El espacio intermedio es un lugar que vincula un ámbito más privado con otro más público, pero no consiste en una mera conexión, sino que también posibilita de algún modo la estancia, el ejercicio de alguna actividad humana que permite la interactuación con los demás. Al no limitarse al mero transporte, articula mejor la progresiva apertura de la intimidad en los sucesivos círculos sociales en que esta se va desenvolviendo.
Los espacios intermedios son así facilitadores de las relaciones sociales concretas. Son más estables que otras relaciones virtuales, pues están vinculados a una materialidad que se comparte diariamente. El modo en que se articulan muestra facetas del modo de ser del hombre, y permite así una aproximación a la antropología y a la sociología. Pero también, visto de modo inverso, el tipo de concepción del hombre y de su sociabilidad también pueden influir en el planteamiento del urbanismo.
Este es el punto a partir del cual se propone el tema de esta investigación, es decir: ¿Cómo se han pensado estos espacios intermedios a lo largo de la configuración disciplinar del urbanismo? o ¿Qué peso han tenido en su evolución histórica? ¿Qué enseñanzas pueden entresacarse de la historia del urbanismo desde este prisma particular? Son cuestiones que requieren elaborar una interpretación historiográfica particular. Pero, por otra parte, también cabe preguntarse ¿qué influencia hay entre la concepción del hombre y su sociabilidad respecto a los planteamientos urbanísticos? Esto, a su vez, invita a detectar vínculos con otras disciplinas como la antropología y la sociología desde este prisma particular. Por último, ¿Qué claves puede aportar esta perspectiva en la consideración de los retos actuales del urbanismo? Tales son las cuestiones que pretende abordar esta investigación.
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