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Resumen de Más allá de la forma: la huella del materialismo de georges bataille en el arte contemporáneo

Valeria Biondi

  • El objetivo de la tesis es encontrar la influencia del pensamiento de Georges Bataille en el arte contemporáneo. El filosofo francés es una figura peculiar y controvertida del siglo XX. Sus escritos se han acercado a los ámbitos más distintos: economía, sociología, filosofía; por esta razón ha sido necesario limitar el interés hacia su producción para poder así proseguir con la investigación.

    Documents es una revista de la cual Bataille ha sido secretario general; este es el punto de arranque sobre el cual la tesis se fundamenta. Se trata de un magazín que ha dado a la luz solo quince números en los años 1929-1930, un magazín que reúne un conjunto de personalidades muy variadas. Su título parece alejarnos de la historia del arte, subrayando la voluntad de informar de una manera neutral, como solo un documento puede hacer. Efectivamente, las materias documentadas son distintas, así como el mismo subtítulo sugiere: “bellas artes, etnografía, arqueología, doctrinas.” Michel Leiris, Carl Einstein, Georges Limbour, Georges Henri Rivière, son solo unos cuantos protagonistas más que, junto con Georges Bataille, escriben para esta revista, colocándose en un sitio distinto, tanto respecto a las otras revistas de la época, como respecto al movimiento surrealista desde el cual estos mismos se alejan. Si nos dejamos guiar por el subtítulo, vemos como los contenidos tratados son el reflejo de las personalidades que forman parte de este proyecto, pero es justamente la figura de Bataille la que se propone de unirlos a todos, de hacer que la revista tenga una cierta coherencia, aunque su breve vida.

    La elección de esta revista se debe a su carácter subversivo y rebelde, características que bien representan a la figura de Bataille. Documents es la primera y declarada manifestación de la filosofía bataillana, en esta se concentran la mayoría de los temas que el autor profundizará a lo largo de su obra. Encontramos aquí el origen de todo su pensamiento y demostrar también la conexión con todos los demás autores ha sido determinante a la hora de detectar la contaminación que cada argumento sufre. Conjuntamente, esto evidencia la importancia que la dimensión colectiva tiene para Bataille. Por tanto, en el primer capítulo de esta tesis se define el contexto histórico de Documents, sus contenidos y sus protagonistas. El arte aquí tiene un rol fundamental, por esto, establecida dicha revista como base de la investigación, se aclara el papel del arte en esta. El estudio del contexto nos lleva hasta la figura de Picasso como aquella figura preponderante de la época; el análisis de los contenidos nos lleva hasta un interés que supera la figura de este pintor llevándonos hasta un conjunto de personalidades consideradas como “autres” en el pensamiento de Bataille.

    El segundo capítulo es el centro de toda la investigación; aquí se profundiza el estudio sobre los contenidos de Documents. En la primera parte se definen los puntos principales del pensamiento bataillano. El dualismo, entendido como la polaridad entre las partes y nunca como una contraposición entre estas; la dépense, esa pérdida improductiva que el autor sitúa en todo tipo de sociedad; el bajo materialismo y, finalmente, la heterología. Estos son lo aspectos profundizados, pero es en esta última, en la heterología, donde todos los demás elementos se desarrollan y encuentran una colocación que le es propia: la heterología según Bataille es el mundo oscuro, el otro lado, aquel lado necesario que será el soporte para la teoría que esta tesis pretende alcanzar.

    El autor analiza la dialéctica entre forma y materia, añadiendo a la definición de materialismo el adjetivo “bajo” y lo hace justamente porque quiere alejar nuestra atención desde cualquier tipo de idealismo; el idealismo es para Bataille una verdadera subordinación al mundo de las ideas, porque una idea es algo abstracto, una idea es algo ilusorio y la idea por excelencia es la religión. El objetivo aquí es detectar la evolución de dicha teoría en el cuerpo y, a partir de este, cómo el cuerpo deja de ser cuerpo y se vuelve carne, carne como carnalidad, como organicidad. Es efectivamente en este contexto que la religión desarrolla un papel fundamental, porque el autor trata siempre de combatirla, aunque aparentemente no es la protagonista. La introducción al “bajo materialismo” ayuda a definir lo que es un sacrificio corporal, un sacrificio que el autor voluntariamente saca del contexto religioso, lo desnuda de cualquier devoción y lo reutiliza para llevarnos a escenarios lejanos, escenarios que se alejan de la común visión de sacrificio a la cual estamos acostumbrados. Los sacrificios aztecas son el ejemplo perfecto que permite a Bataille de demostrar cómo esta práctica llega a revelar el gusto por la muerte, una muerte que aquí no es el fin dela vida, sino parte de la vida misma. Para poder entender bien la relación que hay aquí entre el cuerpo y el sacrificio, dirigiéndonos más allá del acto en sí, es necesario profundizar aquellas fuentes que el autor utilizó para luego hacerlas suyas, contaminarlas con sus teorías. La figura de Marcel Mauss es sin duda una de las más importantes, sobre todo considerando aquellos aspectos sociales que miran al hombre como parte de una colectividad . Además, el estudio de Mauss sobre el sacrificio, escrito junto con Henri Hubert, demuestra como Bataille pudo trabajar sobre algunos argumentos para poder luego desarrollar su propio pensamiento. En la mencionada teoría del sacrificio, un ensayo que pretende definir un esquema, una rutina en el acto sacrificial sin considerar las distintas religiones, nuestro autor procede de una manera invertida: el sacrificio penetra en la esfera impura de lo profano, tratando de recuperar todos aquellos aspectos corporales que se pueden considerar como carnales. La victima sirve para conectar el mundo de lo profano con el mundo de lo sagrado y nuestro autor, dejando de lado la religión, excluyendo así cualquier promesa de redención, quiere demostrar la dimensión social del acto sagrado. Esta sale a la luz ahí donde el individuo cuestiona sí mismo en su propia intimidad, pero al mismo tiempo cuestiona el entorno que la rodea, llegando más allá de lo que es la mera subordinación a una idea.

