Resumen de Estudio de seguimiento de niños con trastorno del espectro autista en la adolescencia. Efectos de la comorbilidad con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad
la adolescencia es una etapa especialmente exigente para los jóvenes con un trastorno del espectro autista (TEA) debido al aumento de retos sociales, cognitivos y académicos. La presente investigación analizó las trayectorias evolutivas del TEA sin discapacidad intelectual (DI) desde la infancia hasta la adolescencia.
Métodos: El estudio 1 analizó sistemáticamente estudios prospectivos sobre la evolución de los síntomas característicos del autismo, las habilidades socio-adaptativas, el funcionamiento ejecutivo (FE), la teoría de la mente (ToM), las comorbilidades psiquiátricas y el rendimiento académico.
El estudio 2 trató de clarificar el valor de la gravedad clínica en la evolución del autismo que cursa sin DI. Se identificaron subgrupos de niños con TEA sin DI basados en la intensidad de síntomas nucleares en la infancia y se comparó su evolución en los dominios cognitivo, social y adaptativo en la adolescencia.
El estudio 3 analizó la regulación conductual, la metacognición, la ToM, los problemas emocionales y conductuales, así como las actitudes hacia el aprendizaje de un grupo de niños con TEA y un grupo con TEA+TDAH. Se evaluó el papel de estas variables para predecir síntomas nucleares en la adolescencia.
Resultados: En el estudio 1 se revisaron 28 artículos. El FE, la ToM y la coherencia central tendían a mejorar, aunque seguían existiendo déficits en comparación con el grupo con desarrollo típico (DT). El diagnóstico de TEA, los problemas socio-adaptativos y la comorbilidad psiquiátrica se mantuvieron relativamente estables.
En el estudio 2 participaron 45 niños con TEA sin DI y 27 niños con DT, entre 7 y 11 años. Se identificaron tres subgrupos TEA: el 1 (40%) "gravedad alta", el 2 (34%) "gravedad moderada" y por último el 3 (25%), "gravedad baja", que mostró un deterioro social moderado y una menor intensidad de patrones de conducta e intereses restrictivos o repetitivos. En la evaluación de seguimiento, a los 5 años, los tres subgrupos presentaban más dificultades a nivel global que el grupo DT. Sin embargo, las trayectorias sociales y adaptativas de los subgrupos TEA fueron relativamente diferentes; el clúster 1 mostró una socialización y habilidades de la vida diaria más pobres que los otros dos subgrupos.
En el estudio 3 se incluyeron 26 niños con TEA- y 19 con TEA+TDAH evaluados en la línea base (edad media 8.6± 1.3) y cinco años después (12.9± 0.9). En general, los déficits en metacognición, ToM, problemas emocionales/conductuales y aprendizaje fueron más acusados en el TEA+TDAH. Con el tiempo, el grupo TEA+TDAH tendió a mejorar en problemas emocionales/conductuales y metacognición, sin llegar a alcanzar al grupo TEA-. Los problemas emocionales y conductuales en la infancia fueron predictores de los síntomas nucleares de autismo en la adolescencia.
Conclusiones: los niños con TEA sin DI presentan distintas trayectorias de funcionamiento ejecutivo, socialización, habilidades de la vida diaria y comportamiento prosocial en la adolescencia en base a la gravedad de síntomas nucleares en la infancia. La comorbilidad TEA+TDAH presenta mayores dificultades cognitivas y emocionales, destacando la importancia de una identificación temprana de los síntomas TDAH en el autismo.
