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Resumen de Factores psicosociales que motivan la acción colectiva ambiental: el camino hacia la sostenibilidad ambiental

Beatriz Carmona Moya

  • Son muchos los ejemplos de acciones colectivas que se han llevado a cabo nivel global en los últimos años: “La Hora del Planeta”, el mayor movimiento mundial contra el cambio climático que consiste en apagar las luces de hogares, negocios, edificios y monumentos de todo el mundo durante una hora; el “Fridays for Future (FFF)”, un creciente movimiento juvenil internacional por el clima, que organiza protestas los viernes desde que Greta Thunberg se sentó en el parlamento sueco todos los viernes para llamar la atención sobre la emergencia climática; o la “Huelga Global por el Clima”, un gran grito común y solidario en la lucha por el clima, seguido por más de 150 países de todo el mundo, que insta a la sociedad en general a movilizarse, difundir y participar en los diferentes eventos que abarcan toda una semana. Esta forma de participación a favor del medio ambiente está cada vez más presente en la sociedad actual, aunque el porcentaje de personas que se implican en este tipo de actividad sigue siendo bajo. Por ello, cabría preguntarse qué lleva a las personas a involucrarse o no, en ellas con el fin último de poder incidir o motivar dicho comportamiento. En este sentido, analizar factores psicosociales, tanto cognitivos como emocionales que motivan la acción colectiva, sería una buena forma de abordar este interrogante. Para ello se hace necesario recurrir a las propuestas derivadas de la psicología social y ambiental. Concretamente la Psicología Social abarca multitud de planteamientos teóricos que explican la motivación de las personas hacia la implicación en acciones colectivas de diversa índole, a raíz de los cuales se han desarrollado diferentes modelos entre los que destaca el Social “Identity Model of Collective Action” (SIMCA; Van Zomeren, Postmes y Spears, 2008), modelo que representa los antecedentes de la acción colectiva llevada a cabo por los grupos desfavorecidos para denunciar su situación de desigualdad y promover cambios sociales, ocupando en su entramado teórico un papel principal, la identificación social con el endogrupo.

