La comunidad científica aún no ha conseguido estimar con precisión las causas de muerte más relevantes. En los países de renta alta los registros de defunciones y/o los procedimientos de autopsia patológica brindan información muy valiosa para dicho fin. Sin embargo, se dispone de muy poca información -basada en la evidencia-sobre las tasas de mortalidad y sus causas específicas en países de renta baja y media (LMIC, por sus siglas en inglés). En estos países, donde la mayoría de las muertes ocurren fuera de los centros sanitarios, y no se realizan autopsias de rutina, la investigación sobre la causa de la muerte se limita, a menudo, a la práctica de autopsias verbales (VA, por sus siglas en inglés), un método con limitaciones importantes. Este desconocimiento ha generado importantes debates sobre las estimaciones recientes de causas específicas de mortalidad y carga de enfermedad, particularmente sobre el papel que juegan las enfermedades infecciosas, que se consideran responsables de la mayor carga de morbimortalidad en LMIC [1].
Las autopsias completas (CDA, por sus siglas en inglés) son consideradas el método de referencia para informar sobre la causa de la muerte. Sin embargo, son difíciles de realizar en áreas rurales de LMIC, no sólo debido a la falta de experiencia técnica, sino que también por su frecuente baja aceptabilidad [2]. En este contexto, existe una necesidad urgente de establecer nuevos métodos más aceptables y menos invasivos, que sean una alternativa a la CDA y complementen los métodos actuales de VA sin comprometer el diagnóstico patológico y microbiológico. En los últimos años, y precisamente con este objetivo, se han desarrollado diferentes técnicas de autopsia mínimamente invasiva (MIA, por sus siglas en inglés) [2-10]. La MIA consiste en una serie de punciones post mortem, realizadas mediante agujas de biopsia, dentro de las primeras horas después de la muerte. Estas punciones tienen por objetivo obtener muestras de tejidos y fluidos corporales. Posteriormente, las muestras obtenidas se someten a una exhaustiva investigación histopatológica y microbiológica con el fin de determinar la causa de muerte subyacente. La validación de un nuevo protocolo MIA para la investigación de CoD en LMIC se realizó en Mozambique y Brasil, en una comparación directa con el patrón de referencia, la CDA, y en el marco del estudio "Validación de la herramienta de autopsia mínimamente invasiva para investigar la causa de muerte en países en desarrollo -CaDMIA". Los resultados del estudio han demostrado, en los diferentes grupos de estudiados (adultos, niños, recién nacidos, mortinatos y gestantes), una concordancia de moderada a sustancial entre los dos métodos, con valores Kappa de los análisis de concordancia en los diferentes grupos que van desde 0,40 a 0,78. [4-7, 10].Teniendo en cuenta estos datos, la MIA podría, potencialmente, actuar como una alternativa a la CDA en aquellas áreas donde esta última no puede realizarse con facilidad.
La implementación de una herramienta invasiva (aunque mínimamente invasiva) que pueda ayudar a refinar la determinación de la Causa de la Muerte (CoD, por sus siglas en inglés) proporcionada por métodos no invasivos como la VA, requiere una comprensión profunda de lo que es factible y aceptable a nivel cultural y/o religioso, y cómo, cuándo, por quién y en qué contextos deben ser abordados los familiares de una persona fallecida para solicitar el necesario consentimiento de la MIA. El estudio CaDMIA incorporó un riguroso componente de ciencias sociales para evaluar la aceptabilidad y la viabilidad del uso de la MIA en diferentes entornos culturales, religiosos y geográficos, Este componente tenía como objetivo entender las actitudes, creencias y prácticas locales relacionadas con las muertes que ocurren dentro y fuera del sistema de salud, y la aceptabilidad de la herramienta. Dicho componente se desarrolló en áreas rurales o periurbanas de cinco países: Mozambique, Mali, Kenla, Gabón y Pakistán.
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