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Resumen de Patrones dietéticos de población mayor institucionalizada y no institucionalizada: evaluación del riesgo de déficit nutricional

Eva Pilar Campo Ortega

  • El envejecimiento es una trayectoria biológica, un proceso orgánico y universal que genera cambios importantes, tanto en la constitución y funcionalismo del organismo como en el comportamiento y en la manera de estar en la sociedad. Existen diversos estudios sobre el estado nutricional de las personas de edad avanzada institucionalizadas, donde se pone de manifiesto graves deficiencias nutricionales. Para prevenir la malnutrición de la población anciana es preciso proporcionarle una alimentación suficiente, completa y equilibrada.

    El objetivo ha sido valorar el patrón dietético en dos colectivos de personas mayores, uno formado por personas institucionalizadas y otro por personas no institucionalizadas, con el fin de determinar si era adecuado a las recomendaciones. Para la consecución del objetivo se ha determinado el consumo de alimentos en los dos grupos de población y se ha valorado la ingesta de energía y nutrientes con el fin de establecer si se cubren las ingestas recomendadas en dichos grupos y acordar si existe algún déficit nutricional.

    En el caso del grupo de los institucionalizados se ha trabajo con las planillas de los menús que han aportado los responsables de los centros y en el caso de los no institucionalizados la información se recogió a través de encuestas dietéticas (CFCCA y diario dietético de tres días) y de factores asociados. Posteriormente se procesaron los datos con el programa “Alimentación y Salud” de la Universidad de Granada, y se realizó la evaluación cuantitativa.

    Se determinó un bajo consumo de cereales y hortalizas en los dos colectivos valorados, destacando también el bajo consumo de lácteos en el de individuos no institucionalizados. Al comparar la ingesta de energía podemos determinar que en el grupo de institucionalizados es superior a la de los no institucionalizados. No obstante, el valor es comparable al señalado en otros estudios realizados con personas de edad avanzada.

    Al analizar el perfil calórico de la muestra con el recomendado se ha observado que no está equilibrado, caracterizándose por un elevado aporte de energía por parte de las proteínas y lípidos, en detrimento de los hidratos de carbono. Asimismo, la distribución de los ácidos grasos de la dieta está desajustada respecto a las recomendaciones, siguiendo la tendencia general de la población española, aunque con una adecuada ingesta de ácidos grasos monoinsaturados (AGM).

    De forma general todos los colectivos presentas ingestas satisfactorias de vitaminas excepto en el caso de las vitaminas D y E que no alcanzaron las recomendaciones adecuadas. La ingesta media de minerales solamente fue adecuada para sodio, potasio, magnesio, fósforo y hierro, dado que la contribución a la IR para cada uno de los micronutrientes señalados fue entre 90-100%. Para el resto de los minerales estudiados la cobertura de las IR en el caso de I y Ca no alcanza el 90%.

    La calificación global obtenida en el índice de alimentación saludable (AIS) en el grupo de los institucionalizados fue de 84,8 puntos y en los no institucionalizados de 81,0 sobre 100, lo que de acuerdo al criterio de clasificación según este índice, nos indica que la dieta que reciben nuestros ancianos es saludable.

    El grado de adhesión a la Dieta Mediterránea (ADM) del colectivo estudiado indicó que una gran parte de la población cubría el patrón alimentario, a pesar de que se registró un elevado consumo de embutidos y fiambres, dulces y otros.


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