Las afecciones respiratorias crónicas representan el 6,3% del total de enfermedades según la Organización Mundial de la Salud (OMS) erigiéndose, como una de las más frecuentes entre aquéllas, la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
La prevalencia de la EPOC es difícil de estimar, fundamentalmente por razón de su especial infradiagnóstico. The Global Burden of Disease Study, del año 2015, determinó, a nivel mundial, una prevalencia de aproximadamente ciento setenta y cuatro millones de casos, resaltando un infradiagnóstico superior al 70%.
Así, la EPOC supuso, internacionalmente, entre dos y tres millones de muertes en el 2015, representando la tercera causa de fallecimientos a nivel mundial, tan sólo por detrás de la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares.
En consecuencia, se evidencia que la EPOC ocasiona una importante carga asistencial, un coste socio-sanitario elevado y una disminución de la calidad de vida, a medio y largo plazo, de los pacientes.
Para combatir el recurrente infradiagnóstico y lograr identificar la EPOC se torna indispensable la detección y cuantificación del tabaquismo y la realización de una espirometría. La técnica diagnóstica empleada, constituyendo el Gold Standard en la EPOC, es la espirometría forzada, práctica que no siempre es homogénea y uniforme, además de presentar problemas de accesibilidad en el primer nivel asistencial. Por todo ello se hace necesario encontrar soluciones factibles para su aplicación clínica habitual. La oportunidad de emplear dispositivos portátiles, de manejo sencillo, de bajo coste y alta fiabilidad, abre nuevas posibilidades en el control de los pacientes con EPOC. La hipótesis de que sean útiles para el cribado de la EPOC permitiría reducir el infradiagnóstico de la enfermedad, redundando en el desarrollo del diagnóstico precoz y en un mejor control de la enfermedad.
En el presente estudio fueron incluidos un total de 312 pacientes que, habiendo acudido a los Centros de Salud de Atención Primaria participantes, reunían los criterios de inclusión de población de riesgo: fumadores, mayores de 35 años, con un índice paquete año (IPA) mayor de 10 y presentando algún tipo de semiología clínica de EPOC.
Una vez aceptada su participación en el estudio, les fueron practicados, en el Centro de Salud y, posteriormente, en el laboratorio de Función Pulmonar del hospital de referencia, y siempre en el mismo orden: una espirometría convencional, con prueba broncodilatadora con un espirómetro portátil; y las determinaciones de FEV1, FEV6 y cociente FEV1/FEV6 mediante los dispositivos Piko-6 y COPD-6.
Se ha comprobado que los dispositivos portátiles Piko-6 y COPD-6 son útiles para el cribado de la EPOC en el ámbito de la Atención Primaria. Los avances más destacados que extractan lo aportado por este trabajo de tesis doctoral se enuncian a continuación: 1.) Los dispositivos portátiles Piko-6 y COPD-6 son útiles para el cribado de la EPOC en el ámbito de la Atención Primaria, pues las determinaciones de FEV1, FEV6, FEV1/FEV6 presentan buenas correlaciones con las determinaciones de FEV1, FVC y el cociente FEV1/FVC obtenidas mediante espirometría forzada.
2.) El dispositivo Piko-6 ofrece mejores valores de correlación y concordancia con la espirometría forzada, por lo que podría ser el microespirómetro de elección para el cribado de la EPOC en Atención Primaria.
3.) Cuando con los microespirómetros se utiliza el mismo punto de corte del cociente FEV1/FEV6 de 0,7 empleado para el FEV1/FVC, con la espirometría forzada se corre el riesgo de encontrar falsos negativos. En el caso de los microespirómetros, el punto de corte FEV1/FEV6 para la detección de obstrucción con los mejores valores de sensibilidad, especificidad y valor predictivo negativo son, para el dispositivo Piko-6, de 0,73 y, para el dispositivo COPD-6, de 0,76, por lo que éstos son los puntos de corte que, según nuestros datos, deberían utilizarse con estos dispositivos a fin de descartar la enfermedad con mayor fiabilidad.
4.) Las determinaciones realizadas con los microespirómetros en el ámbito asistencial de Atención Primaria guardan buenas correlaciones con las obtenidas en el ámbito de los laboratorios de función pulmonar, lo que hace que estos dispositivos puedan utilizarse, en Atención Primaria, con garantías para el cribado de EPOC. No obstante, con el mismo punto de corte, el número de pacientes diagnosticados de EPOC siempre es menor en Atención Primaria con todos los dispositivos, por lo que podría requerirse un ajuste específico del punto de corte cuando estos dispositivos se utilicen en el primer nivel asistencial.
5.) Los microespirómetros no clasifican de forma adecuada a los pacientes EPOC según la clasificación de gravedad funcional de la GOLD, pues sus determinaciones de FEV1 y FEV6 son sensiblemente inferiores a las determinaciones FEV1 y FVC obtenidas mediante espirometría forzada. No obstante, el FEV1 podría tener utilidad en la monitorización evolutiva individual de los pacientes en Atención Primaria.
6.) Los microespirómetros Piko-6 y COPD-6 son dispositivos de manejo sencillo, de bajo coste, con pruebas más reproducibles y mejor aceptados por los pacientes que la espirometría forzada, por lo que se abren nuevas posibilidades en el cribado y control de los pacientes con EPOC. Con ello, se contribuye a un mejor manejo de la enfermedad y a una disminución, sensiblemente importante, del gasto sanitario en España.
7.) Resultan necesarios nuevos estudios para encontrar el rol exacto de los microespirómetros en el algoritmo diagnóstico de la EPOC, así como para determinar el punto de corte del valor del FEV1/FEV6 obtenido mediante los dispositivos Piko-6 y COPD-6 que haría innecesaria la realización de una espirometría forzada para diagnosticar, con solvente certitud, a los pacientes con EPOC.
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