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El resurgir de lo religioso. La reactivación y el refuerzo del sentimiento religioso en contextos de emigración en sociedades secularizadas. El ejemplo de la iglesia ortodoxa de rumanía (ior) en cataluña

  • Autores: Jorge Fernando de Andrés Cardona
  • Directores de la Tesis: Angel Belzunegui Eraso (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat Rovira i Virgili ( España ) en 2021
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Josep Sánchez Cervelló (presid.), Manuel Hernández Pedreño (secret.), Almudena García Manso (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Estudios Humanísticos por la Universidad Rovira i Virgili
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: TDX
  • Resumen
    • JUSTIFICACIÓN:

      La elección del tema de nuestra investigación ha venido dada por el interés que nos ha despertado el creciente pluralismo religioso que se vive en España y en Cataluña, fruto de los procesos migratorios, los cuales aportan diversidad cultural, y la apertura del "mercado" religioso animado por un creciente proceso de secularización social y estatal.

      El actual escenario de libertad y pluralismo religioso vinculado a la inmigración hace que surja nuestro interés en saber de qué manera en una sociedad receptora secularizada se manifiestan en los grupos de inmigrantes sentimientos vinculados al resurgir religioso y qué los hace posible. Para ello hemos elegido la Iglesia Ortodoxa de Rumania (IOR) en Cataluña como objetivo de estudio. El principal motivo para centrarnos en la IOR es que la comunidad rumana constituye ya el segundo colectivo extranjero más numeroso tanto en Cataluña como en España.

      Por tanto, en este trabajo pretendemos: - Refutar que la teoría de la secularización tradicional se esté cumpliendo, es decir, que una mayor secularización de la sociedad no implica necesariamente el abandono o retroceso de las creencias religiosas ni en los grupos ni en los individuos.

      - Poner de manifiesto que la teoría de la secularización está basada en un análisis del mundo anglosajón y occidental protestante y católico, no habiéndose tomado en cuenta las sociedades de la Europa Oriental ni de la Ortodoxia.

      - Demostrar que el refuerzo religioso en determinadas comunidades de creyentes en proceso migratorio, en especial la IOR, se mantiene estable a pesar del clima secularizado de la sociedad de acogida en que viven su comunidad de creyentes - Confirmar y demostrar que la religión es un elemento de integración de los grupos inmigrantes en nuestro país y que aquel ha ido ganando relevancia en las últimas décadas a pesar del elevado grado de secularización de nuestra sociedad - Exponer y explicar cómo personar no creyentes originariamente en su país pueden llegar a ingresar en una comunidad de fieles durante su proceso migratorio.

      - Explicar por qué se produce este resurgir y refuerzo del sentimiento religioso, tanto en la sociedad actual en general como en los grupos de inmigrantes y de la IOR en particular.

      - Explicar cuáles han sido los factores socio-históricos que han llevado a la IOR a poder convertirse en un elemento de referencia para los ciudadanos rumanos y en un motor de motivación religiosa.

      - Intentar aportar reflexiones sobre cual es el posible futuro de la secularización y de la religión - Contribuir a visualizar la comunidad de fieles ortodoxos en general y a la IOR en particular, en España y Cataluña METOLOLOGIA El trabajo se aborda como un estudio de carácter etnográfico conjuntamente con un análisis sociohistórico con instrumentos de investigación cualitativa mediante entrevistas en profundidad y observación participante. Las entrevistas se plantearon incluyendo preguntas a los párrocos de la IOR en Cataluña de tipo biográfico, demográfico, sensorial, de conducta y de opinión. Para la realizaciń de las entrevistas se llevó preparado un guión con los temas o tópicos que se debían tratar. Todo ello ha sido complementado con los resultados de encuestas a los fieles de la IOR en toda Cataluña.

