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El arte del resentimiento. Tentativas de sentido de la experiencia del dañado desde la filosofía y el arte

  • Autores: Cristina Peralta Martín
  • Directores de la Tesis: Fernando Broncano (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad Carlos III de Madrid ( España ) en 2020
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Carlos Thiebaut Luis Andre (presid.), María del Carmen González García (secret.), Remedios Zafra Alcaraz (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid
  • Materias:
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  • Resumen
    • Los nombres más ilustres dentro de la filosofía moral y de las emociones coinciden en su descrédito general del resentimiento. De forma resumida, según la interpretación clásica, el resentimiento vendría a ser una expresión de nihilismo por parte de aquellos individuos que no son capaces de mirar al mundo, en especial a sus partes más dolorosas, directamente y con sinceridad, sino que necesitan distanciarse a través de ideales que maquillan su verdadera actitud hacia este. Con este trabajo me propongo recuperar al resentimiento para el humanismo como una virtud, como una capacidad de la agencia humana para señalar la injusticia e imponerse a los azares del destino, en lugar de un síntoma de nihilismo.

      En resumen, los principales objetivos del trabajo se pueden resumir en tres puntos: 1.- Refutar las creencias negativas sobre el resentimiento principalmente en el ámbito de la filosofía. Para ello, presento un estado del arte así como el comentario y la aportación propia a los debates actuales sobre el resentimiento principalmente en las ramas de la moral, filosofía de las emociones y filosofía de la mente.

      2.- Desentrañar el papel del resentimiento en procesos de gestión de la identidad asociados a la experiencia del daño: propongo un análisis innovador del resentimiento como mecanismo implicado en procesos narrativos de gestión de la identidad, la memoria y la acción (en general para la formación de capacidades de autoconocimiento y agencia) 3.- Mostrar el papel activo de las emociones en general y del resentimiento en particular como motor cultural e histórico.

      Esta reivindicación de las virtudes del resentimiento se desarrolla en dos partes: una primera titulada “Una genealogía del resentimiento”, donde se aborda el concepto principalmente desde la filosofía moral y filosofía de la mente, en diálogo con los estudios nietzscheanos contemporáneos.Y otra segunda parte titulada: “Una estética del resentimiento”, en la que se tratan tres ejemplos de arte representativos de este potencial creativo y transformador al que aludo.

      Para rehabilitar el valor moral del resentimiento, en primer lugar es necesario demostrar que la gran mayoría de sus críticos se basan en una lectura errónea y parcial de la obra de Nietzsche. En el tercer capítulo ofrezco de una relectura crítica de La Genealogía de la Moral, como aquel texto en el Nietzsche desarrolla más sistemáticamente su concepto de resentimiento (ressentiment). Quiero plantear que una de las formas más fructíferas hoy en día de acercarse a dicha obra es entenderla como una meditación sobre la agencia y el autoconocimiento de los que es capaz el sujeto moderno. Las conclusiones más originales que se deducen de este acercamiento son, por un lado, la interpretación de los conceptos “morales” de Nietzsche (a saber, la libertad, el autoconocimiento y la autonomía) como estándares de éxito para la agencia y, por otro, la revelación de las fuerzas reactivas, y especialmente del resentimiento, como ingredientes indispensables para cualquier posibilidad de un sujeto emancipado.

      El guión que sigo en el tercer capítulo es el siguiente: dedico el epígrafe segundo y sus sub-epígrafes a la exposición de una lectura personal de La Genealogía de la Moral. Recorreré los conceptos más genuinos de Nietzsche, estos son, el resentimiento, la voluntad de poder, la libertad, el autoconocimiento y la autonomía, para sentar las bases desde las que trabajaré en el siguiente capítulo. En primer lugar, defiendo el interés de hacer una lectura desde la teoría de la acción contemporánea de La Genealogía de la moral. La Genealogía es un tratado sobre el papel de cultura occidental en la subjetivación del individuo, no sobre una moral universal. A continuación, abordo el texto de Nietzsche ciñéndome al orden de su razonamiento. Con ello pretendo detenerme en sus paradojas y contradicciones y evitar conclusiones apresuradas o aforismos sacados de contexto que descuiden la profundidad de su pensamiento. En el comentario al “Primer Tratado" mostraré a Nietzsche más como un no-cognitivista que un naturalista. Si bien la crítica de Nietzsche a las categorías a priori atribuidas al sujeto racional es más que evidente, defenderé que sí concibe su utilidad como estándares de éxito con los que medir la agencia. En el comentario al “Segundo Tratado” discutiré con Deleuze acerca de su interpretación sobre la dinámica entre las fuerzas activas y reactivas en la construcción del sujeto. Demostraré, en contra de lo defendido por Deleuze, que las fuerzas reactivas no son las responsables de la autorrepresión del sujeto, sino las encargadas de responder y mantener la memoria de la opresión. No podría existir un sujeto emancipado sin una colaboración entre fuerzas activas y reactivas. Por último, repasaré los modos culturales de evasión y reproducción del dolor y sostendré, junto con Nietzsche, la necesidad de reflexión sobre el propio sufrimiento para construir un sujeto emancipado.

