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Essays on multidimensional poverty measurement: moving from the household to the individual, with evidence from nicaragua and central american countries

  • Autores: José Espinoza Delgado
  • Directores de la Tesis: Stephan Klasen (dir. tes.), Julio López Laborda (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad de Zaragoza ( España ) en 2019
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Jacques Silber (presid.), Luis Ayala Cañón (secret.), Thomas Kneib (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Economía por la Universidad de Zaragoza
  • Materias:
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La pobreza es quizás la principal fuente de falta de libertad (Sen, 2000a), y puede implicar no solo la ausencia de necesidades materiales, sino también la negación de oportunidades para llevar una vida digna; este problema social es, en muchos sentidos, la peor forma de privación humana (Anand & Sen, 1997, p. 4). Por consiguiente, la eliminación de la pobreza es una de las preocupaciones centrales del desarrollo en el mundo, incluso en la segunda década del siglo XXI (Chakravarty, 2018; Chakravarty & Silber, 2008), y representa, de hecho, el mayor desafío global y un requisito indispensable para el desarrollo sostenible (UN, 2017, pág. 1).

      En consecuencia, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un marco normativo con consenso internacional, aprobada en 2015, ha puesto especial énfasis en esa difícil tarea (UN, 2015b), y el primer objetivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) exige el fin de la pobreza en todas sus formas en todas partes (UN, 2015b, p. 15). En este contexto, tal como señala Deaton (2016, p. 1221), la medición de la pobreza, la principal preocupación en esta tesis, es de gran importancia para la focalización y el seguimiento de las políticas diseñadas para el alivio de la pobreza, y es necesaria, si no suficiente, para una evaluación razonada de dichas políticas.

      Según Thorbecke (2008, p. 4), antes de que se pueda medir la pobreza, esta tiene que ser al menos comprendido conceptualmente. En esta línea, nuestra comprensión conceptual de la pobreza se ha mejorado y profundizado notablemente en las últimas cuatro décadas aproximadamente, debido en gran parte al seminal trabajo de Amartya Sen y su marco teórico de “capacidades y funcionamientos” o “enfoque de capacidades” (Sen, 1984, 1985, 1992, 1993, 2000a, 2008), por lo que este marco conceptual representa el punto de partida lógico en un intento por capturar el concepto de pobreza. De acuerdo con este enfoque, la pobreza se define como la “privación de capacidad”, lo que implica, como lo señala Sen (2000a, pág. 87), concentrarse en las privaciones que son intrínsecamente significativas, a diferencia de un bajo ingreso que solo es importante desde el punto de vista instrumental; así, la pobreza se considera como un fenómeno multidimensional: las vidas humanas, como subraya Sen (2000b, pág. 18), son golpeadas y disminuidas de diferentes maneras.

      Merece la pena advertir, sin embargo, que el enfoque de capacidad enfrenta en la práctica el engorroso problema de que la “dotación de capacidad” de un individuo no puede medirse ex ante y, dentro de los límites, solo sus “funcionamientos alcanzados” (resultados) pueden ser medidos ex post (Thorbecke, 2008). Por lo tanto, aunque esta tesis se enmarca conceptualmente dentro de este enfoque, solo podrá evaluar el estado de pobreza multidimensional mediante la observación de los “funcionamientos reales” (alcanzados). En otras palabras, esta tesis seguirá un enfoque pragmático, a diferencia de uno filosófico, cuando analice la pobreza multidimensional.