      El planteamiento de fondo se ha concebido como un estudio multidisciplinar y holístico incorporando diferentes disciplinas como la historia,la sociología, la religión, la teología y la geopolítica. Para la aproximación a estas disciplinas se ha optado por hacer uso de un enfoque descriptivo-explicativo para poder indagar en las relaciones entre el origen, la causa y el efecto de una situación particular. Por lo tanto, haremos uso de una perspectiva sincrónica por lo que respecta a bordar el tema de la IOR en el presente pero complementado con una visión diacrónica sobre los elementos, variables o los condicionantes que la han acabado definiendo.

      RESUMEN El trabajo se ha dividido en tres partes: la seularización y el futuro de la religión, el marco socio-histórico de la IOR y el marco religioso y migratorio de la IOR en Cataluña.

      En la parte de la secularización y el futuro de la religión se contextualiza el fenómeno de la secularización. Éste se define por una situación social en la que los contenidos religiosos dejan paso a otros de carácter laico por lo que respecta a la configuración de lo social. La secularización es un fenómeno de la Modernidad y que va unido a la Razón, por ello tradicionalmente se suponía que a mayor secularización más disminuiría el fenómeno religioso en la sociedad, por ser considerado producto de la irracionlidad, quedando a un nivel anecdótico o desapareciendo definitivamente. A lo largo de las décadas se puede constatar que esto no sólo no ha pasado sino que parece que nuestra sociedad actual está asistiendo a un renacimiento religioso generalizado. Al margen de lo problemático y equívoco del término, se pueden diferenciar varios tipos de secularización que van de la más difusa a la más comprometida en el plano político, fundamentándose todas ellas en el grado de limitación de presencia de lo religioso en el espacio público. Paralelamente a la secularización, autores como Iraburu constatan una pérdida de sensibilidad por lo sagrado. Nuestra hipótesis es que dicha pérdida de sensiblilidad por lo religioso no es más que la consecuencia de la secularización y no se debe confundir con ella misma. El filósofo Mariano Corbí defiende que la religión es el resultado de un sistema de producción económico de cada época. Por ello, cada época del estadio de desarrollo económico-social de la humanidad tiene su propio modelo de religión. El paso de un sistema a otro provoca la pérdida de sentido de los símbolos del periodo anterior. Actualmente, habiendo desaparecido las condiciones que hicieron posible la religión en la época preindustrial, la religión y su sistema de mitos y símbolos queda sin utilidad. La consecuencia para Corbí es la tendencia a la desaparición en una sociedad de la época industrial y posindustrial (que Corbi llama de la información). Sin embargo, el propio Corbí se ve obligado a explicar por qué la religión todavía no ha desaparecido cuando nos disponemos a entrar en la última etapa, para él, de desarrollo humano. El filósofo lo explica como una pervivencia de sociedades mixtas industriales y preindustriales cuya convivencia retrasa este final anunciado. Corbí señala que sólo el Islam en Europa pervive por ser éste un referente de identidad cultural. Esta afirmación, según la hipótesis defendida en este trabajo, permite extrapolarla también a otros grupos étnicos y religiosos como los ortodoxos (los cuales no son ni citados ni tenidos en cuenta por Corbí). Siguiendo a Corbí, éste autor también cita el fracaso de las ideologías como explicación de la crisis de la religión. No obstante, este autor no hace mención al nacionalismo que está en auge actualmente y que