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Acuerdos Comerciales Regionales: estudio de caso sobre sus impactos y efectos bajo un modelo gravitacional

  • Autores: Francisco Pastor Pomares
  • Directores de la Tesis: Paloma Taltavull de la Paz (dir. tes.), Antonio Escudero Gutiérrez (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante ( España ) en 2022
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Celestino Suárez Burguet (presid.), Vicente Raúl Pérez Sánchez (secret.), María Feo Valero (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Economía por la Universidad de Alicante
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RUA
  • Resumen
    • español

      Finalizada la II Guerra Mundial, el nuevo orden económico internacional acordado en la conferencia de Bretton Woods con el apoyo de Gran Bretaña y Estados Unidos impulsó un crecimiento económico mundial sin precedentes que se quiebra con la crisis del petróleo de 1973. Durante esta etapa, considerada la edad de oro del capitalismo, los menos industrializados, que vieron como un ejemplo a seguir el modelo de cooperación y ayuda que supuso el Plan Marshall, hicieron grandes intentos para desarrollar acuerdos de integración regional, especialmente en Latinoamérica. A partir de 1973, como consecuencia de la crisis económica provocada por el brusco encarecimiento de los precios del petróleo, nace un nuevo modelo que deja de lado las políticas intervencionistas y regulatorias y donde predomina el libre mercado, el librecambio y las privatizaciones, acordadas en lo que se conoce como el Consenso de Washington, dando pie a un nuevo ciclo de crecimiento que es aprovechado por los países emergentes para lograr la convergencia con los más desarrollados. En la última Ronda del GATT (Ronda de Uruguay) celebrada entre los años 1986 y 1994 se acordó la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC), con un estatus similar al Fondo Monetario Internacional (FMI) o al Banco Mundial (BM), así como nuevas reducciones de aranceles, compromisos para negociar la liberalización del mercado de productos agrícolas y textiles y para la defensa de los derechos de propiedad intelectual, y acuerdos para la liberalización del comercio de servicios. Es en este contexto de la liberalización comercial multilateral llevado a cabo en el seno de la OMC donde se produce una expansión de Acuerdos Comerciales Regionales (ACR), principalmente en una gran mayoría de países de Latinoamérica, África y Asia, así como avances en la integración económica de algunas áreas regionales, como la Unión Europea (UE). Los impactos que para el comercio global tienen los acuerdos de integración comercial, tanto los firmados en la década de los noventa como los de última generación, y más concretamente aquellos en los que intervienen países industrializados, unido a la preocupación que suscita en gran parte de la población occidental el hecho de que los beneficios de las políticas comerciales liberalizadoras no se hayan compartido ampliamente dando pie a argumentos para el proteccionismo y un mayor nacionalismo económico hacen relevante abrir una investigación que proporcione una comprensión más profunda sobre sus efectos en el bienestar económico de países avanzados como EE. UU y España analizando 1) grado de intensidad en que dichos acuerdos han logrado aumentos en el volumen exportador e importador de bienes al reducirse o eliminarse aranceles y otras restricciones; y 2) en qué medida existen perjuicios en forma de desviación de comercio para aquellos otros países socios no-miembros. La investigación se apoya en la teoría de las uniones aduaneras, cuyos principios surgen mayormente de los trabajos de Viner (1950), quien mostró que las preferencias comerciales podían mejorar o empeorar la asignación de recursos, produciendo unas ganancias debido a la creación de comercio o unas pérdidas debido a la desviación de comercio. La posibilidad de que en un futuro exista un ACR entre EE. UU y la UE tendría efectos para las economías tanto de EE. UU como de España, por lo que adquirir mayor comprensión de cómo les afecta en términos de creación y desviación de comercio los ACR que mantienen en vigor justifica un estudio de estas características, considerando, además, que los intereses de EE. UU y la UE en materia de comercio internacional no siempre son coincidentes. Además de una introducción general y las conclusiones, esta tesis consta de tres capítulos o trabajos independientes que mantienen un nexo en común, un análisis de los efectos sobre el comercio exterior de Estados Unidos y de España a través de los Acuerdos Comerciales Regionales suscritos con terceros países. En el capítulo 2 se señalan los principales fundamentos en los que se basa la teoría de la integración económica, una revisión de la literatura más reciente y relevante y la metodología y datos empleados. El capítulo 3 se inicia con un análisis sobre los flujos comerciales de Estados Unidos para a continuación describir los acuerdos de integración comercial suscritos, así como sus características más comunes, con un análisis algo más exhaustivo sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su impacto en las economías de los tres países miembros. Posteriormente, y aplicando un modelo de gravedad estructural, se cuantifican los impactos que para el comercio bilateral tienen los diferentes ACR que mantiene en vigor. Los resultados del modelo muestran una alta heterogeneidad según tipo de acuerdo. En el capítulo 4 se describe, en primer término, la estructura productiva y comercial de España así como un análisis sobre sus flujos comerciales, con especial interés en los índices de complementariedad comercial y su orientación regional. Dos análisis posteriores evalúan los impactos que en el volumen exportador español han tenido los ACR firmados por la Unión Europea en los últimos años. Los coeficientes referidos al impacto de los ACR son altamente significativos y positivos, con aumentos del 33 por ciento en las exportaciones y el 41 por ciento en las importaciones si se exceptúan los intercambios producidos en el seno de la UE. Por sectores, el impacto es notablemente positivo en bienes primarios, otros productos de baja tecnología como la cerámica, el juguete o el mueble, la industria automotriz y en los de alta tecnología electrónicos