      Una vez presentada esta relectura de La Genealogía de la moral, en el siguiente capítulo definiré qué debe entenderse por el fenómeno del resentimiento, dialogaré con las críticas tradicionales y ofreceré mis propias conclusiones. Defenderé la voluntad activa del resentimiento con el objetivo de responder a la crítica nietzscheana que iguala la reactividad del resentimiento a mera pasividad. He de subrayar que no pretendo una defensa de todo tipo de resentimientos, pero creo que Nietzsche estaría de acuerdo en afirmar conmigo que ciertos resentimientos pueden sustentar una vida, y que él mismo vivió de ellos. El guión que sigo en el cuarto capítulo es el siguiente: en el segundo epígrafe, a modo de resumen y conclusión del capítulo anterior, realizo una comparación entre los conceptos de voluntad de poder y resentimiento y demuestro que el sujeto real requiere de una combinación de las características de ambos. En el siguiente punto, considero una de las principales críticas elevadas contra el resentimiento desde los estudios nietzscheanos contemporáneos, esta es, la condena del resentimiento como un fallo de autoengaño en la identidad práctica del sujeto. Tras argumentar que el resentimiento no conlleva necesariamente a autoengaño, en las siguientes secciones desarrollo diferentes aspectos de mi hipótesis sobre la capacidad de resentirse como una facultad necesaria para la construcción de la subjetividad y la agencia práctica, así como la constitución de un sujeto político. Demostraré, con ayuda de las investigaciones de Paul Katsafanas y R. Jay Wallace, que el resentimiento cumple con las características y la estructura básica de la acción intencional. Sin embargo, el resentimiento debe ser entendido como un caso límite de agencia que tiene lugar retrospectivamente cuando las posibilidades de acción han sido severamente limitadas. De esta forma, el resentimiento se descubre como una forma activa de actuar sobre la propia memoria. Acabo abordando el carácter narrativo del resentimiento. En estos últimos epígrafes, defiendo que el resentimiento requiere ser narrado, que debe dársele un espacio y un tiempo público en los que pueda articularse esta narración si queremos llegar a captar la enseñanza moral que porta en sí misma la interpelación del resentido.

      En la segunda parte del trabajo El resentimiento es el motor creativo detrás de muchos objetos culturales. En el caso que estudió Nietzsche, el resentimiento es el productor de la moral judeo-cristiana, en mi caso, planteo la hipótesis de que existen una serie de obras y artistas que deben entenderse bajo la condición del resentimiento. Esto quiere decir que hay cierto arte que sólo se puede entender en todas sus implicaciones si se le reconoce su carácter resentido. Son obras que tienen un componente de acción simbólica que entra en conflicto con el mundo que le tocó vivir al artista, que pretenden actuar sobre él y transformarlo. Se trata de obras que no están hechas para ser admiradas porque te devuelven la mirada. Son obras demandan de nosotros que nos posicionemos, que auscultemos nuestra sensibilidad y elaboremos un juicio sobre quiénes somos y cuál es nuestra posición en el mundo respecto a lo que la obra presenta. En resumen, el objetivo principal de la segunda parte de este trabajo es la definición de un paradigma interpretativo que permita la aglutinación de una serie de obras, hasta ahora sin relación, bajo un contexto de producción mediada por el resentimiento.

