En los últimos años se ha manifestado la necesidad de considerar la identidad de género en los marcos teóricos y metodológicos de la investigación, así como en la intervención. Como evidencia de este creciente interés por conocer la realidad de las personas transgénero, se observa un aumento exponencial de publicaciones de investigación científica en los últimos 15 años. Es innegable que las personas trans se enfrentan a episodios severos de victimización y discriminación en un sistema social cis-hetero-patriarcal que afecta a su salud y bienestar, explicado en profundidad a partir del modelo de estrés minoritario de Ian Meyer y sus posteriores actualizaciones. Esto ha llevado a que las investigaciones se centren en la salud transgénero desde una perspectiva patológica, en la que destacan temas como las conductas de riesgo o los problemas graves de salud mental. Estudiar esta área de la salud es sin duda crucial, pero al mismo tiempo falta investigación sobre elementos que construyan resiliencia o al menos ofrezcan una visión más normalizadora, positiva y completa de la salud transgénero. En cuanto a otras limitaciones metodológicas, las muestras utilizadas en los estudios transgénero suelen obtenerse con muestreo no probabilístico (como el muestreo de bola de nieve o el muestreo en cadena). Al mismo tiempo, pocos estudios a gran escala incluyen preguntas para conocer la identidad de género de los participantes. Puede ocurrir que grandes estudios logren recopilar información sobre personas transgénero, pero dentro de la comunidad LGBT, lo que nos permite tener datos, pero no de forma diferenciada y clara. Además, en el caso de estudios realizados con muestras aleatorias y de gran tamaño, proceden de países occidentales y de habla inglesa, por lo tanto, existe una tendencia a generalizar los resultados de las personas que viven en estos contextos a países cuya legislación o sensibilidad a la diversidad de género puede ser diferente. El propósito de esta tesis doctoral ha sido aportar una visión general de la salud y el bienestar de los adolescentes transgénero en España. En primer lugar, se evaluó la utilidad del enfoque de dos pasos como medida de la identidad de género en la adolescencia. En segundo lugar, se estudiaron diferentes dimensiones de la salud, que abarcan estilos de vida, salud mental y contextos de desarrollo, considerando las características de los adolescentes transgénero. En tercer lugar, a partir del marco de estrés de las minorías, se estimó la prevalencia de implicación en episodios de acoso y ciberacoso. Finalmente, Se exploró un modelo integrador de la influencia del apoyo social percibido en la calidad de vida relacionada con la salud cuando se vive la victimización en la escuela según la identidad de género. Esta tesis se ha desarrollado en el marco del estudio Health Behavior in School-aged Children (HBSC), una colaboración internacional de investigación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que participan más de 50 países realizando un ciclo de encuestas cada cuatro años. Sin embargo, esta tesis utilizó únicamente datos obtenidos en España. La muestra se seleccionó mediante un muestreo aleatorio polietápico estratificado por conglomerados, teniendo en cuenta la edad de los participantes, el tipo de hábitat y el tipo de colegio, con el fin de obtener una muestra representativa a nivel nacional de la población española de adolescentes de entre 11 y 18 años. años. En la edición de 2018, 40, Participaron 495 adolescentes. Para la presente tesis dispusimos de datos de 17.678 jóvenes entre 15 y 18 años (aquellos que respondieron ambas medidas sobre sexo e identidad de género autopercibida). De este grupo, 303 jóvenes fueron identificados como adolescentes transgénero. De los 17.375 participantes cisgénero restantes, se utilizó un remuestreo basado en emparejamiento para facilitar la igualación de la muestra, teniendo en cuenta las variables de edad, país de nacimiento, nivel socioeconómico, tipo de escuela y tipo de hábitat. La muestra final estuvo compuesta por 303 adolescentes transgénero y 909 adolescentes cisgénero con un perfil comparable. Así, la muestra final fue de 1.212 adolescentes. Los resultados obtenidos en esta tesis mostraron que los adolescentes transgénero reportaron peores indicadores de salud en todas las áreas evaluadas que los adolescentes cisgénero, destacando peor salud mental, menor percepción de apoyo social y mayor implicación en episodios de acoso y ciberacoso. Esperamos que este nuevo aporte pueda servir para validar las experiencias de los adolescentes transgénero, pueda incentivar a los académicos a realizar nuevas líneas de investigación desde un enfoque sensible, positivo y basado en las fortalezas, así como también esperamos que este trabajo sirva para detectar áreas de vulnerabilidad. y fortaleza para desarrollar intervenciones y políticas basadas en evidencia destinadas a mejorar su bienestar.
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