    • English

      1. Introducción La OMC considera a los Acuerdos Comerciales Regionales tratados comerciales recíprocos entre dos o más partes, que no tienen por qué pertenecer a una misma región. Conforman un modelo de integración económica que, en su gran mayoría, son clasificados como una zona de libre comercio, que comprende la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias a las exportaciones e importaciones de bienes y servicios originarios de los países miembros, manteniendo aranceles propios frente a terceros. Constituyen una excepción a la no discriminación entre interlocutores comerciales, como por ejemplo la cláusula de nación más favorecida.

      Su expansión, llamados ahora ACR de segunda generación, se produce después de la creación de la OMC en la última Ronda del GATT (Ronda de Uruguay, 1986-1994), principalmente en países de Latinoamérica, África y Asia, con avances en la integración económica de la UE, un acuerdo que tenía como principio básico la reconstrucción de las economías de los países europeos tras la II GM.

      Tiene su origen en un contexto de liberalización comercial y globalización económica que nace tras el Consenso de Washington y el fin de las políticas de intervención y regulación acordadas en la conferencia de Bretton Woods, en 1944.

      Su impulso hay que achacarlo i) al fracaso de la política de sustitución de importaciones; ii) el colapso de la Unión Soviética; iii) el crecimiento de las exportaciones de China y Corea y, iiii) las reformas estructurales que implementaron muchos países ante la escalada de la crisis de deuda.

      En esta segunda ola de regionalismo cuenta ahora con la incorporación de EE. UU. al proceso, como el acuerdo que se produce con México y Canadá mediante el TLCAN eliminando obstáculos arancelarios y no arancelarios y el libre acceso al mercado de servicios y de las inversiones.

      Estas medidas de liberalización provocaron crecimiento del comercio y una reducción global de los costes de comunicación y transporte, con cambios i) en la estructura de las exportaciones mundiales al predominar los productos manufacturados sobre las materias primas agrarias; ii) aumentos en las exportaciones de los servicios y en el comercio intraindustrial; iii) crecimiento de nuevos productos asociados a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y, iii) el rápido crecimiento del comercio de componentes debido a la fragmentación internacional de los procesos productivos de las empresas.

      El mercado único europeo, con una única moneda europea y una regulación económica común, tuvo la mayoría de los efectos económicos que sus defensores empresariales anticipaban. El TLCAN también tuvo efectos positivos. Entre 1993 y 2000 el comercio estadounidense con sus socios del TLCAN creció casi dos veces más rápido que el resto del mundo. Hasta Mercosur, más reciente y menos ambicioso, tuvo efectos notables sobre sus miembros.

