Los niveles plasmaticos de pih-i constituyen el mejor marcador bioquimico de la enfermedad metabolica osea asociada a la insuficiencia renal cronica, existiendo controversias sobre cuales son los niveles optimos para prevenir las alteraciones oseas propias de la osteodistrofia renal. Con el trasplante renal se corrigen muchas de las alteraciones de los ikones divalentes propias del estado uremico. En consecuencia, las concentraciones de pih pueden descender, normalizandose la caloemia y mejorando la enfermedad osea. Con la finalidad de valorar el rango optimo de paratohormona que se asocian a un remodelado oseo normal, estudiamos la relacion entre la pih-i y la histomorfometria osea en pacientes uremicos: predialisis y dialisis. Ademas, mediante el uso de parametros bioquimicos e histomorfometricos estudiamos la evolucion de la enfermedad metabolica osea tras el trasplante renal. Encontramos que la enfermedad osea adinamica fue la forma mas frecuente de enfermedad osea en los pacientes uremicos predialisis, en hemodialisis y en dialisis peritoneal. En enfermos en dialisis, para prevenir la aparicion de las formas de alto remodelado, oscilan entre 120-250 pg/ml (de dos a cuatro veces el limite alto de la normalidad). En el primer año tras el trasplante renal, el mayor condicionante de los niveles de pih son los niveles de la hormona antes del implante. A largo plazo, sin embargo, el aclaramiento de creatinina es el factor que mas influye en los niveles circulantes de pih. Despues del trasplante renal normofuncionante se produce un descenso rapido de los niveles de pih, a los tres meses, para luego estabilizarse en torno a 1.75 veces el limite alto de la normalidad. Tras el primer año del implante se produce una situacion de alto remodelado en los enfermos con minimas o nulas lesiones hiperparatiroideas pre-trasplante. En los que se trasplantan con dicho tipo de lesiones, mejora la fibrosis peritrabecular, pero se mantiene
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