José Enrique Gutiérrez Ambrocio
Una importante cuantía del crédito a empresas ocurre a través de líneas de crédito. Por ejemplo, en Estados Unidos, los fondos dispuestos en líneas de crédito representan más de la mitad del total del crédito bancario, mientras que los fondos disponibles son más del 40%. Es decir, el sistema bancario se encuentra significativamente expuesto al riesgo de liquidez que proviene del uso significativo de estas líneas. Durante la Crisis Financiera Global, los bancos tuvieron problemas para financiar la demanda de liquidez de las empresas. El temor sobre la capacidad de los bancos de proveer liquidez condujo a un súbito incremento del uso de las líneas de crédito (corrida de líneas de crédito). En respuesta a la importante exposición al riesgo de liquidez, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS) introdujo un marco para la regulación del riesgo de liquidez como parte de las medidas regulatorias posteriores a la crisis. Esta tesis se centra en el estudio de los contratos de líneas de crédito, su regulación, y su impacto sobre la estabilidad bancaria.
En el primer capítulo, estudio bajo qué circunstancias una promesa de crédito entre un prestamista y un prestatario se asemeja a un contrato de seguro o a una línea de crédito. Para ello, considero un modelo en donde el prestamista promete financiación al empresario para cubrir una necesidad de liquidez no verificable y así evitar la liquidación de su proyecto de inversión. En la ausencia de tal necesidad, el empresario puede hacer un uso indebido del crédito y destinarlo a su consumo. El prestamista puede evitar este uso inadecuado si paga un coste de verificación o su hace más costoso el uso del crédito. Dependiendo de las circunstancias, la promesa de crédito óptima se puede asemejar (i) a un contrato de seguro (el pago de una prima con verificación de la necesidad de liquidez) o (ii) una línea de crédito (los pagos dependen del uso de la financiación y la necesidad no se verifica). Si el coste de verificación es alto o el retorno del consumo es bajo, la línea de crédito es el contrato preferido; de otro modo, el contrato de seguros es el elegido.
El siguiente capítulo presenta un modelo de líneas de crédito en donde corridas de líneas de crédito surgen de forma endógena, y una regulación de liquidez para estas se justifica desde un punto normativo. En el modelo, las empresas están expuestas a necesidades de liquidez que requieren financiación para evitar su liquidación. Debido a una externalidad pecuniaria en el valor de liquidación de las empresas, los bancos escogen niveles inadecuados de liquidez en comparación con la elección óptima de un planificador central. El capítulo muestra que un regulador puede implementar la solución óptima a través de un ratio de liquidez. Aunque el coste de las líneas de crédito incrementa, el bienestar social mejora debido a (i) el mayor volumen de crédito que se canaliza a las empresas con necesidades de liquidez durante las recesiones, y (ii) una disminución en la probabilidad de ocurrencia de corridas de líneas de crédito.
El capítulo final, el cual es una colaboración con Luis Fernandez-Lafuerza (Banco de España), explora la posibilidad que la revelación de información sobre la solidez financiera de los bancos pueda conducir a corridas de líneas de crédito. Utilizando la Central de Información de Riesgos del Banco de España y los resultados del ejercicio de estrés del 2011 coordinado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA), se muestra que, después del anuncio de los resultados, la empresas hicieron un mayor uso (corrieron) de las líneas de crédito otorgadas por bancos que tuvieron un peor desempeño en el ejercicio de estrés. El efecto se revirtió meses después, lo cual apoya la interpretación de que el uso adicional se derivó de una preocupación sobre los bancos con peor desempeño en vez de un incremento en las necesidades de liquidez.
A considerable amount of bank lending is channeled to firms via credit lines. For instance, it has been documented that credit lines in the U.S. account for more than half of all bank credit, and undrawn credit lines are more than 40% larger than the total used credit lines and term loans combined. Thus, banks are significantly exposed to liquidity risk that arises from a sudden increase in credit line usage. During the Global Financial Crisis, banks experienced problems to meet their drawdowns from credit lines. Concerns related to the ability of banks to honor these committed loans led to a spike in credit line drawdowns (credit line run). In response to large liquidity risk exposure during distress periods, the Basel Committee on Banking Supervision (BCBS) introduced a framework for liquidity risk regulation as part of the post-crisis regulatory reforms. This thesis focuses on credit line contracts, their regulation, and their impact on bank resilience during distress periods.
In the first chapter, I study under which circumstances the optimal loan commitment between a lender and a borrower resembles an insurance or a credit line contract. Specifically, I consider a model in which a lender provides funding to an entrepreneur to cover an unverifiable contingent liquidity need and avert the liquidation of her investment project. In the absence of a liquidity need, the entrepreneur can request funding and divert it into private consumption. The lender can prevent the opportunistic usage of contingent funding by paying a verification cost or by making relatively costly the usage of contingent funding. Depending on the verification cost and on the private consumption return, the optimal arrangement can resemble (i) an insurance contract (fixed payment and liquidity state verified) or (ii) a credit line contract (payment depends on usage and liquidity state not verified). If the verification cost is high or the private return is low, a credit line contract arises as the optimal contract; otherwise, an insurance contract is the optimal arrangement.
The next chapter presents a model of credit lines in which runs can emerge endogenously, and a liquidity regulation of credit lines is justified from a normative point of view. In the model, firms face shocks that require funding to avert liquidation. Due to a pecuniary externality on their liquidation value, atomistic banks hold inadequate levels of pre-arranged liquidity compared to a constrained efficient allocation chosen by a social planner. The paper shows that a regulator can implement the social planner’s solution by means of a liquidity risk regulation. Though credit lines become more expensive with such regulation, social welfare increases due to (i) more lending is channeled to firms in need of funds during distress periods and (ii) a decrease in the probability of a credit line run.
The final chapter, which is joint work with Luis Fernandez-Lafuerza (Bank of Spain), explores whether the release of information about banks’ financial health can lead to credit line runs. Using the Spanish credit registry and the results from the 2011 European-wide stress test exercise coordinated and supervised by the European Banking Authority (EBA), we show that, following the release of the stress test results, firms drew down more (ran) from credit lines granted by banks with a worse performance in the exercise. This effect was reversed a few months later, supporting the interpretation that the additional drawdowns were driven by concerns about the worse performing banks rather than by genuine liquidity needs.
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