      La crisis financiera de 2007 devino en una grave crisis de demanda, principalmente en Europa y Estados Unidos, reduciendo los flujos internacionales de bienes en el periodo 2009-2016, provocando una desaceleración en los procesos de integración económica y un resurgimiento de las políticas proteccionistas relacionadas con el comercio, la inversión y la migración.

      El rechazo a la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (ATCI) y el abandono del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) por parte de la Administración de EE. UU. sería una buena prueba de ello. También la salida del Reino Unido del mercado único de la Unión Europea a principios de 2021 parece demostrar la existencia de un intento de desglobalización que surge tras la debacle causada por la Gran Recesión y que ha frenado el ritmo de crecimiento del comercio mundial.

      Aunque siguen persistiendo las razones por las que los países desean integrarse mediante ACR muy amplios, el estrés económico infligido por la pandemia mundial del coronavirus (COVID-19), con una disminución del volumen mundial de mercancías en el segundo trimestre de 2020 del 14,3 por ciento, ha magnificado las preocupaciones existentes derivadas de políticas comerciales inciertas, surgiendo interrogantes sobre la dependencia excesiva de los proveedores extranjeros y la fragilidad de las Cadenas Globales de Valor (CGV) que ahora representan casi el 50 por ciento del comercio mundial.

      2. Objetivos e hipótesis Los impactos que para el comercio global tienen los acuerdos de integración comercial, tanto los firmados en la década de los noventa como los de última generación, y más concretamente aquellos en los que intervienen países industrializados, unido a la preocupación que suscita en gran parte de la población occidental el hecho de que los beneficios de las políticas comerciales liberalizadoras no se hayan compartido ampliamente dando pie a argumentos para el proteccionismo y un mayor nacionalismo económico hacen relevante abrir una investigación que proporcione una comprensión más profunda sobre sus efectos en el bienestar económico de países avanzados como EE. UU. y España analizando 1) grado de intensidad en que dichos acuerdos han logrado aumentos en el volumen exportador e importador de bienes al reducirse o eliminarse aranceles y otras restricciones; y 2) en qué medida existen perjuicios en forma de desviación de comercio para aquellos otros países socios no-miembros.

      Mediante dos estudios de caso sobre EE. UU. y España, este trabajo investigador revisa la hipótesis de que los ACR, bien sean bilaterales o plurilaterales, intensifican el intercambio comercial de los países miembros mediante un comercio tanto interindustrial como intraindustrial , lo que permite, en el primer caso, un mejor aprovechamiento de las ventajas comparativas, ya que una mayor intensificación del comercio exterior generaría beneficios en términos asignativos al permitir que cada país se especialice en aquello que mejor hace en términos comparados, y en el segundo de los casos un mayor aprovechamiento de las economías de escala .

      Para contrastar la hipótesis, el análisis empírico cuantifica, empleando un modelo de gravedad estructural, a) grado de intensificación del comercio en los ACR, y b) si existe disminución en las importaciones del resto de países con los que no mantiene un ACR, controlando los determinantes más importantes del comercio entre países como el PIB, la distancia o los vínculos culturales.

      La posibilidad de que en un futuro exista un ACR entre EE. UU. y la UE tendría efectos para las economías tanto de EE. UU. como de España, por lo que adquirir mayor comprensión de cómo les afecta en términos de creación y desviación de comercio los ACR que mantienen en vigor justifica un estudio de estas características, considerando, además, que los intereses de EE. UU. y la UE en materia de comercio internacional no siempre son coincidentes.

      Mientras que la estrategia de EE. UU. es negociar acuerdos comerciales plurilaterales a fin de mejorar el acceso a los mercados de su comercio agrícola, su disposición respecto a los ACR sigue consistiendo en una medida defensiva ante el balance comercial negativo con algunos países de Europa y Asia y un medio de apoyo para la expansión de las empresas transnacionales estadounidenses a nivel global. Tole (2013).

