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Conducta sexual de riesgo en diferentes colectivos: variables implicadas y propuesta de un modelo explicativo

  • Autores: Vicente Morell-Mengual
  • Directores de la Tesis: María Dolores Gil Llario (dir. tes.), Rafael Ballester Arnal (codir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat de València ( España ) en 2018
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: José Manuel García Fernández (presid.), Cristina Giménez García (secret.), Claudia Castañeiras (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa de Doctorado en Investigación en Psicología por la Universitat de València (Estudi General)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: TESEO
  • Resumen
    • La infección por VIH representa un gran problema de salud pública y constituye una de las principales causas de mortalidad y discapacidad a nivel mundial con casi 36.7 millones de personas afectadas. Aunque en los primeros años de la epidemia la responsabilidad se atribuyó a determinados colectivos posteriormente se estableció que, aunque algunos subgrupos poseen mayores factores de vulnerabilidad, la conducta sexual de cada individuo constituye la variable que mayor explica la probabilidad infección. En este sentido resulta importante analizar las características diferenciales de ciertos colectivos que, si bien no son completamente homogéneos, comparten ciertas características en relación a su conducta sexual y sus factores de vulnerabilidad, con el objetivo de elaborar e implementar estrategias preventivas específicas. El trabajo que aquí se presenta constituye el primer estudio realizado en España que establece un perfil y analiza los predictores de la conducta sexual de riesgo desde una perspectiva que considera el género, la orientación sexual y el grado de capacidad cognitiva.

      La muestra del estudio está compuesta por 2.041 personas, clasificadas en cinco subgrupos: 386 hombres heterosexuales entre 18 y 61 años (M = 24.61; DT = 6.74); 670 mujeres heterosexuales entre 18 y 59 años (M = 24.92; DT = 6.70); 405 hombres que tienen sexo con hombres entre 18 y 60 años (M = 28.94; DT = 9.35); 327 mujeres que tienen sexo con mujeres entre 18 y 56 años (M = 27.82; DT = 8.10); y 253 hombres y mujeres con diversidad funcional intelectual entre 20 y 64 años (M = 38.52; DT = 10.48). El 54.3% de la muestra son mujeres y el 45.7% son hombres. En cuanto a la orientación sexual, el 53.9% se identifica como heterosexual, el 33.5% como homosexual y el 12.6% como bisexual. Con respecto a la distribución en función del grado de capacidad cognitiva, el 87.5% presenta una capacidad cognitiva normativa y el 12.5% tiene un diagnóstico de discapacidad intelectual.

      De la información recogida se concluye que las prácticas más realizadas en hombres heterosexuales son la felación y el coito vaginal. En general, usan el preservativo de forma casi sistemática cuando practican el coito vaginal con parejas esporádicas. Los hombres que adoptan conductas de riesgo prefieren los beneficios a corto plazo. Además, tienen tendencia a experimentar una fuerte desinhibición y un escaso control de impulsos sexuales; buscar gran cantidad de sensaciones sexuales; manifestar actitudes homófobas manifiestas y sutiles; y consumir mayores cantidades de alcohol u otras drogas. Contrariamente, los hombres que utilizan sistemáticamente el preservativo se perciben más autoeficaces y poseen mejores herramientas de comunicación asertiva.

      La felación, el coito anal y la penetración anal táctil o mediante juguetes sexuales constituyen las prácticas más realizadas por hombres que tienen sexo con hombres quienes, en general, presentan un uso consistente del preservativo en el coito anal. Una mayor susceptibilidad percibida hacia el VIH, un alto nivel de autoestima y una mayor atracción por las sensaciones físicas constituyen variables que actúan como factores de riesgo para el uso del preservativo. En relación a las variables que actúan como factores de protección, se observa que poseer habilidades de comunicación asertiva y percibirse capaz de hacer frente a posibles barreras que dificulten su uso predicen el uso del preservativo.

      En cuanto a las mujeres heterosexuales, las prácticas más realizadas han sido el coito vaginal y la felación. Puesto que la percepción de riesgo de infección por VIH es mayor en el coito vaginal, el uso del preservativo en esta práctica es casi sistemático en contraposición con las tasas de uso referidas en el coito anal. Habitualmente, las mujeres que utilizan consistentemente el preservativo poseen mayores habilidades de comunicación asertiva y se sienten más autoeficaces de implementarlas. Por el contrario, las mujeres que adoptan conductas de riesgo prefieren los efectos del refuerzo que obtienen mediante los estímulos que consideran placenteros por lo que tienen tendencia a involucrarse en actividades capaces de provocar experiencias sexuales intensas.

      Por lo que se refiere a las mujeres que tienen sexo con mujeres, las prácticas más realizadas han sido el cunnilingus y la penetración vaginal táctil o mediante juguetes sexuales. En general, estas mujeres prescinden del uso de la barrera de látex en el cunnilingus. En relación al perfil diferencial, las mujeres que adoptan conductas de riesgo tienen tendencia a consumir cannabis y experimentan un pobre control de los impulsos sexuales. En contraposición, las mujeres que utilizan la barrera de látex poseen mayor nivel de conocimientos, mayor severidad percibida, se sienten más autoeficaces, tienen mayor nivel de autoestima y poseen mayores herramientas de comunicación asertiva, otorgando mayor importancia y gravedad al VIH.

      La felación y el coito vaginal constituyen las prácticas más realizadas en hombres y mujeres con diversidad funcional intelectual. En general, presentan un bajo uso del preservativo tanto en el coito vaginal como en el anal. En cuanto a los factores de riesgo, el desconocimiento de los límites corporales ante situaciones que pueden derivar en abuso sexual constituye la única variable que predice el uso inconsistente del preservativo. En contraposición, los conocimientos sobre las vías de transmisión del VIH y el nivel de autoeficacia actúan como factores de protección. En general, estas personas poseen suficientes conocimientos sobre las vías de transmisión, perciben el preservativo como un elemento preventivo eficaz y sienten mayor nivel de autoeficacia, siendo conscientes de que la prevención del VIH es un aspecto importante.

      Los resultados obtenidos evidencian que la prevención del VIH sigue siendo un tema prioritario, ya que la incidencia y prevalencia se mantienen constantes a pesar de los esfuerzos por erradicar la epidemia. En algunos colectivos se están observando repuntes significativos y en otros desconocemos, por completo, la dimensión del fenómeno. Si bien es cierto que hay subgrupos con mayor vulnerabilidad, la promoción de la salud sexual es un derecho que debe garantizarse a todas las personas. Por tanto, se pone de manifiesto la necesidad de diseñar e implementar estrategias preventivas adaptadas al género, a la orientación sexual y al grado de capacidad cognitiva. Consideramos que la estrategia más adecuada ha de partir de una educación que se aleje de la visión heteronormativa y excluyente, y que apueste por otorgar a cada colectivo aquellos conocimientos y herramientas que permitan disfrutar de una expresión libre de la sexualidad.


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