La epilepsia fármaco-resistente plantea un desafio terapéutico no resuelto hasta la fecha. El objetivo del presente trabajo es plantear distintas estrategias que logren restaurar el déficit de inhibición gabaérgica que se ha demostrado que existe en el foco y en las vías de propagación de las crisis. Los experimentos se realizaron en ratas Wistar macho, de 270 a 310 gramos, en los que se desarrolló el modelo de crisis epilépticas mediante kindling.
En el experimento A los animales fueron epileptizados mediante un electrodo unido a una cánula implantados en la amígdala basolateral izquierda. Se conectaron posteriomente minibombas osmóticas capaces de infundir GABA a 100 mg/ml, a 80 mg/ml o solución de control en la amígdala durante una semana. Se midieron los umbrales de postdescarga (ADT) y de crisis (GST), el estadio de severidad de las crisis, su duración y la toxicidad, tanto la semana de infusión como la siguiente. El resultado fue una elevación significativa de ADT y de GST durante y después de la infusión de GABA con respecto a los controles pre-infusión. Las crisis resultaron o bien bloqueadas, o bien se desarrollaban normalmente. No se alteró su duración.
En el experimento B se desarrolló el kindling mediante un electrodo en la amígdala basolateral izquierda. Se implantaron sendas cánulas en ambos núcleos dorsomediales del tálamo conectadas a minibombas osmóticas capaces de infundir GABA 100 mg/ml o solución de control durante una semana. Se registraron los umbrales ADT y GST, la severidad de las crisis y la toxicidad durante esa semana y la siguiente. No hubo una variación significativa del ADT, pero sí una elevación del GST durante la infusión de GABA, pero no después. No se logró disminuir la severidad de las crisis.
En el experimento C, después del kindling por un electrodo implantado en la corteza piriforme central, se implantaron células fluorescentes verdes (GFP+) obtenidas de la eminencia gangionar medial (EGM) de embriones de rata, o fibroblastos. Se registraron las variables que definen las crisis y la toxicidad durante tres semanas y posteriormente se realizaron estudios inmunohistoquímicos y ultraestructurales.
Como resultado del implante de células de EGM, se obtuvo una elevación progresiva de ADT y GST, llegando a ser significativa la tercera semana postimplante. Por el contrario, el implante de fibroblastos en la amígdala elevó los umbrales ADT y GST durante las primeras dos semanas, disminuyendo el efecto la tercera. Se demostró la supervivencia de ambos tipos celulares en la amígdala. No hubo efectos secundarios.
Conclusiones: La infusión continua de GABA en el foco epiléptico eleva los umbrales de crisis sin afectar los componentes de generalización. La infusión de GABA en el núcleo dorsomediano del tálamo (NDM) dificulta la generalización de las crisis. El implante de precursores de células gabaérgicas dificulta la generación y la propagación de las crisis epilépticas de forma progresiva. Por el contrario, el implante de fibroblastos es más eficaz a corto plazo, pero su efecto es transitorio.
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