      Considerando el enfoque influyente de Sen, en la actualidad existe un consenso generalizado de que la medición de la pobreza no debe basarse únicamente en el ingreso, ya que este indicador monetario no puede incorporar, ni reflejar, las dimensiones claves de la vida humana como, por ejemplo, esperanza de vida, falta de educación, desempleo, provisión de bienes públicos, refugio inadecuado, entre otras (Atkinson, 2003; Bourguignon & Chakravarty, 2003; Chakravarty, 2018; Chakravarty & Lugo, 2016; Kakwani & Silber, 2008a; Stiglitz, Sen , & Fitoussi, 2009a, 2009b). A partir de este reconocimiento, en los últimos quince años, o más o menos, la medición de la pobreza ha cambiado el énfasis y ha pasado de un enfoque de análisis unidimensional a uno multidimensional, lo que ha sido considerado como el aporte más significativo de la investigación sobre pobreza en los últimos años (Kakwani y Silber, 2008a), y diferentes metodologías de medición, así como diferentes índices de pobreza multidimensional, se han vuelto cada vez más populares (Duclos y Tiberti, 2016).

      En la actualidad, la metodología dominante (“la corriente principal”) para la medición de la pobreza multidimensional en los países en desarrollo es el “enfoque de conteo” propuesto por Alkire y Foster (2011a), en gran parte debido al trabajo extraordinario realizado por la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI, por sus siglas en inglés). En 2010, esta institución, en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP, por sus siglas en inglés), desarrolló el índice de pobreza multidimensional global (“MPI global”), la aplicación empírica más famosa e influyente de la metodología de Alkire y Foster, calculado para más de 100 países en desarrollo (Alkire y Santos, 2010, 2014). Desde 2010, este índice forma parte del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD (UNDP, 2010), y está empezando a verse como un serio competidor para el indicador de pobreza monetaria (“$ 1.90 al día”) del Banco Mundial (Klasen, 2018, p. 2). Asimismo, varios países, particularmente de América Latina y el Caribe, han adoptado la metodología de Alkire y Foster para producir sus medidas oficiales de pobreza multidimensional.

      La metodología de Alkire y Foster es una familia de medidas de pobreza multidimensional que emplea un “método de doble corte” para la identificación de los multidimensionalmente pobres, y las medidas de pobreza FGT (Foster-Green-Thorbecke), ajustadas adecuadamente, para la agregación de la información de los pobres (Alkire & Foster, 2011a). Esta metodología ciertamente satisface un sinnúmero de propiedades interesantes, además de ser flexible, clara y sencilla, en comparación con otras metodologías para la medición de la pobreza multidimensional (Silber, 2011; Thorbecke, 2011); sin embargo, tal como lo señalan Duclos y Tiberti (2016), dicha metodología también presenta algunos inconvenientes metodológicos, no muy atractivos y que no han sido suficientemente observados en la literatura, que podrían llevar a estimaciones sesgadas y evaluaciones erróneas de la pobreza multidimensional general en la sociedad. De particular interés para esta tesis es el hecho de que cuando solo se cuenta con variables ordinales para el análisis, el caso más común en la práctica, las medidas derivadas a partir de la aplicación de la metodología de Alkire y Foster no toman en cuenta la distribución de las privaciones y, consecuentemente, los índices resultantes son insensibles a la desigualdad entre los individuos multidimensionalmente pobres (Datt, 2018; Rippin, 2013, 2017). Esta debilidad metodológica es un defecto grave de cualquier medida de pobreza, según los argumentos influyentes de Sen (1976, 1979, 1992) de que los índices de pobreza deben ser sensibles a la desigualdad, y puede llevar a “dejar atrás a los más pobres entre los pobres”, desafiando, por lo tanto, la preocupación central de la agenda de los ODS: “no dejar a nadie atrás” (Klasen y Fleurbaey, 2018).

      En lo que se refiere al trabajo empírico, en la literatura se observa que la gran mayoría de los estudios (“la práctica general”) preocupados por la medición de la pobreza multidimensional utiliza el “hogar”, en lugar del “individuo”, como unidad de análisis, lo que significa que estos trabajos equiparan la condición de pobreza multidimensional del hogar con la condición de pobreza multidimensional de todos los individuos que pertenecen a dicho hogar, ignorando, por lo tanto, las desigualdades dentro del hogar, y generando índices insensibles al género.

