César Cuñat Castillo de Olivares
Las fracturas radiculares verticales son una entidad cada vez más frecuente en nuestras clínicas dentales. El aumento de casos de bruxismo y el interés por preservar cada vez más años nuestras piezas dentarias, hace que sea un motivo muy recurrente de consulta.
El diagnóstico es un problema puesto que en estadíos iniciales hay pocos signos y síntomas definitivos. Es impostante la anamnesis por si el paciente recuerda algún antecedente traumático.
En estadíos más avanzados hay signos como pérdida ósea acompañada por abceso, fístula y amplitud de sondaje en la zona de fractura.
El paciente refiere dolor difuso en estadío inicial, y dolor agudo y localizado y agudo en estadíos avanzados.
Radiográficamente también es variable en función del momento, anodina en inicio y rebsorción severa y muy circunscrita en casos avanzados. Las nuevas tecnologías nos llevan al uso del Tac para aumentar la precisión en nuestro diagnóstico.
Existen numerosos estudios publicados al respecto, con la particularidad que casi todos se centran exclusivamente en dientes endodonciados. El nuestro, en cambio, incluyen también casos de fracturas en dientes vitales.
Durante varios años se estuvieron recopilando información acerca de casos de fracturas. Mediante un sencillo formulario se registraba: edad, sexo, número de diente, ausencias, naturaleza del antagonista, presencia de dientes adyacentes, tipo de obturación, si estaba endodonciado, si tenía enfermedad periodontal, si presentaba parafunciones y si estaban tratadas, si eran postadores de postes o coronas, si tenían caries, y la dirección de la fractura.
Fueron 233 casos de los cuales se extrajeron todos los datos y mediante un análisis estadístico se llegó a diferentes conclusiones: el diente que más casos presentó fue el segundo molar inferior, luego el primer molar inferior y segundo premolar superior.
Un hubo diferencias significativas entre sexos.
La edad con más casos fue entre los 40 y 59 años.
Un 70 % eran bruxistas y solo un 6% eran portadores de férula.
Los casos de dientes endodonciados suponían el 75% con pocos casos cobertura coronaria y postes.
La dirección de fractura era muy parejo entre mesio-distales y mesio-vestibulares.
La enfermedad periodontal no era muy frecuente, tampoco los casos de dientes cariados.
Desgraciadamente en todos los casos se optó por la extracción como tratamiento. En la literatura describen tratamientos tales como la extracción del diente, reparación con adhesivos y reimplante; tracción con ortodoncia para exponer el margen sano, reconstruirlo con un poste y corona; soldadura com láser, y otras técnicas como hemisección o amputación radicular. Pensamos que son tratamientos puramente experimentales y con pocas garantías de éxito como para recomendarla como un tratamiento predecible.
Conocemos de la limitación del estudio, pues es un estudio transversal, sin grupo control y del cual no se pueden sacar resultados como conclusiones definitivas, pero sí para poner en preaviso a pacientes con más posibilidades de sufrir fractura
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