constituye un factor importante en las comunidades ortodoxas. Por otra parte, el fenómeno de la secularización no tiene una distribución espacial homogénea. Los autores han sacado sus conclusiones centrándose en Europa Occidental y en Estados Unidos. También han examinado la evolución del cristianismo católico y evangelista. Sin embargo, la secularización tal como es entiende en Occidente no ha llegado con tanta intensidad a la Europa Oriental y en el seno del cristianismo ortodoxo. El filososfo Gabriel Amengual cree que el actual estadio de pérdida de sensibilidad por lo religioso estriba en lo que el llama el nihilismo que nace con la propia secularización y acaba por destruirla a través de una especie de desligitimación de las instituciones mediante la propia Razón. Por lo tanto, para Amengual, la amenaza contra la secularización no es la religión y la fe sino el nihilismo que se ha apoderado de nuestra época. El supuesto colapso anunciado de la religión no se ha acabado produciendo y los efectos de la secularización parecen ser bastante heterogéneos. Esto da pie para que se alcen voces respecto a un supuesto resurgir religioso en el mundo. La explicación que da de ello el sociólogo Bericat es que ni la secularización ha triunfado totalmente pero tampoco cree que la religión tradicional esté en un proceso de retorno. Bericat creer que ambas opciones se encuentran en equilibrio con un amplio margen de indecisos que se encuentran en medio de estos extremos. No obstante, Bericat para hace esta afirmación se basa en estudios hechos en el mundo Occidental europeo. No se tiene en cuenta el ámbito de la Europa Oriental ni de la Ortodoxia. Así que una sociedad secularizada no lo está tanto, al igual que tampoco parece que haya existido nunca una sociedad totalmente religiosa, tal como exponen Stark y Iannaccone. La religión tradicional ha perdido su monopolio estatal e institucional pero esto ha llevado a una diversificación de la oferta religiosa en un mercado abierto. Esta pérdida del monopolio religioso por parte de las religiones tradicionales no debe ser visto como el fin de lo religioso. Efectivamente la identificación del aparato administrativo con lo sagrado ha contribuido a alimentar esta visión distorsionada sobre el fin de lo religioso. De hecho, Amengual, Nogués, Weimer y Rubio constatan que el fenómeno religioso no ha desaparecido pero se ha transformado. Por tanto, no se puede hablar tanto de un retorno de la religión sino de qué tipo de religión retorna y cómo lo hace. Son múltiples las opciones religiosas a las que se han sumado las consideradas “religiones sustitutorias o alternativas”. Muestra esto de una permanencia de la necesidad de lo religioso en los humanos que canalizan sus inquietudes tradicionales (ansia de liberación y salvación, explicación del sentido de la vida y de la muerte etc.) a través de formas variadas de sincretismo y espiritualidad, a veces muy personalizados, mediante un eclecticismo individualizado para llenar la dimensión subjetiva del mundo interior. Con ello se demostraría que lo religioso no puede quedar reducido a algo meramente estético o institucional, confirmándose como un fenómeno cultural humano de carácter universal y que pone en contacto al individuo con la idea de Absoluto. En consecuencia, lo religioso no ha desaparecido nunca, simplemente se ha transformado o mutado, en lo que Bericat llama un periodo postsecular, apareciendo bajo el prisma de otras manifestaciones y amparándose en el clima de confusión que estamos viviendo y que explica la gran cantidad de indecisos o poco comprometidos con las dos opciones más extremas: secularización total y religión tradicional.