      Sus tratados comerciales comprenden elementos económicos y políticos. Tanto México como Canadá, este último un aliado político cercano, fueron los primeros países en firmar un ACR con Estados Unidos, el TLCAN. Los tratados con la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI, por sus siglas en inglés) y el DR-CAFTA Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos de América están especialmente diseñados para regiones que Estados Unidos considera estratégicamente relevantes (las preferencias andinas forman parte de la guerra contra las drogas). Lederman & Özden (2007) Los nuevos tratados, como los de Israel y Jordania, tienen un fundamento más avanzado, ligado con la seguridad nacional. El ACR con Jordania es una moneda de cambio por el apoyo recibido en el proceso de paz del Medio Oriente, y el de Israel comprende el apoyo explícito de los Estados Unidos al Estado judío. Las negociaciones comerciales suelen ser un asunto de seguridad nacional. La Administración del presidente George W. Bush realzó el libre comercio a un principio moral que comprende “the freedom for a person or a nation to make a living” (National Security Strategy of the United States, 2002). Espinosa (2005).

      Por el contrario, la UE considera estratégico impulsar un sistema de comercio internacional abierto fundamentado en normas, de ahí que en los últimos diez años la Comisión Europea (CE) haya negociado más acuerdos sobre libre comercio que en cualquier otro periodo. Acuerdos de amplio alcance donde no solo se reduzcan significativamente las tarifas arancelarias, sino que faciliten la prestación de servicios y el comercio electrónico o se tengan en cuenta aspectos medioambientales .

      3. Metodología La obra de J. Viner (1950), constituye la estructura teórica y el punto de partida de toda investigación económica sobre los efectos de la integración económica, que trata de la eliminación de los obstáculos al comercio y de las relaciones económicas entre los países que forman parte de la misma área geográfica de integración, que en su forma más simple es una zona de libre comercio y, si se establece un arancel exterior común, se estará formando una unión aduanera. Esta discriminación puede producir una creación de comercio o una desviación de comercio, cuyos efectos pueden alterar los sistemas de producción, afectar al consumo, la balanza de pagos o la tasa de crecimiento.

      Las contribuciones posteriores de Meade (1955) al analizar el efecto sobre el consumo, el análisis de Lipsey (1957) acerca del aumento del bienestar en la creación de una unión aduanera debido a un consumo más eficiente, las variaciones en la relación de intercambio (Lipsey (1970) y las aportaciones de Cooper & Massel (1965ab) y Johnson (1965) al concluir que una política de reducción unilateral de aranceles es superior a la formación de una unión aduanera; o la ventaja de establecer una unión económica frente a una reducción unilateral de aranceles de Wonnacott & Wonnacott (1981) constituyen las contribuciones más relevantes a la teoría de las uniones aduaneras.

      Los trabajos más recientes, es decir, los publicados a partir del año 2000, revelan resultados mixtos en la creación y desviación de comercio. Montenegro & Soloaga (2006), aplicando un modelo gravitacional de comercio, mostraron que la implantación del TLCAN en 1994 no provocó, a nivel agregado, un desvío comercial que favoreciera a México o Canadá a expensas de otros países de América Latina y el Caribe.

      Carrère (2006) y Trotignon (2010), que emplearon el enfoque de datos de panel, encontraron un aumento en la propensión de la UE a exportar al resto del mundo. Para la Comunidad Andina (CAN), Mercosur, TLCAN y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) Carrère (2006) mostró una propensión decreciente a importar del resto del mundo a raíz de la formación de estos ACR, mientras que Trotignon (2010) encontró efectos opuestos, un aumento del comercio extrabloque en términos de importaciones provenientes de países no miembros.

      Autores como Fugazza & Nicita (2011), señalan que si bien una gran mayoría de países se benefician del sistema de preferencias, algunos países ven que parte de sus beneficios se ven reducidos por el deterioro de sus condiciones relativas de acceso a los mercados. Caliendo & Parro (2015) encontraron que el comercio intrabloque en el TLCAN aumentó, pero que los efectos sobre el bienestar de las reducciones arancelarias se reducen cuando la estructura de producción no tiene en cuenta los bienes intermedios o los vínculos insumos-producto. Finalmente, Carpenter & Lendle (2010) muestran que, debido a la existencia de un gran número de bienes con aranceles reducidos, el impacto de los aranceles preferenciales en futuros ACR tiende a ser limitado.