      Pero, tal como lo observa Deaton (1997, p. 223), la pobreza es una característica de los individuos, no de los hogares, y si uno considera “en serio” el objeto final del análisis de bienestar, es decir, el bienestar de los individuos, limitar el análisis teórico y empírico a nivel del hogar es simplemente inaceptable (Chiappori, 2016, p. 840), ya que las medidas basadas en el hogar podrían proporcionar estimaciones sesgadas de la extensión de la pobreza multidimensional: por ejemplo, si las mujeres son sistemáticamente más pobres que los hombres, o si los niños y los ancianos están sistemáticamente en peor situación que otros miembros del hogar, la pobreza general podría subestimarse cuando uno emplea una medida que trata por igual, en términos de pobreza, a todos los miembros en el hogar (Deaton, 1997); además, cuando se usan medidas de pobreza basadas en el hogar, se podría pasar por alto información valiosa sobre la composición de los pobres multidimensionales (Jenkins, 1991), lo que puede afectar la focalización y la eficacia de las políticas de alivio de la pobreza (véase, por ejemplo, Brown, Ravallion, & van de Walle, 2018). Por lo tanto, las medidas de pobreza multidimensional basadas en el hogar no son “confiables” en el mejor de los casos (Chiappori y Meghir, 2015, p. 1371), y podrían no ser adecuadas para monitorear el progreso en el logro de la meta 1.2 de los ODS: reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en pobreza en todas sus dimensiones según las definiciones nacionales (UN, 2015, pág. 15).

      En consecuencia, considerando las brechas observadas en la literatura y la agenda actual de desarrollo sostenible, esta tesis contribuye a los temas abiertos en la literatura sobre el análisis multidimensional de la pobreza y desafía la práctica actual en los países en desarrollo. Su objetivo, en general, es investigar cuestiones de vanguardia en la medición de la pobreza y proporcionar nuevos conocimientos sobre el análisis de la pobreza multidimensional, con evidencia empírica sobre Nicaragua y sobre otros países centroamericanos, donde viven las personas más pobres de América Latina y el Caribe (Duryea & Robles, 2007; Santos & Villatoro, 2018). Dado que la mayoría de las medidas de pobreza multidimensional existentes en los países en desarrollo utiliza el hogar como unidad de identificación de los pobres, esta tesis propone cambiar el foco del análisis y pasar del hogar al individuo, para tratar de capturar algunas de las desigualdades que se producen dentro del hogar y obtener medidas de pobreza multidimensional sensibles al género. Esta tesis es una colección de ensayos independientes, comprende cuatro ensayos, los cuales se resumen brevemente a continuación.

      El ensayo 1 (sección 2 de esta tesis), que se basa en un trabajo conjunto con Julio López-Laborda, se ocupa de estimar la pobreza multidimensional en Nicaragua y de evaluar la evolución de la incidencia, la intensidad y la severidad de la pobreza multidimensional en este país centroamericano entre 2001 y 2009. El ensayo utiliza un índice basado en el hogar para comparar, apropiadamente, la evolución de la pobreza multidimensional en Nicaragua con las cifras oficiales de pobreza en este país (un enfoque monetario), otro objetivo específico del ensayo 1. Dado que Nicaragua, el país más pobre de América Latina y el Caribe (Duryea y Robles, 2007; Santos y Villatoro, 2018), sigue un enfoque monetario para producir su medida oficial de pobreza, el ensayo 1 enfatiza en la necesidad de adoptar un enfoque más amplio de medición de la pobreza en ese país y ofrece evidencia empírica sustancial que respaldaría dicha decisión. En general, encontramos que la incidencia, la intensidad y la gravedad de la pobreza multidimensional en Nicaragua disminuyeron entre 2001 y 2009, particularmente entre 2001 y 2005. También encontramos que tanto el enfoque monetario como el multidimensional muestran que la proporción de pobres en Nicaragua declinó entre 2001 y 2009; sin embargo, un análisis separado de cada uno de los sub-períodos reveló una gran disparidad entre un enfoque y el otro.