      En la parte dedicada al marco socio-histórico de la IOR se describe y establece la posición que ocupa la IOR dentro del cristianismo ortodoxo. Perteneciente a la rama calcedónica o bizantina de la Ortodoxia, la IOR reúne en ella ciertas características que son propias de toda la Ortodoxia. Dichas características son: la importancia destacada del monacato como elemento de referencia y de salvaguarda de las tradiciones cristianas y nacionales (lo cual lo hace un indicador de vitalidad religiosa cuando aparece en el sí de una comunidad); una teologia particular (apofática) centrada en una visión de Dios que resulta indefinible e inabarcable (por lo tanto no está sujeto a investigación o especulaciones humanas ni a racionalización de ningún tipo a diferencia del catolicismo); el principio de symphonia bizantino por el que la Iglesia y el soberano actúan de forma armónica y mancomunada y en sintonía cada uno en su ámbito para el bien común de la comunidad (por lo que no tiene sentido el principio de separación Iglesia-Estado propugnado por la secularizción). A estas características hay que añadir una resistencia natural a las amenazas que ayuda a superar los fracasos y la ocupación extranjera. En este aspecto nuestra intención es reformular la teoría de Berger sobre los orígenes del secularismo y aportar una nueva visión. Berger explicó que una primera noción de secularismo ya estaba inscrita en el judaísmo y que éste transmitió al cristianismo y que floreció con el protestantismo. Nuestra hipótesis es iniciar el camino allí donde Berger veía una semilla de secularismo en el judaísmo para poner de manifiesto que también se daba al mismo tiempo en el propio judaísmo una semilla de antisecularismo. Ésta tenía su base en el fuerte sentido de resistencia del pueblo judío que le daba seguridad para superar las fatalidades históricas que tuvo que padecer a manos de las potencias que ocuparon su territorio. Dicha resistencia se veía animada en especial por un fuerte conservadurismo y fiel seguimiento de la tradición. Esta visión es la que heredó la Ortodoxia y la que ha venido caracterizando a esta rama del Cristianismo y que le ha servido para superar adversidades históricas cono la caída de Constantinolpla a manos de los turcos y el posterior dominio otomano o la amenaza comunista por citar unos ejemplos. Actualmente la secularización también supone para la Ortodoxia una amenaza que aquella encara con la misma filosofía de resistencia que ha venido aplicando durante su historia. La identidad del grupo se vería reforzada frente a la de sus vecinos a través de aunar tradición, nación, religión e historia como signos de referencia y reivindicación. Esto provocaría una faceta conservadora pues ésta no se trataría de un capricho o una postura filosófica o política ante la vida sino una necesidad para garantizar la supervivencia. Con ello, el nacionalismo se convierte en otro de los elementos clave para moldear la mentalidad ortodoxa. Gracias a esta identificación a un grupo, las difrerentes Iglesias consiguen aunar tras ellas la voluntad nacional de el pueblo al que representan, dotándolo de una herramienta identitaria que les permite identificar pueblo y religión como un binomio definitorio del grupo al que pertenecen. En el caso rumano esto se convierte casi en una necesidad pues durante la creación de Rumanía como país y del rumano como nación se producido en un ambiente de tensiones nacionales y reivindicativas tanto dentro como fuera del país por parte de nacionalidades o de los vecinos. Por tanto, la IOR, en base al principio de symphonia ya comentado, ayudó al naciente Estado rumano durante el siglo XIX y participó con el en la creación de la conciencia nacional colectiva a través de combinar religión, tradición, conservadurismo y nacionalismo. Esta combinación será inquebrantable hasta casi después de la caída de la dictadura comunista. La ecuación nacionalismo-Estado-Iglesia existente desde el periodo medieval,especialmente desde el siglo XIX, hasta el periodo del final de la Segunda Guerra Mundial no se hizo extraño al comunismo rumano. En realidad no fue difícil para los dirigentes rumanos incluirse en dicha ecuación, haciendo posible que continuara, por muy paradójico que pareciera, su existencia. En Rumanía el nacionalismo fue integrado dentro del comunismo, como algo propio merced a dos factores: el origen étnico de los primeros dirigentes comunistas rumanos, y el ansia de desmarcarse de la tutela de Moscú. La IOR fue identificada con una Iglesia nacional y ser parte de ella hacía posible definirse como verdadero rumano. Sólo a partir de la entrada de Rumanía en la UE esta comunión de factores parecerá que empiece a tambalearse, en especial la unión Iglesia-Estado, causando alerta entre los fieles y en ciertos sectores eclesiásticos y políticos. El futuro parece que ha de pasar por establecer una nueva estrategia de relación inter religiosa basada en el reconocimiento del pluralismo y el dialogo ecuménico que priorice las necesidades de una población diversa que cambie la controversia inter religiosa por la colaboración entre confesiones para el bien de la comunidad. La posición de la IOR no puede negarse que sigue siendo y será en los años venideros determinante y el interlocutor válido con peso ante el Estado. El uso que se haga por parte de los lideres religiosos de esta capacidad de influir en la opinión pública para conseguir más justicia social a la par que un desarrollo humano, espiritual y social en Rumaní dependerá del nivel de renuncia a conseguir un trato por parte del Estado propio de épocas históricas pasadas y de paradigmas que en la actualidad resultan claramente inapropiados y contrarios al sentir general.

