La arquitectura del Centro Histórico de Cuenca (CHC) ha conformado su identidad material en base a la tradición constructiva y a diversas incidencias socio culturales, políticas y económicas. La simbiosis prehispánica, hispánica, republicana, moderna y contemporánea ha colocado estilos, modelos y prácticas posibles de ampliar y comprender; además, después de cuatro décadas de la declaratoria de patrimonio nacional y dos de patrimonio mundial esta riqueza patrimonial no ha consolidado una ruta para su conservación activa e investigación integral.
Como evidencia relevante la fachada expone la síntesis de esta problemática. Su deterioro se define por la falta de conocimiento técnico, la caducidad normativa, la incidencia de la contaminación ambiental y la intensidad de las acciones humanas. A partir de ello, la presente investigación estudia un conjunto de materiales históricos localizados en la fachada de 35 edificaciones patrimoniales ubicadas en el área de primer orden del CHC. El marco metodológico incluye dos segmentos, la lectura histórico constructiva y la caracterización preliminar de materiales significativos a través de técnicas físico, mecánicas y analíticas. También se incluye la investigación descriptiva, el estudio de fuentes secundarias y el levantamiento de información en campo para priorizar 20 materiales y describir las lesiones patológicas recurrentes. En adelante, el estudio estratigráfico y el dictamen patológico permiten definir el estado de conservación y la construcción a nivel relativo de las secuencias histórico constructivas, de degradación e intervención. Según las dos primeras secuencias, 14 materiales concluyen que su deterioro se debe a las relaciones temporales de posterioridad (cruce o corte) en presencia del propio material, y de morteros de junta y revestimiento. Los actos constructivos y destructivos visibles en el registro arqueológico agregan afecciones físicas (40 %), mecánicas (30 %) y antrópicas (21%). Y, la acción conjunta jerarquiza puntos de intervención de mantenimiento y tratamiento particularizado, conjuntamente con la rehabilitación. Por su parte, la caracterización de dos materiales considera al travertino de Sinincay (rosado, verde, plomo y amarillo) y al ladrillo artesanal (de Racar, Sinincay y El Tejar) como hitos de la cultura constructiva local. Su estudio se basa en probetas comerciales de procedencia histórica conforme procedimientos normalizados del ámbito europeo, norteamericano y ecuatoriano, según las adaptaciones necesarias. Al mismo tiempo, no descarta la continuidad de la investigación sobre indicadores de deterioro y alteración con muestras de campo.
Como resultados se define que el travertino, mejor conocido como mármol de Cuenca, es un material sedimentario de composición calcítica simple, textura cristalina, cavidades dispersas, saturación y coeficiente de absorción variable. A nivel mecánico presentan comportamiento homogéneo a compresión, cuasi elástico a talla paralela y no elástico a talla perpendicular, es decir, cumple las especificaciones técnicas; además destaca que, según las variaciones cromáticas, el amarillo es el de mejores prestaciones, pero el rosado es el de mayor uso y reconocimiento social. Por su parte, el ladrillo presenta composición mineralógica y granulométrica de rotura frágil e inferior a las determinantes normativas a independencia del origen; incluso, desde el examen visual y la cromática se evidencian matices del ciclo productivo que afectan sus prestaciones, al punto de descartarlo como material para la intervención o la construcción en general. Finalmente, la propuesta desarrollada se muestra solvente e identifica campos complementarios para su mejora y continuidad a corto plazo como apuesta a la conservación del CHC desde una visión técnica, ética y responsable. También aporta una base de datos y conocimientos propios de la cadena de valor patrimonial, y delimita una ruta para su desarrollo.
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