      Una revisión de la literatura sobre la evaluación de los efectos de una integración económica, especialmente Trotignon (2010); Roquez (2018); Gil-Pareja, et., al 2018), la guía avanzada de Yotov, et al., (2016) sobre el modelo de gravedad estructural para el análisis de las políticas comerciales, así como los de Lederman & Özden (2007); Narayan & Nguyen (2016), y Sohn (2005), donde muestran que el modelo de gravedad es muy eficaz para explicar las corrientes comerciales bilaterales y perfectamente aplicable al caso de un solo país, han permitido formular el modelo objeto de esta investigación.

      Hay al menos cinco argumentos convincentes que, combinados, pueden explicar el notable éxito del modelo de gravedad, empleado en cientos de artículos para estudiar y cuantificar los efectos de varios determinantes del comercio internacional, Yotov, Piermartini, Monteiro & Larch (2016).

      • Primero, el modelo de comercio de gravedad es muy intuitivo. Utilizando la metáfora de la ley de Newton de la gravitación universal, el modelo gravitacional del comercio predice que el comercio internacional (fuerza gravitacional) entre dos países (objetos) es directamente proporcional al producto de sus tamaños (masas) e inversamente proporcional a las fricciones comerciales (el cuadrado de distancia) entre ellos.

      • En segundo lugar, el modelo comercial gravitacional es un modelo estructural con sólidos fundamentos teóricos. Esta propiedad hace que el marco de gravedad sea particularmente apropiado para el análisis contrafactual, como cuantificar los efectos de la política comercial.

      • En tercer término, el modelo de gravedad representa un entorno de equilibrio general realista que se adapta simultáneamente a múltiples países, múltiples sectores e incluso empresas. Como tal, el marco de gravedad se puede utilizar para capturar la posibilidad de que los mercados (sectores, países, etc.) estén vinculados y que los cambios de política comercial en un mercado desencadenen efectos dominó en el resto del mundo.

      • En cuarto lugar, la configuración de la gravedad es una estructura muy flexible que puede integrarse dentro de una amplia clase de modelos de equilibrio general más amplios para estudiar los vínculos entre el comercio y los mercados laborales, la inversión, el medioambiente, etc.

      • Finalmente, una de las propiedades más atractivas del modelo de gravedad es su poder predictivo. Las ecuaciones de gravedad empírica de los flujos comerciales ofrecen sistemáticamente un ajuste notable de entre el 60 y el 90 por ciento con los datos agregados, así como con los datos sectoriales tanto de bienes como de servicios .

      Fueron Tinbergen (1962) y Pöyhönen (1963) quienes aplicaron por primera vez una ecuación de gravedad en el contexto del análisis del comercio internacional. Una herramienta analítica inspirada en la ley de gravedad de Newton que aplicada al comercio internacional implica que, así como las partículas se atraen mutuamente en proporción a su tamaño y proximidad, los países comercian en proporción a su tamaño de mercado respectivo (por ejemplo producto interior bruto) y proximidad.

      Los primeros fundamentos teóricos de la ecuación se encuentran en Anderson (1979) quien hizo el primer intento formal de derivar la ecuación de gravedad a partir de un modelo que asumía la diferenciación de productos por país de origen, Helpman (1987) utilizó un marco de producto diferenciado con rendimientos crecientes a escala para justificar el modelo de gravedad, y Bergstrand (1985, 1989) que exploró la determinación teórica del comercio bilateral, donde las ecuaciones de gravedad se asociaron con modelos simples de competencia monopolística.

      El modelo se fortalece posteriormente gracias al cuadro teórico propuesto por Anderson & van Wincoop (2003), quienes popularizaron el modelo Armington-Constant Elasticity of Substitution-CES de Anderson (1979) y resaltaron la importancia de los efectos de equilibrio general de los costos comerciales, y los trabajos de Eaton y Kortum (2002), que derivaron la gravedad del lado de la oferta como una estructura ricardiana con bienes intermedios.