      En la tercera parte dedicada al marco religioso y migratorio de la IOR en Cataluña se hace un análisis del trabajo de campo aportando testimonios y reflexiones de los sacerdotes entrevistados. Se combina esto con la exposición de los resultados obtenidos en la encuesta a los fieles de la IOR en Cataluña realizada por el equipo de Belzunegui en 2018, entre los que ha estado el autor de este trabajo. La distribución de la Ortodoxia y de la IOR en Europa, España y Cataluña muestran sobre todo uno de los factores que ha definido este siglo XXI, que es el de la emigración. Los rumanos han emigrado de su país, de forma especialmente masiva después de la caída del comunismo y la entrada en la UE para poder mejorar su calidad de vida y la de sus familias. Esto ha llevado a que tras ellos vaya la IOR para darles apoyo espiritual, lo cual ha hecho que se deba implantar en los territorios de más presencia migratoria rumana. A través de los testimonios y de las fuentes documentales y bibliográficas se observa como los feligreses de la IOR han permanecido fieles a su Iglesia, aún a pesar de estar viviendo en áreas donde la secularización está enormemente implantada. Es más, ha habido numerosos casos referidos por los propios sacerdotes, de idividuos que en origen no eran fieles practicantes o comprometidos, o simplemente no eran creyentes que se han acercado a la religión a través de la IOR e incluso han permanecido adscritos a ella incluso después de haber regresado a Rumanía. Semejante actitud no puede deberse únicamente a un interés material sino que se activan elementos, algunos de ellos expuestos a lo largo de este trabajo, tales como: el sentimiento nacional, la necesidad de establecer vínculos con compatriotas, la lejanía de la patria o un sentimiento de vacío existencial en una diferente sociedad de acogida. En España, la Iglesia Ortodoxa de Rumanía recibió el reconocimiento del Ministerio de Justicia el 4 de junio de 2004 como entidad religiosa. De todas formas, antes de esta fecha ya habían sacerdotes dando apoyo a sus fieles. En 2007 la IOR ya tenía 10 lugares de culto inscritos. En 2008 como ya había más de 30 parroquias en España, el Patriarcado de la IOR decidió elevar de categoría al, por entonces, Arciprestado de España y Portugal a obispado. En 2010, el número de parroquias era de 68 y en septiembre de 2013 ascendían a 93. La inmigración rumana tiene un componente específico debido a su gran movilidad por lo que en España ha sido desigual en su implantación por territorios y eso a provocado que las parroquias tengan un ámbito territorial más extenso de lo normal. La diáspora rumana es muy dinámica. Los sacerdotes han tenido que hacer frente a la dispersión que ha representado un verdadero problema a la hora de crear comunidades estables. Sólo la solidaridad intergrupal de la comunidad de creyentes ha hecho posible poder superar este tipo de adversidades. A la vez esta solidaridad ha hecho que los fieles de la IOR se reafirmen en sus sentimientos de pertenencia y actúe como elemento de refuerzo en su fe. Inicialmente, la Iglesia católica ha colaborado y ayudado a la IOR en sus diócesis, prestando recursos y edificios para que puedan ser utilizados. Mayoritariamente los rumanos en Cataluña provienen de las regiones históricas rumanas de Moldavia (no confundir con la República de Moldavia, país independiente y vecino de Rumanía) y Transilvania. El destino se suele elegir en función de la presencia previa de conocidos del mismo pueblo o de familiares. El desarrollo económico de una zona no es un elemento principal en la elección, contándose también entre otros elementos las oportunidades y condiciones que se van a encontrar allí. Por lo que se refiere a los motivos de los fieles de la IOR en Cataluña para acercarse a la iglesia son variados pero no por ello difíciles de identificar. Podemos establecer cuatro grandes bloques: los estrictamente espirituales, los utilitarios, los de índole anímica y sentimental y los de motivación material. No es necesario que los fieles tengan sólo uno de estos motivos, ya que éstos pueden combinarse o acumularse. El fenómeno de “retorno” a la Iglesia se produce también en un contexto de toma de conciencia de la tradición y los valores que se han de transmitir a las nuevas generaciones antes de que se pierdan. Esto se aplica en especial a los matrimonios con hijos pero también a aquellos rumanos que sienten una nostalgia de la patria. Al tratarse de una inmigración joven también se apunta como elemento de aproximación a la iglesia por una especie de reacción a un conflicto generacional. En Rumanía las parroquias suelen ser más conservadoras por estar mayoritariamente frecuentadas por adultos y ancianos. En cambio, en la diáspora la juventud se siente menos intimidada o observada y los hábitos puede que se perciban como menos rigurosos. La iglesia se acaba convirtiendo en un lugar de encuentros, donde se intercambia información, especialmente laboral. El sacerdote también se convierte en un punto clave para distribuir esta información después de la misa dominical. Alrededor de la parroquia se crean redes relacionales entre sus feligreses que les permiten integrarse en la sociedad catalana así como reforzar sus propios lazos personales y nacionales. La relación con Rumanía no se pierde e incluso se fomenta a través de colectas o ayudas en caso de desgracias naturales. Además, el centro parroquial se usa también como centro cultural, impartiéndose clases de rumano para los niños de la comunidad y lengua catalana y española para adultos y menores. También se realizan otras actividades culturales que ayudan a los fieles ha no olvidar su origen nacional. En conclusión parece que la religión y la iglesia ayudan a que los fieles de la IOR en la diáspora perfeccionen y mejoren su esfera relacional y emocional, a la vez que les permite compartir información y recursos para poderse desarrollar en la sociedad catalana.

