El problema del bien. El bien del hombre según Santo Tomás de Aquino
- Autores: Mariano Abeso Beka
- Directores de la Tesis: Enrique Moros Claramunt (dir. tes.)
- Lectura: En la Universidad de Navarra ( España ) en 2022
- Idioma: español
- Tribunal Calificador de la Tesis: Sergio Sánchez-Migallón Granados (presid.), Agustín Echavarría (secret.), Ginés Santiago Marco Perles (voc.), Marta Echevarria Abascal (voc.), Ana Marta González González (voc.)
- Programa de doctorado: Doctor in Philosophia por la Facultad Eclesiástica de Filosofía de la Universidad de Navarra (Pamplona)
- Materias:
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- Resumen
- español
La noción trascendental de bien indica perfección, actualidad y perfectividad del ente, es decir, su apetibilidad. El bien en sí mismo implica perfección y actualidad. Y como cada ser finito, ─por su estructura acto-potencial, es decir, por ser un bien participado─, tiende a su propia perfección, el bien se entiende también como lo perfectivo y actualizante de otro a modo de fin; pues lo propio del acto es ser comunicado. Y la perfectividad manifiesta, asimismo, que los seres finitos no son perfectos sino perfectibles. En este sentido, dado que el ser es mejor que el no ser, y el bien es superior al mal, el bien es aquello que todas las cosas apetecen. De ahí que, a nivel humano, por exigencia de la razón práctica, se tenga que hacer y buscar el bien, y evitar el mal.
En Tomás de Aquino encontramos un desarrollo del bien del hombre que, por una parte,considera al ser humano desde el plano de su dignidad ontológica como un bien honesto, sustancial y subsistente, y por lo cual, cada ser humano es amado y querido por sí mismo, es útil para los demás y cuya coexistencia y convivencia se hace placentera. Y por otra, el Aquinate entiende el bonum hominis como lo bueno para el hombre, considerado desde el plano de su naturaleza y de sus tendencias, es decir, el bien práctico-moral que cada uno de nosotros persigue con sus acciones y elecciones libres. Por cierto, el bien es lo único que conocemos, deseamos y buscamos, pero ni lo conocemos suficientemente ni el acierto con el bien real está asegurado naturalmente en nuestras acciones y decisiones libres. Además, a pesar de ser racionales, no siempre actuamos racionalmente.
Por ello, necesitamos de la virtud y de la ley para no sólo vivir, sino vivir bien.
- English
The transcendental notion of good indicates perfection, actuality and perfectivity of the entity, that is, its appetibility. Good in itself implies perfection and actuality. And as each finite being ─by its act-potential structure, that is, by being a shared good─ tends to its own perfection, the good is also understood as the perfective and actualizing of another way of end; for the very thing of the act is to be communicated. And the perfectivity also manifests that finite beings are not perfect but perfectible. In this sense, since being is better than not being, and good is superior to evil, good is what all things desire. Hence, at the human level, by necessity of practical reason, one must do and seek good, and avoid evil.
In Thomas Aquinas we find a development of the good of man which, on the one hand, considers the human being from the plane of his ontological dignity as an honest, substantial and subsisting good, and for which, every human being is loved and wanted by himself, is useful for others and whose coexistence and coexistence becomes pleasant. And on the other hand, the Aquinate understands bonum hominis as the good for human being, considered from the plane of its nature and its tendencies, that is, the practical-moral good that each one of us pursues with his actions and free choices. Of course, good is the only thing we know, desire and seek, but neither do we know it enough nor the success with the real good is naturally assured in our actions and free decisions. Moreover, despite being rational, we do not always act rationally. That is why we need virtue and law to not only live, but also live well.
- español