      El interés académico en el modelo de gravedad ha sido incentivado más recientemente gracias al trabajo de Arkolakis, et al., (2012) quienes demostraron que una gran clase de modelos generan ecuaciones gravitatorias isomórficas que preservan las ganancias del comercio. Estas ventajas son invariables a una serie de micro fundamentos alternativos que incluyen un modelo de economía única con competencia monopolística (Anderson, 1979; Anderson & van Wincoop, 2003); un marco de Heckscher-Ohlin (Bergstrand, 1985; Deardoff, 1998); un marco ricardiano (Eaton & Kortum, 2002); entrada de empresas heterogéneas, selección en los mercados (Chaney, 2008; Helpman et al., 2008); un modelo de Armington sectorial (Anderson & Yotov, 2016); un modelo ricardiano sectorial (Costinot et al., 2012); un modelo de gravedad de vínculos sectoriales insumo-producto basado en Eaton & Kortum (2002) (Caliendo & Parro, 2015), y un marco dinámico con acumulación de activos (Olivero & Yotov, 2012), (Anderson et al. 2015). Más recientemente, Allen et al. (2014) estableció el poder universal de la gravedad al derivar condiciones suficientes para la existencia y unicidad del equilibrio comercial para una amplia clase de modelos comerciales de equilibrio general.

      5. Discusión y conclusiones Sobre la evaluación económica de los ACR suscritos por Estados Unidos Fueron pioneros en ver la oportunidad que representaba la integración regional como una forma de mejorar sus posiciones competitivas, facilitando a los países que formaban la Cuenca del Caribe en la década de los ochenta acceso privilegiado a los mercados estadounidenses y firmando con Canadá un tratado de libre comercio innovador, al que se unió México años más tarde a través del TLCAN.

      Tras el fracaso de la Ronda de Doha (Ginebra, 2006), EE. UU. busca negociar ACR plurilaterales como forma mejorar el acceso a los mercados de su comercio agrícola y como una medida defensiva ante el balance comercial negativo con países de Europa y Asia, así como un medio de apoyo para la expansión de las empresas transnacionales e instituciones financieras estadounidenses a nivel global, afianzando de esta manera su control económico y político en aquellas regiones que considera clave para sus intereses geoeconómicos.

      Sin embargo, EE. UU. que otorga plenos poderes a su Presidente para firmar acuerdos comerciales, prefiere constituir aquellos que son bilaterales en lugar de los plurilaterales, donde hay que negociar con diversos países a la vez, de ahí que haya ratificado y mantenido en vigor solamente un acuerdo plurilateral, el DR-CAFTA, siendo los demás de tipo bilateral.

      En enero de 2017, la Administración norteamericana manifestó su intención de retirarse del Acuerdo Integral y Progresivo para la Asociación Transpacífico (TPP/CPTPP), un acuerdo plurilateral de última generación que incorpora, además de a países como Canadá y México, a Chile, Brunéi, Nueva Zelanda, Singapur, Perú, Australia, Japón, Malasia y Vietnam.

      El patrón comercial de Estados Unidos es moderadamente diversificado, concentrando un alto porcentaje de sus exportaciones en productos de media y alta tecnología, en sectores tales como el farmacéutico, la fabricación de productos eléctricos y electrónicos o la industria cinematográfica, con buena complementariedad comercial con los principales países de la UE (Reino Unido, Alemania y Francia). A pesar de ello, en 2017 se abandonaron las negociaciones para el acuerdo de Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión con la Unión Europea (ATCI/TTIP), donde los aspectos proteccionistas suelen primar respecto a pactos de mayor integración y libertad comercial Los datos destacan el peso abrumador que representan los países de la UE, China, Canadá, México y Japón en su comercio internacional. De todos estos países, solo con Canadá y México mantiene Estados Unidos un ACR a través del TLCAN.

