Llegados los años 90 se han llevado a cabo los primeros estudios metodológicos sobre emociones y neurociencia aplicados a la ciencia política. En 1995 se realiza un primer estudio piloto para medir los estados de ánimo despertados por los candidatos a las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Robert Dole y William Clinton. En este sentido Máiz (2010) abordó la dicotomía razón/emoción desde la óptica que subyace en la teoría política moderna. En la misma línea, Marcus (2000) nos presenta su teoría de la inteligencia emocional, la constatación y la insostenibilidad de la exclusión preexistente de las emociones en la psicología política, señalando a una interconexión entre los afectos y la cognición. En este trabajo de investigación se analiza el impacto de las emociones en los principales constructos del comportamiento político; el liderazgo, la identificación partidista y, por último, la decisión de voto. Por una parte se analiza qué tipo de emociones, cuáles en cada tipo, y en qué magnitud afectan a cada uno de los tres constructos del comportamiento electoral. A esto se le denominará arquitectura emocional.
El análisis se abordará desde una perspectiva comparada. Para ello, se utilizarán tres estudios políticos correspondientes a tres contextos políticos diferenciados: España (democracia parlamentaria); Portugal (democracia semi-presidencial); y Ecuador (democracia presidencialista). Para cumplir con el propósito de la tesis doctoral, se emplearán técnicas estadísticas sofisticadas.
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