      En el capítulo quinto trato uno de los primeros ejemplos de la historia de arte conscientemente resentido: Memorias del subsuelo, de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski. En primer lugar realizo extenso por contexto personal e histórico de Dostoievski, esencial para entender el trabajo de un autor tan autobiográfico como este. Defino la relación que tuvo con las ideas socialistas, por un lado, y por otro, con las teorías materialistas y utilitaristas que se asociaron con el socialismo ruso en la década de 1860. También examino su experiencia en los campos de trabajo siberianos y mostraré cómo influyó en su posterior posicionamiento político. A continuación, continúo con el comentario de la obra Memorias del subsuelo. El interés de analizar esta obra en concreto radica en que Dostoievski la produjo como toma de posición en el debate social que estaba teniendo lugar en Rusia acerca de la propia identidad rusa y su autoconstitución. Es una obra que habla, por tanto, del resentimiento identitario y del resentimiento de clase. Dostoievski ofrece gracias a la maestría de su observación psicológica una imagen del resentimiento con todas sus luces y sus sombras, y propone, por encima del hombre de acción o del homo œconomicus, al hombre de subsuelo como aquel donde reside la verdad de lo que significa ser humano.

      En el siguiente capítulo utilizo la obra de la artista franco-estadounidense Louise Bourgeois para mostrar el resentimiento como una forma eminentemente moderna de sensibilidad con la que situarse en el mundo y elaborar un proyecto de subjetivación personal. El resentimiento representa su forma de abordar el que tal vez sea el tema de mayor carga existencial de su producción: cómo puede el sujeto apropiarse de lo que otros le han hecho, esto es, cómo puede volver lo accidental, necesario. En contra de la afirmación de Nietzsche de que el resentimiento ata al pasado, defiendo que la reflexión sobre el presente y el futuro está igualmente implícita en él. Elaboro mi argumento con ayuda de las ideas desarrolladas por Butler en Dar cuenta de sí mismo, y comentaré la pieza de los años 60, La visión desde el fondo del pozo, para demostrar que el resentimiento puede ser una postura crítica con el pasado y responsable hacia el futuro.

      El séptimo y último capítulo está dedicado a un arte representativo del resentimiento de raza: el flamenco gitano. El flamenco aporta respecto a los ejemplos anteriores la particularidad de que el artista no es un individuo sino un colectivo de sujetos cuyas aportaciones e innovaciones se han acumulado durante casi seis siglos. Comenzaré realizando un breve recorrido histórico por la política racial española que desde 1499 hasta nuestros días ha perseguido el exterminio cultural de la comunidad gitana, para pasar a proponer una lectura del flamenco como una forma contradiscurso en lucha por la significación de esta parte de la historia. Defiendo junto con el músico e investigador Pedro Peña Fernández que, como uno de estos artes resentidos, el flamenco está determinado en su forma y contenido por el colectivo que lo creó, por su particular experiencia histórica de daño y por su utilidad para la supervivencia de la comunidad. Terminaré tratando la cuestión de la apropiación cultural del flamenco y las consecuencia estéticas y morales que el apropiacionismo conlleva tanto para la comunidad gitana como para la no gitana.

      Metodológicamente, mi investigación se encuadra dentro de los estudios culturales, lo que en sí mismo supone una innovación en el tratamiento de la emoción del resentimiento, ya que habitualmente no ha sido pensada en su relación con el poder y como producto social, sino sólo en el terreno de las emociones morales. Los estudios culturales no han desarrollado un corpus metodológico tan ortodoxo como otras áreas, ya que tienen una voluntad interdisciplinar que exige rearticular creativamente los procedimientos de unas ramas y otras. Mi investigación se nutre de disciplinas como: ética, historia de la filosofía, psicología, literatura, crítica de arte, teoría del arte, estética, antropología, sociología, etcétera. En este sentido, defino mi trabajo como multidisciplinar y plurimetodológico. No obstante, hay varias líneas metodológicas destacadas en mi aproximación a los distintos objetos de estudio (obras) que describo a continuación: -Genealogía: para cuestionar teorías y creencias arraigadas sobre el resentimiento tanto en filosofía como a nivel cotidiano y mostrar su surgimiento como productos de relaciones de poder.

      -Análisis del discurso: el resentimiento es una cuestión identitaria por lo que analizar quién es el que habla tras el resentimiento es esencial para entender su significación social, política, histórica y cultural. Incluye todo tipo de textos: testimonios, obras científicas, declaraciones institucionales, etcétera.

      -Enfoque etnográfico e histórico: para el estudio de casos concretos que permitan entender el funcionamiento del resentimiento en distintos contextos de opresión.

      -Enfoque fenomenológico-hermenéutico: prima el interés de entender el objeto de investigación en su “forma vivida” sobre la crítica distanciada.

      -Análisis visual: las fuentes artísticas de las que me sirvo no son solo textuales sino que proceden del ámbito de las artes plásticas, el cine y el teatro.


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