explicación muy completa de estos comportamientos y tiene finalidad es preventiva. Dicha teoría aboga por la idea de que las conductas delictivas en menores se deben a la influencia de tres grandes dimensiones como son los factores personales (dimensión A), apoyo prosocial (dimensión B) y oportunidad delictiva (dimensión C) y en base a esta afirmación se ha elaborado la presente investigación (Redondo, 2008).
Objetivos: En esta investigación se tiene como objetivo establecer un perfil de los menores infractores en base a características personales, delictivas y familiares. Además, se examina el papel del sentimiento de aceptación familiar, las variables de personalidad y las conductas prosociales dentro de este complejo fenómeno, así como la relación que tienen estas variables de estudio entre sí.
Los participantes en la investigación fueron menores infractores que habían cometido un acto delictivo y por el que estaban cumpliendo una medida de internamiento en un centro de la Comunidad Autónoma de Madrid o de Aragón. En concreto, la muestra está compuesta por 177 jóvenes de entre 14 y 22 años (M= 17.09, DT= 1.44) donde un 90% son hombres y un 10% mujeres.
Se les administró una batería de cuestionarios compuesta por un cuestionario sociodemográfico elaborado ad hoc, la subescala de aceptación de la escala de necesidad de relación (Richer y Vallerang, 1998) adaptada al español por Balaguer et al. (2008), la escala general de evaluación de la personalidad (Overall Personality Assesment Scale, OPERAS; Vigil-Colet et al., 2013) basada en el Modelo de los Cinco Grandes factores de personalidad y la escala de tendencia prosocial (Prosocial Tendencies Measure, PTM; Carlo y Randall, 2002) adaptada al español por Richaud et al. (2012).
Conclusión: Los resultados obtenidos arrojan información muy valiosa a la hora de establecer una intervención a nivel de prevención o tratamiento de estos menores infractores.
Tras los datos recogidos se ha podido establecer un perfil de características de estos menores así como la relación entre algunas de las variables de estudio. Se obtiene un perfil con unas características muy definidas formado con aspectos como por ejemplo ser varón, nacionalidad española, tener 16 años que cometen robo, viven con su madre, entre otras. Se ha encontrado una relación significativa y positiva entre el sentimiento de aceptación familiar y las variables de personalidad, pero sin embargo no se ha encontrado relaciones significativas entre las conductas prosociales y dicho sentimiento de aceptación familiar. En la investigación también se analizó la relación de mediación entre las variables de estudio, así como la modulación de la edad de los sujetos en dicha relación. Los resultados no apoyan la modulación de la edad, pero si arrojan datos importantes respecto a la relación de mediación. A este respecto, la personalidad ha mostrado ser mediadora en la relación entre el sentimiento de aceptación familiar y determinadas conductas prosociales (anónima, sensible y altruista). La dirección o sentido de la relación entre las variables es diferente según la variable que se analice. Por último, se obtuvo que la variable sentimiento de aceptación familiar sí que predice la conducta prosocial pero lo hace de manera indirecta a través de diversas variables de personalidad, como son la estabilidad emocional, la apertura a la experiencia y la amabilidad.
Este trabajo pone de manifiesto la importancia de las variables de personalidad, la aceptación familiar y la prosocialidad en el desarrollo de la delincuencia, así como el conocimiento de las variables sociodemográficas de estos menores con la finalidad de establecer una adecuada intervención y prevención.
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