      Los resultados en creación de comercio en EE.UU. como consecuencia de la firma de ACR durante el periodo estudiado muestran una alta heterogeneidad, Un análisis más específico sobre el TLCAN permite afirmar que el Tratado constituye, de hecho, una extensión del mercado interno estadounidense, ampliando sus capacidades productivas y ensanchando su demanda.

      Con el resto de los países sorprende que presenten signos negativos, lo que viene a manifestar que la estrategia de EE. UU con la firma de ACR obedece más a cálculos geopolíticos, y que una reducción significativa de aranceles y de otro tipo de restricciones no es suficiente para que terceros países alcancen incrementos significativos en sus exportaciones hacia EE. UU.

      De cualquier forma, Estados Unidos es el primer importador de bienes del mundo, ocupando la posición número 2 en exportaciones. También es el primer prestador y consumidor de servicios comerciales. En 2018, las compras estadounidenses al exterior sumaron más de dos billones seiscientos mil millones de USD, y sus ventas superaron el billón seiscientos mil millones de USD.

      No ha sido necesario establecer ningún ACR con China para que este país se haya convertido en su primer proveedor y principal acreedor. Su irrupción en el mercado mundial a partir del año 1999, donde sus importaciones solo representaban el 8,29 por ciento de las compras estadounidenses y en 2019 el 18,40 por ciento, explican en buena medida las disminuciones sufridas con algunos de los ACR en vigor, especialmente con los países asiáticos.

      Crecimientos en el PIB influyen positivamente en el volumen del comercio exportador e importador, aunque con coeficientes algo alejados del estándar de la literatura que normalmente establecen que un aumento del 1 por ciento en el PIB aumenta su comercio exterior entre el 0,9 y el 1 por ciento. El mayor peso de los servicios en la formación del PIB norteamericano frente a sectores como el agrícola, la minería o las industrias manufacturas podría ser la causa del origen de estas diferencias.

      La variable distancia o costes del transporte es estadísticamente significativa, aunque sus valores no reflejan que ello sea un fuerte impedimento para su comercio bilateral. El elevado comercio que mantiene con Canadá y México, países fronterizos, y la presencia de multinacionales norteamericanas en los países donde opera, reducen sustancialmente sus costes de transporte.

      Del resultado para el sector exterior español de los ACR suscritos por la Unión Europea.

      España como miembro de la UE asume la política comercial exterior de la UE y por tanto las ventajas e inconvenientes que pudieran comportar los acuerdos comerciales bilaterales, especialmente los tratados de libre comercio o ACR.

      A la vista de los resultados, altamente significativos y positivos, se puede afirmar que España se ha visto claramente favorecida en la creación de comercio en términos agregados con la firma de estos acuerdos, tanto con las exportaciones dirigidas a los países pertenecientes a la UE como con aquellos que no lo son.

      Sin embargo, se observan disminuciones en países donde no existe un acuerdo preferencial y en los países del Atlántico Norte, especialmente con EE.UU. aunque el balance final sigue siendo positivo. Evidencia escasos esfuerzos del sector exportador español por intensificar su comercio con países fuertemente industrializados fuera de la UE, como EE. UU o Japón. Aprovecha los beneficios que ofrece una estrategia de política comercial europea dirigida a intensificar el comercio con países emergentes.

      Los coeficientes sobre un aumento de las importaciones son, igualmente, significativos y positivos, y al igual que lo ocurrido con las exportaciones, el coeficiente estimado para la región geográfica del Atlántico Norte es negativo y poco significativo. Una posible causa, en este caso, podría ser la disminución de las posiciones inversoras norteamericanas que se vienen produciendo en España desde 2012.

      Los resultados señalan, igualmente, ventajas en prácticamente todos los sectores, especialmente en bienes primarios, otros productos de baja tecnología, como la cerámica, el juguete o el mueble, la industria automovilística y en los productos eléctricos y electrónicos de alta tecnología.

      Los sectores mas favorecidos por la ampliación de la UE en 2004 de los países pertenecientes al grupo Visegrado han sido los bienes primarios, la industria agroalimentaria, las manufacturas de baja tecnología y los productos eléctricos y electrónicos de alta tecnología.