    Así pues, la presente tesis doctoral se centra en el análisis de ciertos factores psicosociales como antecedentes de la acción colectiva ambiental, tomando como marco de referencia el modelo SIMCA que permitan explicar la sostenibilidad. El objetivo principal es analizar las predicciones que establece el modelo, tomando como eje central la identidad ambiental (Clayton, 2003) en vez de la identidad politizada propuesta por el modelo. De esta forma surge el modelo EIMECA (Enviromental Idnentity Modelo of Enviromental Collective Action), que propone, entre otros aspectos de interés, el importante papel de la identidad social ambiental. Para lograr este objetivo, se hizo necesaria la adaptación y validación al contexto español de la escala EAS (Environmental Action Scale; Alisat y Riemer, 2015), ya que actualmente no contamos con un instrumento similar en este contexto. Esta escala es imprescindible para medir la variable principal de EIMECA: el grado de implicación en acciones colectivas pro-ambientales. Así, tras el correspondiente proceso de adaptación se obtuvo una primera versión española de la EAS (EACA; Carmona, Benítez, Aguilar-Luzón, 2019) en una muestra constituida por 277 participantes. Dado que los resultados pusieron de manifiesto el funcionamiento inadecuado de algunos ítems, se realizó una segunda versión revisada que se administró en esta ocasión a 286 participantes. Tras esta segunda administración de la EACA revisada se obtuvieron evidencias de validez basadas en la estructura interna que mostraron que la escala evalúa consistentemente dos dimensiones del constructo: Actividades de Participación y Actividades de Liderazgo, relacionándose, además, con variables como la identidad ambiental. Una vez validada la EACA, se puso a prueba el modelo EIMECA en varios estudios con diferentes muestras. En un primer estudio, el modelo se probó en una muestra de 344 participantes, tomando como referencia los postulados del modelo SIMCA, pero incluyendo la identidad ambiental, en lugar de la identidad politizada, como eje central de la predicción. En él se considera que las convicciones morales predicen directamente la ira, la eficacia grupal y la identidad ambiental; que la identidad ambiental predice la ira y la eficacia grupal, la ira, la eficiencia grupal; y que la identidad ambiental predice directamente el comportamiento de acción colectiva ambiental. La hipótesis principal que se comprueba es que el efecto de la identidad ambiental es mayor que el resto de variables consideradas. A pesar de que los resultados mostraron un buen ajuste del modelo, no se observó una relación significativa entre la ira y los comportamientos colectivos ambientales, al mismo tiempo que se observó una relación significativa pero negativa entre la eficacia percibida del grupo y dichos comportamientos. Por ello, se procedió a realizar un segundo estudio. En este segundo estudio se volvió a poner a prueba el modelo en una muestra de 720 participantes, incluyendo las modificaciones pertinentes en función de los resultados obtenidos en el primer estudio y de acuerdo con la literatura revisada, tales como: 1) considerar una gama más amplia de emociones negativas, no solo la ira, ya que en el primer estudio mostró falta de capacidad predictiva; y 2) considerar la esperanza junto con la eficacia grupal percibida. Finalmente, los resultados revelaron que la identidad ambiental, una variedad de afectos negativos, así como la eficacia grupal percibida acompañada de la esperanza en un efecto aditivo simultáneo, son fundamentales a la hora de predecir la acción colectiva ambiental. Así mismo, se profundizó en el análisis de las acciones colectivas y sus antecedentes en base a diferentes variables sociodemográficas, como la edad, el género y el tipo de entorno en el que viven (rural versus urbano). Los resultados respecto al género sólo mostraron diferencias significativas en las acciones de liderazgo, donde fueron los hombres los que puntuaron mayor que las mujeres. En lo que a la edad respecta, los resultados obtenidos sustentan la idea de que la edad genera diferencias en el grado de implicación en acciones colectivas ambientales. Concretamente, se observó que los mayores de 24 años tienden a implicarse mayormente en este tipo de acciones (tanto participativas como de liderazgo) que los menores de 24 años. Estos resultados confirman los postulados de autores como Pato y Tamayo, (2006), quienes afirmaban que a mayor edad, mayor propensión a la acción ambiental se presenta. Y, respecto al entorno, los resultados señalaron que los participantes no muestran diferencias en el grado de implicación en acciones colectivas ambientales en función de esta variable. Si bien, los habitantes de entornos rurales sí mostraron mayores puntuaciones en los principales antecedentes de este tipo de acciones: la identidad ambiental, los afectos positivos y la eficacia grupal percibida acompañada de la esperanza. Finalmente, se llevó a cabo el diseño e implementación de un programa de intervención psicoeducativa-ambiental basado en los resultados obtenidos en los distintos estudios realizados en la tesis doctoral y, sobre todo, en los obtenidos en la prueba del modelo EIMECA. El objetivo perseguido con este programa es trasladar el conocimiento generado a una aplicación práctica y comprobar si este conocimiento realmente ayuda en la labor de cambio de actitudes y comportamientos a la hora de involucrarse en la defensa del medio ambiente. En concreto, el programa de intervención busca incidir en los factores psicosociales que preceden al comportamiento colectivo pro-ambiental según los postulados de EIMECA, y de esta forma, incrementar la implicación de las personas en dichas acciones, a corto y largo plazo. Una vez diseñado, se llevó a cabo una primera implementación en forma de programa “piloto”, con el fin de mejorarlo en relación a los aspectos que pudieran flaquear, e implantarlo de nuevo posteriormente con una mayor precisión. Los resultados de este “pilotaje” pusieron de manifiesto que el programa provocaba un cambio evidente en los ámbitos de eco-activismo y preocupación ambiental a nivel emocional, dado que se muestra un aumento significativo en la media de las puntuaciones de la EACA y PANAS en el post respecto al pre. En definitiva, EIMECA constituye una perspectiva novedosa que incorpora la identidad ambiental, un amplio abanico de emociones negativas, así como la necesidad de considerar la eficacia grupal percibida en un efecto adictivo simultáneo junto a la esperanza. Tras ser puestos a prueba, se puede concluir que para la explicación del comportamiento pro-ambiental colectivo, estos factores juegan un papel relevante. Es por ello que los resultados de esta tesis contribuyen significativamente al conocimiento de los factores psicosociales que influyen en la acción colectiva ambiental. Y por tanto, representa un activo para el área de la psicología social y ambiental. Así mismo, nuestros resultados concluyen que este comportamiento de tipo colectivo puede fomentarse mediante una adecuada intervención que contemple, a diferencia de los programas tradicionales de educación ambiental, factores cognitivos y emocionales como los recogidos en EIMECA. Por tanto, el uso de estrategias adecuadas de motivación hacia las acciones a favor de la naturaleza, podría mejorar la implicación en acciones colectivas ambientales futuras, y promover o fomentar una mayor conciencia y participación activa a favor del medio ambiente.


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