    El bajo materialismo, junto con el sacrificio llegan a manifestarse en la forma corporal representando un cambio en la misma; este es un fenómeno que Documents lleva a cabo a lo largo de su breve vida a través de los artículos más distintos. Introducidos los principios fundamentales, le segunda parte de este segundo capítulo estudia y elige un conjunto de textos de la revista teniendo siempre en cuenta el cuerpo como la trama principal de la investigación. Profundizar estos contenidos nos conduce hasta la definición de tres distintas perspectivas; cada una de ella tratada de manera separada y respetando la edición cronológica de cada texto. De tal manera que las conexiones entre los argumentos son más evidentes a la hora de considerar la influencia del pensamiento bataillano en todos los contenidos de la revista. La primera perspectiva toma en causa el sacrificio del cuerpo como sacrificio de la forma. Los artículos aquí analizados reflejan la insinuación del bajo materialismo en la forma comúnmente aceptada, reconocida y, sobre todo, reconocible. Se trata de una alteración que pone en duda la forma corporal alterándola; se hace un análisis de la figura humana desde el punto de vista de la diferencia. La segunda perspectiva estudia los efectos que este sacrificio tiene sobre el cuerpo, determinando un desplazamiento de las partes orgánicas que aquí se definen como independientes respecto a la integridad del cuerpo. La idea es ver efectivamente un cuerpo seccionado, verlo en su aspecto más carnal. El sacrificio, en esta fase, supera la primera perspectiva, porque es a través de esta carnalidad que el ser hombre se acerca al ser animal. La tercera y última perspectiva relaciona el cuerpo con su cabeza. La cabeza y la cara son nuestra expresividad, nos permiten relacionarnos con el exterior y representan la cumbre de la racionalidad. Sin perder nunca de vista la lucha que Bataille conduce contra el idealismo, los textos analizados aquí toman en causa también la máscara. Esta es un icono del primitivismo, atrapa el rostro, genera inquietudes, dudas y posibilidades, dejando que la singularidad de cada individuo se pierda.

    Estas tres distintas perspectivas llevan la investigación a establecer una base teórica necesaria al estudio del arte contemporáneo, lo que pretende ser el objetivo último del trabajo. Bataille consideraba el arte como un momento de suspensión: el arte es dépense, un dispendio improductivo. El autor revindica la autonomía del arte considerándolo como algo que puede invalidar el mundo de las ideas; además, la pintura es la más idónea en este sentido y puede llegar a ser aquella trasgresión que el hombre necesita para superar los límites sin miedo.

    La segunda parte de la tesis pretende definir cuál ha sido la influencia del pensamiento bataillano en el arte contemporáneo. Los artistas considerados son: Francis Bacon y Henri Michaux. En el caso de Bacon, la investigación puede evidentemente sacar a la luz aquellos aspectos de esta pintura que hacen del cuerpo el protagonista absoluto: la dislocación de las formas, el hombre sacrificado, los rostros anónimos, rostros que al mismo tiempo logran siempre representar a las personas que ahí quedan atrapadas. Estos primeros elementos manifiestos en las telas están vinculados a la que es la posición del mismo pintor hacia la religión y hacia el hombre, elementos que dejan trazas de un posible bajo materialismo. El objetivo es utilizar los tres aspectos definidos en el antecedente capítulo de manera “aplicativa”, o sea tenerlos en cuenta como aquel método que permite relacionar los contenidos de Documents con las obras de Bacon. En estas últimas, elementos como las intenciones del artista, el proceso creativo, la distancia tomada desde el academicismo, el dualismo, la consciencia de la muerte, definen cuál es el hombre representado en estas pinturas. Se trata de un hombre que pierde la idea aceptada de sí mismo para alcanzar una carnalidad evidente, una carnalidad que nos muestra un bajo materialismo, bajo porque bataillano en su constante tensión hacia la pérdida del sí y, al mismo tiempo, aún vinculada a lo que queda del cuerpo. El pintor nos da la imagen de un hombre contemporáneo, un hombre que sufre un sacrificio que pasa a través de una dimensión cultural, lo sagrado y lo profano se manifiestan aquí más allá de cualquier sentido religioso. La piel, como límite, se supera llegando a una alteridad, llegando a una organicidad que cambia al cuerpo. La idea de semejanza deja de ser respetada, porque lo que cuenta aquí es únicamente la esencia que estos hombres dejan en las telas.