      Dado que la pobreza es una característica de los individuos, no de los hogares, y el uso del hogar como unidad de análisis pasa por alto importantes características internas del hogar e ignora las desigualdades que se generan dentro de los hogares, el ensayo 2 (sección 3 de esta tesis), que se basa en un trabajo conjunto con Stephan Klasen, tiene como objetivo dar un paso adelante en la medición de la pobreza multidimensional, abrir la “caja negra” que es el hogar (Jenkins, 1991, p. 457), y proponer un marco de análisis basado en el individuo, para superar algunas de las deficiencias de las medidas de pobreza multidimensional existentes, que están basadas en el hogar. Empleando datos de Nicaragua (año 2014), usamos el marco propuesto para estimar la pobreza multidimensional de los individuos y la desigualdad, así como las brechas de género correspondientes en este país. Aplicamos la metodología propuesta por Alkire y Foster (2011a) y el “índice de pobreza sensible a la correlación” (CSPI, por sus siglas en inglés) propuesto por Rippin (2013, 2016, 2017), el cual es un índice de pobreza multidimensional sensible a la desigualdad, así como la medida de desigualdad absoluta propuesta por Alkire y Seth (2014a). Adicionalmente, exploramos los determinantes de la pobreza multidimensional en Nicaragua mediante la estimación de modelos de regresión Logit. Cabe destacar que Nicaragua es un caso de estudio interesante porque es, como se mencionó anteriormente, el país más pobre de América Latina y el Caribe (Duryea & Robles, 2017; Santos & Villatoro, 2018) y, al mismo tiempo, según el Índice Global de Brechas de Género 2017, es el país con mejor desempeño en esa región por sexto año consecutivo (World Economic Forum, 2017).

      En el ensayo 2, en general, proporcionamos importante evidencia en apoyo de un análisis más desagregado de la pobreza multidimensional, ya que los resultados muestran que la incidencia y la desigualdad de la pobreza multidimensional pueden ser muy diferentes para diferentes grupos de edad en la sociedad. En particular, encontramos que en Nicaragua, la incidencia multidimensional de la pobreza sigue siendo un problema de gran calado y el enfoque monetario parece ser incapaz de revelar el alcance de la misma. Así mismo, la intensidad de la pobreza multidimensional es también una gran preocupación en este país: las personas pobres en múltiples dimensiones sufren, en promedio, de privaciones en más del 50% de los indicadores considerados en el análisis.

      Cabe destacar, sin embargo, que en el ensayo 2 encontramos que cuando se usa un índice con tres dimensiones (educación, salud y nivel de vida), la pobreza multidimensional en Nicaragua no parece estar feminizada, y se estima que las brechas de género son inferiores al 5%: las mujeres están ligeramente mejor que los hombres en términos de la incidencia de la pobreza multidimensional (4%) y el índice MPI (2%), mientras que lo contrario ocurre para el caso de la intensidad (2%). No obstante, la desigualdad entre los multidimensionalmente pobres, un tema que también ha sido descuidado por la mayoría de los trabajos empíricos existentes, está claramente feminizada, especialmente entre los adultos. Además, tal como sospechan Bradshaw, Chant y Linneker (2017a), encontramos que la incorporación en el análisis de una cuarta dimensión, en la cual las mujeres enfrentan una mayor privación, conduce a mayores estimaciones de la incidencia, intensidad y desigualdad de la pobreza multidimensional de la mujer. Este hallazgo sugiere que las evaluaciones de la pobreza multidimensional relativa de las mujeres pueden depender de qué se mide y de cuáles dimensiones de la pobreza se incluyen en las evaluaciones (Bradshaw et al., 2017a, 2018).

