La esquizofrenia es un trastorno mental multifactorial y altamente heterogéneo. En su curso, abarca una serie de procesos fisiológicos y emocionales que generan una carga de sufrimiento trascendental para el paciente y su entorno. El padecimiento de un trastorno mental crónico e incapacitante como la esquizofrenia, confluye en una degradación cognitiva y física irreversible.
El conocimiento de los trastornos psiquiátricos permanece circunscrito a aspectos clínicos, basados en entrevistas y observación de síntomas. Frente a una sintomatología dispar que concurre con otros trastornos psiquiátricos, se suma un tratamiento farmacológico muchas veces insuficiente para colmatar tamaña distorsión de la realidad. El pronóstico es obvio, o sea, la prórroga de años de sufrimiento y discapacidad, y el consecuente comprometimiento de las más básicas necesidades físicas y cognoscentes. Así, la búsqueda de diagnósticos fidedignos y terapéuticas eficaces y seguras, son una creciente instancia implícita en un abordaje personalizado de la esquizofrenia.
El avance científico se apega a la investigación de nuevas líneas para que, los futuros hallazgos repercutan directamente en la práctica clínica y mejoren la calidad de vida del paciente. De esta forma, la búsqueda de potenciales biomarcadores que actúen minimizando la inhabilidad causada por el curso natural de la esquizofrenia es clave, así como la investigación básica conducente a nuevos abordajes etiopatológicos, con el intuito de desvelar nuevas dianas terapéuticas.
Con el objetivo de identificar potenciales analitos y estructurar un panel de biomarcadores plasmáticos para la esquizofrenia, se estudiaron diferentes proteínas plasmáticas asociadas a la vía psiconeuroinmune, a la neurodegenración y a la composición de la matriz extracelular (MEC) cerebral.
La vía psiconeuroinmune entrecruza comportamiento, cerebro y sistema inmunológico donde, en estados patológicos como la esquizofrenia, se evidencian procesos de neuroinflamación, y alteraciones en los sistemas de neurotransmisión y plasticidad sináptica. Recurriendo al análisis masivo del proteoma plasmático, se identificó que el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), el factor de maduración glial beta (GMF-β) y la isoforma de 115 kDa de la RAB3 GTPasa subunidad catalítica proteica activadora 1 (RAB3GAP1) pueden considerarse como potenciales biomarcadores de diagnóstico y prognosis en la esquizofrenia.
La neurodegeneración está asociada al curso natural de la esquizofrenia, involucrando procesos disruptivos a nivel neuronal, de la neurotransmisión, de la integridad axonal y de las vías sinápticas. Con el objetivo de identificar procesos neurodegenerativos subyacentes a la esquizofrenia, se analizaron los niveles plasmáticos de las proteínas β-III tubulina, neurofilamento de cadena leve (Nf-L) y la proteína acídica fibrilar glial (GFAP). Los resultados potenciaron el status de las tres proteínas como potenciales biomarcadores de neurodegeneración y progresión en la esquizofrenia.
Por último, la MEC cerebral está involucrada en procesos como la diferenciación, proliferación y migración neuronal, regulación del neurodesarrollo, neuroplasticidad, entre otros. La caracterización de las moléculas integrantes de la MEC cerebral permite estudiar su microambiente y reconocer anomalías en esta malla fibrilar tridimensional, en un contexto patológico como en la esquizofrenia. En su estudio, se identificaron cuatro proteínas: fibronectina, lumican, nidogen-1 y la proteína secretada ácida y rica en cisteína (SPARC). En base a los resultados, se propone una desregulación patofisiológica centrada en la MEC cerebral, cuya alteración de la composición conduce a un deterioro neuronal progresivo y, en consecuencia, a procesos neurodegenerativos debido a la falta de soporte neurofisiológico y la desregulación de la homeostasis neuronal. Además, la MEC cerebral y sus componentes son potenciales dianas farmacológicos para desarrollar nuevos enfoques terapéuticos para tratar la esquizofrenia.
Los resultados de los estudios han identificado diez analitos que presentan potencialidad para convertirse en biomarcadores en la esquizofrenia. De este modo, se proponen dos paneles de biomarcadores para la esquizofrenia: el primer panel orientado al diagnóstico y pronóstico, compuesto por las proteínas plasmáticas BDNF, GMF-β y la isoforma de 115 kDa de RAB3GAP1; y el segundo panel centrado en la neurodegeneración, compuesto por las proteínas citoesqueléticas β-III tubulina, Nf-L y GFAP, y las proteínas de la MEC cerebral lumican, fibronectina, SPARC y nidogen-1.
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