    El segundo artista tratado es Henri Michaux. Esta es una figura muy distinta respeto a la de Francis Bacon; Michaux es antes todo un artista hibrido, es un escritor que llega a la pintura por razones que lo acercan a Bataille y la primera razón es el idealismo. Según Michaux los libros representan el sistema y la convención; estos, junto con la escritura, son todo lo que él trata de combatir. La escritura lo lleva hasta el estudio de los signos y a partir de ahí llega a la pintura: porque la pintura es aquel medio que le permite superar los límites que el sistema de la escritura le impone. La relación entre Michaux y Bataille pasa a través de algunas revistas por las cuales colaboran en los años treintas y fue esta proximidad la que determina también una correspondencia. Aquí también los tres aspectos definidos en el capítulo dos, han sido empleados para apoyar el estudio de la influencia bataillana en la pintura de este artista. La experiencia corporal llega a un nivel superior respeto a la obra de Francis Bacon, ahora el cuerpo trata de llegar a un estado de éxtasi. Michaux, con el uso de la mezcalina, pinta tratando de analizar su propia psique para estudiar los procesos que llevan a inhibir la mente y así conseguir que los límites sean superados. La forma sacrificial que este mecanismo lleva consigo, se expresa a través de la indisolubilidad entre el éxtasi y el cuerpo. La investigación aclara además la relación entre el arte informal, movimiento con el cual el artista en cuestión fue muchas veces identificado, y lo “informe” bataillano, o sea una definición del diccionario crítico de Documents. Un término que, desde el punto de vista de la crítica del arte, ha sido muy utilizado con la intención de “aplicarlo” al arte misma. Definir el hombre y el cuerpo en la pintura de Michaux necesita de dos elementos más: el espacio y el movimiento, son estos elementos que llevan a la luz un cierto “humanismo”, así definido por la crítica, en estas pinturas, un humanismo que ayuda a explicar lo que es inhumano, hasta llegar en los rincones más oscuros de nuestra consciencia. En estas pinturas arte y escritura se confunden, estamos en presencia de algo que se puede definir como “los signos del cuerpo”, un cuerpo indefinido, exasperado y monstruoso. Michaux, con el uso de las drogas, utiliza su proprio cuerpo para pasar el límite y considera la consciencia como un verdadero órgano, llevando a cabo un desmembramiento corporal que nos confunde y nos conduce hasta la animalidad, generando un verdadero enigma.

    Los argumentos tratados en los dos primeros capítulos de esta tesis son el fundamento sobre el cual el discurso sobre el arte se apoya. Uno de los primeros objetivos ha sido determinar la contemporaneidad del pensamiento bataillano, un pensamiento donde la regla y la trasgresión de la misma, fenómeno que hace de la regla algo moralmente aceptable, es todo lo que más importa. Superar la moral religiosa a través de la pintura, evidencia la idea bataillana según la cual trasgredir es un deber, porque el hombre es tendencialmente un trasgresor. El bajo materialismo nos ayuda a reconducir todo a la pintura: trasladar el discurso sobre la norma social a la que se puede definir como una norma corporal y, por supuesto, descubrir cómo esta se viola en el arte. La trasgresión de Bacon es la siguiente: quedarse a lo límite del cuerpo, pintarlo sin destruirlo nunca, dejar espacio a la piel y a la organicidad. Bacon llevó la muerte a su obra, pero nunca se olvidó de la vida, ambas tuvieron espacios en sus lienzos porque esto es un hecho de la naturaleza humana. Michaux transgrede ahí dónde los límites corporales llevan consigo los límites psíquicos. El signo se hace cuerpo y no llega nunca a definirse por completo porque toca aquella animalidad que lo hace híbrido. Este pintor encarna lo que Bataille define como “el hecho estético”, se trata de una violación gradual que despierta la consciencia del cuerpo, para llegar definitivamente a la pintura.

    La finalidad de esta tesis no es una investigación comparativa entre estas tres figuras. En el estudio de los textos críticos sobre Michaux nos encontramos muchas veces con el nombre de Bacon, una conexión debida a una afinidad primero en el pensamiento, un pensamiento que parece llevarnos directamente a la figura de Georges Bataille. Las conexiones encontradas quieren reconocer antes todo una similitud en la visión del hombre y de cómo el hombre se define en la sociedad. Es a partir de esta consideración que llegamos al cuerpo. ¿El cuerpo importa hasta el punto de sacrificarlo en la pintura? Si pensamos a este fenómeno figurativo como un medio para llegar a la verdad, es quizás la búsqueda de una misma verdad la que ha llevado a estas tres figuras a compartir las páginas de esta tesis.


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