      El ensayo 3 (sección 4 de esta tesis), que se basa en un trabajo conjunto con Jacques Silber, también propone apartarse un poco del “enfoque general o corriente principal” para la medición de la pobreza multidimensional, así como de la “práctica general”, y sugiere adoptar un enfoque basado en el individuo y sensible a la desigualdad, cuando solo están disponibles variables ordinales (el caso más común en la práctica). Basándonos en el marco general propuesto por Silber y Yalonetzky (2014) y en la metodología de Rippin (2013, 2017), en el ensayo 3, sugerimos la adopción de una función de identificación “borrosa” que especifica explícitamente el tipo de relación existente entre las variables ordinales consideradas en el análisis, eliminando así algunas de las ambigüedades del enfoque de Alkire y Foster, y una clase de medidas de pobreza multidimensional que tiene la ventaja de tomar en cuenta consideraciones de eficiencia y justicia distributiva (Rippin, 2013, 2017), y que también puede descomponerse en las “tres dimensiones” de la pobreza: incidencia, intensidad y desigualdad (Jenkins y Lambert, 1997). Utilizamos el marco sugerido en el ensayo 3 para analizar la pobreza multidimensional en cinco países de América Central (entre las personas de 18 y 59 años de edad), a saber, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. En general, en el ensayo 3, encontramos que las personas que viven en Guatemala tienen la mayor probabilidad de ser pobres en múltiples dimensiones, seguidas por las que viven en Nicaragua. También encontramos que en América Central la incidencia y la intensidad de la pobreza multidimensional son mayores entre las mujeres, mientras que la desigualdad de la pobreza es algo mayor entre los hombres.

      El ensayo 4 complementa empíricamente el ensayo 3 y enfatiza, de nuevo, la necesidad de apartarse de alguna manera del enfoque general para la medición de la pobreza multidimensional en los países en desarrollo, considerando, en particular, la preocupación central de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, “sin dejar a nadie atrás”, y las metas 1.2 y 10.1 de los ODS. El ensayo señala que la práctica actual para la medición de la pobreza multidimensional en los países en vías de desarrollo es deficiente para monitorear adecuadamente el progreso en la reducción de la pobreza, principalmente porque utiliza el hogar como unidad de análisis, ignorando así las desigualdades dentro del hogar, y porque es totalmente insensible a la desigualdad entre los individuos multidimensionalmente pobres. Sobre la base del ensayo 3, en el ensayo 4 proponemos, consecuentemente, la adopción de un enfoque centrado en la persona y sensible a la desigualdad para monitorear el progreso en la reducción de la pobreza multidimensional, en el contexto del objetivo 1 de los ODS y en línea con la preocupación central de la agenda de los ODS (Klasen y Fleurbaey, 2018); utilizamos dicho enfoque para evaluar el progreso en la reducción de la pobreza multidimensional en Nicaragua entre 2001 y 2014.

      En general, el Ensayo 4 revela hallazgos interesantes que refuerzan el argumento de que se requiere una medida sensible a la desigualdad para monitorear adecuadamente el progreso en la reducción de la pobreza multidimensional, ya que la desigualdad puede ser un problema no neutral (y no menor) en el tiempo, particularmente en regiones como Latinoamérica y el Caribe (véase, por ejemplo, ECLAC, 2018a); en otras palabras, el Ensayo 4 muestra que la desigualdad entre los individuos multidimensionalmente pobres es importante y debe incorporarse en el análisis multidimensional de la pobreza. Encontramos que en Nicaragua, la pobreza multidimensional disminuyó en al menos un 17% entre 2001 y 2014, pero el progreso observado no se logró de manera uniforme. Por otro lado, encontramos que la desigualdad entre los pobres aumentó en al menos un 24% durante el período de análisis, lo que sugiere que el progreso en la reducción de la pobreza multidimensional en Nicaragua parece estar dejando atrás a los más pobres entre los pobres, lo que desafía la preocupación central de la agenda de los ODS.


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