El envejecimiento de la población lleva inherente un aumento de la prevalencia de enfermedades crónicas y de multimorbilidad, lo que condiciona al consumo de múltiples fármacos y a un mayor número de problemas relacionados con los medicamentos. Esta polimedicación se asocia a una disminución del cumplimiento terapéutico, mayor riesgo de efectos secundarios o de interacciones medicamentosas… motivados por los cambios que ocurren durante el envejecimiento en la farmacocinética o farmacodinamia de los medicamentos.
El uso racional del medicamento implica que “los pacientes reciben la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un periodo de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y para la comunidad”. En el RDL 1/2015, de 24 de julio se recoge que: “los farmacéuticos como responsables de la dispensación de medicamentos a los ciudadanos, velarán por el cumplimiento de las pautas establecidas por el médico responsable del paciente en la prescripción, y cooperarán con él en el seguimiento del tratamiento a través de los procedimientos de atención farmacéutica, contribuyendo a asegurar su eficacia y seguridad”.
Debido a la prevalencia de enfermedades crónicas y la polimedicación, con tendencia al alza en nuestro país, es necesario desarrollar estudios piloto de detección de problemas relacionados con los medicamentos y su resolución; con el fin de mejorar la calidad de vida de los pacientes y fomentar su propio autocuidado. En el estudio se incluyeron 78 pacientes que formaron parte del servicio de sistema personalizado del dosificación y seguimiento farmacoterapéutico de la farmacia comunitaria.
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