      CONCLUSIONES La Ortodoxia, a la que pertenece la IOR, contiene en su interior varios elementos que la capacitan para poder neutralizar el secularismo. El más importante es el del conservadurismo y el mantenimiento de la tradición. Ambos heredados del judaísmo por el cristianismo. La Ortodoxia se ha visto en situaciones de amenaza y represión a lo largo de los siglos por lo que ha tenido que modular una estrategia de resistencia ante cualquier dominio exterior. El ambiente de enfrentamiento que siempre han vivido los pueblos de los Balacanes, entre los que se encuentran los rumanos, no ha hecho más que afianzar estos valores de resistencia y cumplimiento de la tradición. Por lo cual, los fieles se reafirman en sus creencias y no abandonan la fe en momentos de dificultades. Así, desde la óptica de la Ortodoxia, el fenómeno de la secularización no deja de ser una amenaza más que puede ser superar con los mecanismos de siempre. El monacato es la institución que refuerza este sentimiento tradicional de resistencia y perseverancia en la tradición. El monje da al fiel el ejemplo palpable que añadido al elemento nacional facilita que el fiel se perciba como perteneciente a algo superior y más grande. La emigración de los rumanos a territorios de la Europa Occidental fuertemente secularizados ha propiciado que la IOR se implante en ellos y a la vez actúe de centro de referencia a través de sus parroquias para dar apoyo espiritual, material y cultural a sus fieles en el extranjero. Las parroquias, a su vez, han ejercido de centros religioso pero también han sido de gran ayuda para que los vínculos emocionales, afectivos y nacionales de la comunidad permanezcan firmes y les ayuden a superar los momentos de angustia y soledad por estar en un país extraño y les apoyen en tener más oportunidades laborales y les hagan posible no perder sus raíces culturales y lingüísticas (en especial a los más jóvenes nacidos fuera de Rumanía). Los sacerdotes mantienen la cohesión y la unidad de la comunidad, aún a costa de tener que desplazarse grandes distancias en su territorio parroquial y se convierten en dinamizadores de la comunidad a la par que en un compañero y amigo más. Todo esto explica el por qué los fieles de la IOR siguen perteneciendo a su Iglesia, reforzando su sentimiento religioso. Por lo tanto, podemos afirmar que el proceso de secularización puede llevar tanto a situaciones de pérdida de sentimiento religioso como también a reactivarlo. Serán las condiciones particulares de cada sociedad o grupo, así como su tradición y bagaje histórico las que condicionarán que una sociedad se decante por una u otra opción.


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