En la actualidad, el denominado patrimonio inmaterial es considerado como una parte integrante más del repertorio patrimonial de cualquier país, situándose a la misma altura en cuanto a su consideración que otros bienes culturales. ya sean estos muebles o inmuebles. Su gestión se hace bajo unos criterios determinados, unos instrumentos legales concretos, y unos principios filosóficos que definen el modelo de patrimonio cultural.
Con independencia del protagonismo que este patrimonio ha adquirido recientemente, algunas de las expresiones que hoy integran la cultura inmaterial, consideradas desde el 2003 dentro de este ámbito patrimonial, durante algún tiempo fueron consideradas residuales, menores, subordinadas o periféricas; otras veces relegadas al olvido, e incluso prohibidas, corroborando lo que a los fines de este trabajo se demuestra en algunos aspectos, ser culturalmente injusto, socialmente desigual, económicamente utilitarista y materialmente obsesivo.
A lo largo de las últimas dos décadas, diversas expresiones o prácticas culturales tales como las alimentarias han pasado también a ser consideradas patrimonio inmaterial, constituyendo un objetivo prioritario a la hora de llevar a cabo intervenciones de restauración, activación, documentación, promoción y sobre todo, musealización. Se puede afirmar que asistimos a una nueva tipología de museos, denominados a lo largo de este trabajo museos alimentarios o museos de la alimentación. En el presente trabajo se aborda el viaje de la comida desde su producción hasta el museo, proponiendo un estudio de corte vertical sobre la existencia de los 209 museos catalogados en la actualidad en España, tratando de construir un concepto que los defina, realizar un análisis sobre sus principales particularidades, e identificar las contradicciones que les caracterizan.
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