El sistema más empleado para tratar los residuos urbanos es el vertido controlado. En los vertederos, los residuos se descargan y se extienden formando capas regulares sucesivas de espesores varaibles; en cada capa, los residuos se compactan y se cubren con tierra u otros materiales apropiados.
En estas condiciones, el residuo (principalmente la materia orgánica) sugre a lo largo del tiempo un proceso de degradación anaerobia que da como consecuencia la generación de un conjunto de gases, conocidos como biogás de vertedero, constituidos principalmente por metano (50-60%), dióxido de carbono (30-40%) y otros gases (H2, H2S, N2, H2O, VOC's ..) que están presentes en concentraciones muy pequeñas (<5%).
La extracción de este biogás se considera necesaria desde el punto de vista medioambiental ya que se eliminan compuestos que contribuyen de manera importante al efecto invernadero, se eliminan riesgos de explosiones e incendios, daños a la vegetación, olores desagradables, etc. Por otra parte, desde el punto de vista energético también puede ser rentable su recuperación ya que al contener metano, éste le confiere un valor energético que puede ser fácilmente aprovechado (5000-6000 kcal/m3N).
En el presente trabajo se ha abordado tanto el punto de vista ambiental como energético. Para ello, se han llevado a cabo tres estudios experimentales.
En el primero, se ha establecido una metodología de muestreo y caracterización de los gases generados a diferentes profundidades en vertederos sin desgasificar.
Se ha comprobado cómo la actividad degradativa que tiene lugar en el interior de las plataformas de vertido permanece durante años después de haber sido clausurado el vertedero. Se han detectado porcentajes de metano incluso superiores al 50% en un vertedero que llevaba clausurado más de diez años y, en algunos puntos de muestreo, concentraciones por encima de las máximas permitidas para compuestos tóxicos en el bio
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