A pesar del concepto de unidad que preside la narrativa de Antonio Prieto, a partir de prologo a una muerte (1965) nuestro novelista decide zambullirse en el mito. Pero seria simplificar las cosas atribuir al mito el peso de lo que constituiría una segunda etapa. Es el "trobamen" de Petrarca y el humanismo renacentista, perseguidor de la gloria, que, por amor, aprendió a leer en los ojos de la amada la palabra para eternizarla y eternizarse. De Petrarca aprendió prieto su negación del tiempo "real" frente a la acromía de la cultura extendida por la palabra relacionada con los conceptos de lectura como dialogo (actualización) con un hombre del pasado, el de fusión mítica, el recurso a la autocita y la apropiación de versos ajenos. La novela de prieto es una exhibición de medios técnicos para la distorsión cronológica en busca del imposible de dislocar los limites entre realidad y ficción para proclamar la independencia del reino sin tiempo de la palabra.
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