Con el paso de los años el conocimiento sobre determinados principios utilizados en un ámbito específico va creciendo a medida que se van incorporando los avances del uso de las nuevas tecnologías en el desarrollo de los mismos. Esto lleva a la optimización de estos principios y permite alcanzar cotas de evolución desconocidas hasta este momento, dando así, una nueva perspectiva en la aplicación y eficacia de los mismos.
En muchas ocasiones los avances que llegan al usuario final nacen de grandes proyectos de investigación que se llevan a cabo en las organizaciones más prestigiosas del mundo en su ámbito. Un ejemplo seria los numerosos progresos que se han llevado a cabo en el mundo de la automoción, como la fibra de carbono o la telemetría, y que han surgido a partir de tecnología previamente creada y desarrollada en las escuderías de la fórmula 1. Otro ejemplo sería la multitud de novedosos instrumentos, tales como la tomografía axial computarizada (TAC), los microchip o las lentes ópticas, que se han desarrollado y han evolucionado a partir de las investigaciones realizadas por las agencias aeronáuticas y aeroespaciales de todo el mundo.
Precisamente, es a partir de un concurso de ideas propuesto por la agencia americana aeroespacial y por la agencia europea del espacio (NASA y ESA por sus siglas en ingles) a principios de los años 80, como nace una de estas novedades que tiene que ver con el ámbito de la actividad física y la salud.
Dichas agencias pusieron en marcha diversas investigaciones porqué necesitaban solucionar los problemas fisiológicos, de atrofia muscular y de pérdida de masa ósea que sufrían los astronautas que permanecían mucho tiempo en el espacio. Una de estas investigaciones se centró en el uso de la inercia como alternativa al entrenamiento de fuerza convencional, utilizando la sobrecarga excéntrica sin depender de la fuerza de la gravedad. Es así como surgió la idea de la creación de un dispositivo de entrenamiento de la fuerza con un sistema mecánico independiente de la gravedad y basado en la resistencia inercial ejercida por volantes que generaban la sobrecarga.
Esta herramienta, a la que llamaron Flywheel Exercise Device o Isoinertial Device (dispositivo con volantes inerciales o dispositivo isoinercial), y patentada con el nombre de YoYo Inertial Technology®, fue creada por los investigadores del departamento de fisiología del Intituto Karolinska de Suecia, Hans Berg y Per Tesch, a mediados de la década de los 90 y (Berg y Tesch, 1994).
A partir de la aparición de este tipo de dispositivos se extendió su uso en el ámbito de la mejora del rendimiento físico deportivo. Con el paso del tiempo, y como resultado de la evidencia obtenida en diferentes estudios científicos, su empleo ha ido evolucionando hacia el campo de la prevención y recuperación de lesiones.
Esta evolución se debe, entre otras cosas, a la posibilidad de obtener un estímulo de sobrecarga excéntrica, tan útil en estos ámbitos, sobre todo en patologías músculo-tendinosas.
En la actualidad está muy extendido el uso de los ejercicios excéntricos como método de entrenamiento dentro de los procesos activos de prevención y recuperación de lesiones, así como de la mejora del rendimiento. La literatura científica apoya con numerosos estudios la implementación de este tipo de ejercicios en los programas de rehabilitación o readaptación en un gran abanico de lesiones del aparato locomotor. Dentro de ellas, cabe destacar los protocolos utilizados para el tratamiento del tendinopatías y roturas musculares. En el tendón, por la influencia que la sobrecarga excéntrica tiene sobre los procesos de adaptación estructural y las propiedades mecánicas del mismo; y en el músculo, por el refuerzo excéntrico que añaden este tipo de estímulos a las propiedades fisiológicas del mismo, ya que la debilidad de la fase excéntrica muscular está considerado como un factor de riesgo intrínseco en la incidencia de lesiones musculares.
Una de las máximas por las que se rigen los profesionales dedicados a la actividad física y la salud es la búsqueda de la optimización de los recursos terapéuticos con el fin de obtener los mejores resultados en la prevención y en la recuperación de lesiones músculo-esqueléticas. A raíz de este planteamiento, y en función de la relación que se ha puesto de manifiesto anteriormente entre el entrenamiento isoinercial y la sobrecarga excéntrica, y entre esta y la prevención y recuperación de lesiones mio-tendinosas, surgen una serie de cuestiones que son las que motivan la realización de esta tesis.
Tras el desarrollo dentro del marco conceptual de todos los aspectos relevantes que tienen que ver con este trabajo, se ha realizado una revisión sistemática sobre el entrenamiento isoinercial y la prevención y recuperación de lesiones músculo-tendinosas para saber en qué situación real nos encontramos. Posteriormente, y ante el hallazgo de la falta de estudios sobre la efectividad de esta metodología en patología músculo-esquelética de miembros superiores, se ha llevado a cabo una propuesta para el diseño de un estudio de investigación relacionando estos dos conceptos, con el fin de desarrollar un protocolo de estudio que nos ayude a conocer la manera óptima de aplicación de esta nueva tecnología en la rehabilitación de una patología tendinosa del miembro superior.
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