Introducción: Los trastornos alimentarios (TA) y la obesidad se parecen en multitud de aspectos, por lo que existe justificación para considerarlas como parte de un mismo espectro de trastornos relacionados con la alimentación. Todas ellas presentan, además, psicopatología y dificultades interpersonales que pueden ser sugerentes de déficits ejecutivos y de déficits en la teoría de la mente, que podrían tener una influencia determinante en su capacidad de autorregulación alimentaria.
Objetivos: el objetivo general fue estudiar el funcionamiento ejecutivo y socio-emocional en los TA y la obesidad, a través de 3 estudios de investigación. El objetivo del primero de ellos fue analizar el funcionamiento ejecutivo en las funciones de flexibilidad mental, toma de decisiones y coherencia central. El segundo estudiar al funcionamiento de la teoría de la mente afectiva y cognitiva. Y el tercero analizar la capacidad predictiva de variables emocionales, de personalidad y neuropsicológicas sobre la autorregulación alimentaria en los TA y la obesidad.
Método: se reclutaron 39 pacientes con TA clasificadas en dos grupos en función del perfil sintomatológico (19 TA-restrictivas y 20 TA atracón/purgativas), 21 pacientes con obesidad con un IMC de más de 30, y 20 controles sanas, a las que se administró una batería de tareas neuropsicológicas, de teoría de la mente y auto-informes (emocionales, de personalidad y de autorregulación alimentaria).
Resultados: las pacientes con TA y obesidad manifestaron una inhabilidad compartida para tomar decisiones favorables y las pacientes con obesidad manifestaron menor flexibilidad mental, y menor capacidad de focalización. En cuanto a las medidas de teoría de la mente, ninguno de los grupos manifestó dificultades en la tarea de teoría de la mente afectiva, es decir, en la identificación emocional, mientras que las pacientes con TA atracón-purgativas y las pacientes con obesidad manifestaron más dificultades en la tarea de teoría de la mente “cognitiva”. Las funciones ejecutivas se relacionaron de forma diferencial con la autorregulación alimentaria, mostrando las funciones de flexibilidad y coherencia central asociación con la expectativa de control de la ingesta, y la función de toma de decisiones asociación con situaciones que suscitan el impulso a comer. Por último, en la predicción del impulso a comer se revelaron como variables importantes la vivencia de descontrol emocional junto con la personalidad ansiosa-inestable, mientras que en la predicción de la expectativa de control de la ingesta fueron determinantes el afecto positivo y la capacidad de focalización al detalle.
Conclusiones: las pacientes con TA y las pacientes con obesidad se asemejan entre sí en su funcionamiento ejecutivo, sobre todo en la peor toma de decisiones. Y las pacientes con TA atracón-purgativo y las pacientes con obesidad se parecen en sus dificultades para ponerse en el lugar de los otros. En la autorregulación alimentaria parecen existir mecanismos diferentes para explicar el impulso a comer y el control de la ingesta. El planteamiento de módulos de entrenamiento/rehabilitación socio-cognitiva en la obesidad podría arrojar resultados prometedores como ya ha ocurrido con los TA.
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