      Al igual que ocurre con los resultados referidos a Estados Unidos, un aumento del PIB influyen positivamente en el volumen del comercio exportador e importador, aunque, al igual que encontramos en los resultados de EE.UU. , con coeficientes algo alejados del estándar de la literatura. Como países desarrollados, el mayor peso de los servicios en la formación del PIB frente a sectores como el agrícola, la minería o las industrias manufacturas podría ser la causa del origen de estas diferencias.

      La estimación del efecto distancia es altamente significativo, lo que constituye un impedimento para su comercio bilateral. Por el contrario, se obtienen claras ventajas cuando se mantiene una frontera común y un mismo idioma.

      La alta concentración geográfica de las exportaciones española en el mercado comunitario de la UE y las barreras existentes para el acceso a los mercados estadounidenses son la causa principal de los bajos índices de intensidad comercial con este país, menores de lo esperado ante la magnitud que presenta el mercado norteamericano.

      Es posible esperar de un acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados Unidos ganancias a través de un aumento en la intensidad de las exportaciones españolas hacia ese país, especialmente en sectores donde la orientación regional y la complementariedad bilateral es mayor, caso de las manufacturas agrícolas, los productos de naja tecnología dedicados al textil y la moda, y los productos de alta tecnología como la industria farmacéutica y la aeronáutica. Otros sectores podrían beneficiarse si aprovechan su ventaja comparativa, como la cerámica, juguete, muebles, el sector del automóvil y el de los productos químicos y fertilizantes.

      6. Aportaciones y limitaciones del estudio Refuerza los estudios que presentan al modelo gravitacional de comercio como un instrumento válido para cuantificar los determinantes del comercio internacional, caso de los efectos ex-post de los tratados y acuerdos comerciales.

      Estos trabajos apoyan y confirman los realizados por Lederman & Özden (2007); Narayan & Nguyen (2016) y Sohn (2005), donde muestran que el modelo de gravedad es muy eficaz para explicar las corrientes comerciales bilaterales y perfectamente aplicable al caso de un solo país.

      La investigación permite contrastar las diferencias que existen entre las políticas comerciales de la UE y de Estados Unidos respecto a llegar a firmar acuerdos preferenciales en el comercio exterior, pues frente a un comercio internacional europeo basado en normas y el multilateralismo surge una política basada en intereses geoestratégicos y en una defensa a ultranza del bilateralismo practicante de EE. UU. y sus estrategias proteccionistas.

      Ante la posibilidad de que EE.UU y la UE retomen las conversaciones para ultimar un ACR de última generación, este estudio aporta una visión claramente positiva para que un acuerdo de este tipo pueda intensificar el comercio exterior español con EE.UU. en aquellos sectores con mejores ventajas comparativas.

      El estudio se limita a señalar grado de intensificación del comercio en EE. UU y España gracias a los Acuerdos Comerciales Regionales. Para el caso de España, además, permite señalar por sectores, si son aprovechadas sus ventajas comparativas.

      Beneficios derivados de la liberalización de movimientos de capital y la IED, del acceso a los mercados públicos, de la armonización fiscal o de la libertad de movimientos de trabajadores quedan relegados a futuros trabajos.

      Efectos más dinámicos como la incidencia sobre el dinamismo empresarial o la innovación y el progreso tecnológico también han quedado aplazados a posteriores estudios.

      Existen también impactos negativos en los procesos de integración comercial y que han quedado fuera del ámbito de estudio de este trabajo. Efectos redistributivos que tenderán a magnificarse dependiendo del tipo de comercio que se intensifique. Así, por ejemplo, un aumento del comercio interindustrial obligarán a las industrias más protegidas a reconvertirse. Si el crecimiento lo es de tipo intraindustrial, los «costes pueden ser más difusos y aparecer en forma de racionalización de industrias mediante procesos de fusiones, cierres y absorciones para obtener una estructura industrial eficiente».

      REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS AGNOSTEVA, D., ANDERSON, J. E. AND YOTOV, Y. V. (2014). Intra-national trade costs: Measures and aggregation (No. w19872). National Bureau of Economic Research.

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