La escritora mexicana Bárbara Jacobs y el pintor, escultor y diseñador gráfico Vicente Rojo se muestran como representantes del exilio heredado. Él nació en Barcelona en 1932, y se exilió en México en 1949, cuando la familia se reunió con su padre. La llegada a México fue como un segundo nacimiento, y se integró totalmente a la sociedad mexicana, donde se ha convertido en un artista plástico de referencia y un renovador del diseño gráfico. Aún así, el exilio de su padre y su propio desplazamiento han dejado huellas en su obra. Por su parte, Bárbara Jacobs proviene de dos familias de comerciantes libaneses que abandonaron su país y se trasladaron a México. Además, la experiencia de su padre como miembro de las Brigadas Internacionales, así como la convivencia con su primer marido, el escritor exiliado Augusto Monterroso, como también con el segundo, el exiliado republicano español de segunda generación Vicente Rojo, le han acercado a profundas experiencias del exilio que ella ha interiorizado. Estas vivencias de desplazamientos y de convivencia con diferentes lenguas y culturas la han llevado hacia una desidentidad. Los ejemplos de Vicente Rojo y Bárbara Jacobs se contextualizan con las experiencias de otros autores descendientes del exilio republicano español en México.
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