En una exhaustiva revisión acerca de las tendencias en la investigación sobre adopción, Palacios y Bodzinsky (2010) señalaban algunas líneas futuras de interés, entre las que se encontraba la necesidad de estudiar la integración social de los menores en sus grupos de iguales, en la escuela y en la comunidad. En los últimos años, se han realizado importantes esfuerzos por dar respuesta a esta pregunta (p. ej., Humphreys et al., 2019; Julian & McCall, 2016; Palacios et al., 2013). Sin embargo, la competencia social es un área compleja, que abarca diferentes conceptos y cuyo estudio exhaustivo requiere tener en cuenta aspectos como las características individuales de los menores, su conducta social, el contexto en el que esta se produce y las personas que le rodean y valoran la conducta (Dirks et al., 2007a). Por ello, abordar esta línea de investigación de forma comprehensiva implica estudiar a los menores en varios de sus contextos principales de desarrollo, considerando a múltiples informantes y a través de distintas metodologías. Precisamente esta es la tarea que se plantea en esta tesis doctoral. Para ello, se estudiaron las habilidades sociales y las relaciones interpersonales de menores adoptados internacionalmente de Rusia, de menores en acogimiento residencial y de un grupo de comparación de chicos y chicas de la comunidad. Los resultados de esta tesis doctoral evidenciaron que el desarrollo social de menores adoptados e institucionalizados se veía afectado por diversos factores. De entre las experiencias de adversidad temprana consideradas en este trabajo, la exposición prenatal a alcohol fue la que mostró un mayor efecto sobre la competencia social de los menores, de manera que quienes habían sufrido esta exposición mostraban menos habilidades sociales que quienes no habían estado expuestos. A lo largo de esta tesis doctoral también ha quedado patente la existencia de diferencias considerables entre la percepción de los propios menores, sus padres, cuidadores institucionales, del profesorado y de los iguales al evaluar la competencia social. Uno de los hallazgos destacables de este estudio tiene que ver con las amplias dificultades encontradas en las relaciones con iguales de los menores que han vivido experiencias de adversidad, especialmente en los adoptados internacionalmente. Entre estos menores se detectó un alto porcentaje de rechazo en el aula, que se mantuvo tanto en la infancia como durante la adolescencia. Estos hallazgos apuntan a que la escuela debe ser un objetivo prioritario de intervención. Tomar conciencia de estas dificultades y promover el trabajo integrado entre las familias, los centros de protección y las escuelas son aspectos fundamentales para promover el desarrollo social de estos chicos y chicas. En definitiva, los resultados de esta tesis doctoral contribuyen al conocimiento acerca del desarrollo social de menores expuestos a diversas experiencias de adversidad temprana y de protección posterior, remarcando las diferentes necesidades de intervención de estos grupos de menores, así como sus fortalezas y potencialidades. Así mismo, este trabajo abre nuevos interrogantes acerca del desarrollo diferencial de menores adoptados e institucionalizados y acerca de las conexiones entre la competencia social y otros ámbitos del desarrollo infantil. Con todo ello, este trabajo contribuye modestamente a la mejora en el desarrollo de los niños y niñas que pasan por experiencias de adversidad temprana, con el fin último de promover su bienestar en su entorno social.
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