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Resumen de Escrivans al Vallès. Segles X i XI

Robert Baró Cabrera

  • Escribanos en el Vallès, siglos X y XI La comarca del Vallès era, en los siglos X y XI, el hinterland del condado de Barcelona; estaba bajo el control de sus soberanos, pero suficientemente alejada de la capital como para desarrollar unas dinámicas autónomas. De este territorio se conserva una cantidad muy considerable de documentación medieval original en los riquísimos archivos de instituciones tanto civiles como eclesiásticas. Gracias a estas dos circunstancias es un espacio idóneo para intentar identificar a unas personas concretas, los escribanos: aquellos que con su firma validaban los documentos para darles carácter público.

    El estudio se organiza en tres secciones. La primera dedicada a la descripción de las fuentes documentales y a la metodología usada para obtener y procesar la información. En la segunda se identifica a los escribanos: se presenta el inventario y estudio de los individuos, así como la prosopografía de unos cuarenta de ellos. La tercera sección se centra en la topografía vinculada a los escribanos, mostrando las fuentes de información y las herramientas usadas para analizarlas, así como los resultados cartográficos y la elaboración de fichas de unidad topográfica que permiten intuir cómo se relacionaban los escribanos con el territorio.

    Se constata que en los siglos X y XI la inmensa mayoría de los escribanos son clérigos seculares, de los cuales se puede seguir en algunos casos la carrera eclesiástica. En el siglo X el clero regular está prácticamente ausente, mientras que algunos monjes figuran firmando una pequeña proporción de documentos del siglo XI. Inversamente, en el siglo X hay un contingente significativo de escribanos laicos, que se reduce notablemente en el siglo XI.

    Se concluye que los escribanos actuaban dando validez a los documentos en actos performativos, no meramente asertivos, en virtud de una autoridad pública que distinguía los oficios y tenía por incompatibles los de juez y escribano. Homogeneidad en los tipos documentales, largas trayectorias, amplia presencia distribuida por todo el territorio y, sobre todo, la capacidad de cambiar el vocabulario en un reducido espacio de tiempo, indican que hay un vínculo estable entre la autoridad pública y los escribanos mucho antes de la recepción del Derecho Común y de la implantación de la institución del notariado.

    Se destaca que en el transcurso de la cuarta década del siglo XI hubo un rápido cambio en el vocabulario usado para designar los lugares de culto y sus espacios adyacentes, con el que se introdujo un nuevo formulario, generado en un contexto teológico carolingio. Probablemente fue el resultado de la ejecución de un plan que procedía de la autoridad condal, en concreto de Ermessenda de Carcassona, acompañada por el juez Bonshom y los obispos Pere Roger de Girona y Oliba de Vic, los cuales en el año 1038 consagraron sus respectivas catedrales. En la ciudad de Barcelona también se documenta este cambio de vocabulario, en Santa María del Mar donde, con motivo de la renovación de la canónica catedralicia, entre 1009 y 1019, hubo una intervención directa de los condes.

    Pocos años después, con la revuelta de los señores de la Marca a mediados del siglo XI, los escribanos siguieron actuando al servicio de una autoridad de naturaleza pública, y su función sirvió para consolidar las nuevas relaciones sociales y económicas basadas en el uso privado de la violencia, que también fue instrumentalizada a través de los documentos escritos.


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