Cádiz durante el Sexenio Democrático: el conflicto iglesia-secularización

• Autores: Antonio Orozco Guerrero
• Directores de la Tesis: Feliciano Montero García (dir. tes.), Ángeles Lario (tut. tes.)
• Lectura: En la UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia ( España ) en 2013
• Idioma: español
• Tribunal Calificador de la Tesis: M. Gloria Espigado Tocino (presid.), Julio Gil Pecharromán (secret.), Julio de la Cueva Merino (voc.), Rafael Serrano García (voc.), Gregorio L. de la Fuente Monge (voc.)
• Materias:
  • Historia
    • Historia por épocas
      • Historia contemporánea
• Enlaces
  • Tesis en acceso abierto en: e-spacio (pdf)
• Dialnet Métricas: 4 Citas
• Resumen

  • El propósito de la presente tesis doctoral es comprobar el grado de cumplimiento de la política secularizadora nacional desarrollada durante el Sexenio Democrático por parte de las autoridades municipales de la ciudad de Cádiz y el alcance de la oposición de la Iglesia local, así como valorar los apoyos y resistencias desplegados por la prensa y las asociaciones de la ciudad.

    La memoria de la investigación consta de un marco teórico inicial, que sirve de referencia al núcleo de la investigación, una presentación de los agentes locales del conflicto y una exposición diacrónica de los acontecimientos, tratando de explicar cómo y porqué se produjeron y teniendo a la vista el contexto local y general en el que se plantearon.

    Las conclusiones extraidas muestran que la actuación de los distintos Ayuntamientos gaditanos resultó muy moderada en el caso de los vinculados a la ideología liberal, mientras que los republicanos llegaron, en ocasiones, más lejos de lo deseado por los Gabinetes correspondientes. Así, los Consistorios de corte liberal, dirigidos por Juan Valverde y José María del Toro entre octubre de 1869 y julio de 1872, buscaron un equilibrio entre el acatamiento debido a la normativa secularizadora y el mantenimiento de excelentes relaciones con las autoridades eclesiásticas locales. Por el contrario, los republicanos ¿intransigentes¿ liderados por Fermín Salvochea impusieron entre marzo y agosto de 1873 una política laicista tan inflexible que fue desaprobada explícitamente por los Gobiernos republicanos.

    Respecto a la reacción clerical, el obispo de Cádiz fray Félix María de Arriete y Llano tuvo una actuación muy limitada durante los primeros momentos de la revolución. Durante el reinado de Amadeo de Saboya sus protestas se hicieron mucho más frecuentes y enérgicas, mientras que durante el periodo republicano dejó todo el peso del litigio en manos de su gobernador eclesiástico.

    El prelado, dentro de una posición doctrinal inamovible, supo adatarse a la nueva situación, promoviendo la creación de escuelas católicas gratuitas.

    Los miembros del Cabildo Catedral se enfrentaron al Gobierno por el control de los patronatos eclesiásticos, logrando, mediante una táctica de resistencia pasiva y dilaciones, mantener el dominio sobre la mayor parte de estas fundaciones. Durante la etapa republicana, algunos antepusieron a su celo religioso un temor a ataques personales o irreverencias, que nunca se produjeron, llegando a abandonar temporalmente sus puestos. Algunos prebendados mostraron una posición relativamente abierta ante la nueva sitación. Entre ellos destaca el gobernador eclesiástico Fernando Hüe y Gutiérrez, que se distinguió por utilizar solo argumentos estrictamente legales en su oposición a las disposiciones laicistas del Municipio de Salvochea.

    Por lo que se refiere a las percepciones sociales y mentales del conflicto, así como a los apoyos o resistencias locales a las disposiciones secularizadoras, la prensa republicana atacó en ocasiones a la Iglesia católica como institución o al clero, pero nunca al catolicismo o la religión. A pesar de ello, mostró su reconocimiento a la figura del obispo gaditano, presentado como ejemplo de cómo debía ser un sacerdote. La prensa conservadora, dentro de una línea mesurada, se encargó de difundir entre sus lectores las reclamaciones del obispo y de dejar constancia de las manifestaciones religiosas en las calles, tratando de mostrar que la inmensa mayoría de los gaditanos seguía siendo profundamente católica. Las asociaciones católicas, por su parte, representaron una incipiente toma de conciencia de los católicos sobre la necesidad de organizarse y actuar ante el avance del proceso secularizador, posición que anticipa el futuro desarrollo del ¿movimiento católico¿. Por último, los clubes republicanos de la ciudad impulsaron las decisiones laicistas de los Ayuntamientos de su misma ideología, solicitando la utilización de templos y conventos para fines educativos o asociativos.