En los países desarrollados, la mayor parte de los alimentos que llegan al consumidor, lo hacen en el interior de un envase. La mayor parte de estos envases se elaboran usando materiales poliméricos, siendo las propiedades del polímero seleccionado determinantes para la calidad del producto que llega al consumidor.
Una de las características del polímero que más puede afectar al producto envasado, es el inherente transporte de compuestos de bajo peso molecular que va a tener lugar a través suyo. Mediante este mecanismo, el sistema alimento-envase-medio exterior tiende a equilibrarse y, si bien en ocasiones este intercambio no afecta a la calidad del alimento envasado, en otros casos va a deteriorarlo rápidamente.
Este transporte de masa se suele describir usando parámetros como los coeficientes de permeabilidad, difusión, solubilidad o partición. En muchas ocasiones, estos parámetros son altamente dependientes de las condiciones en las que se miden, siendo preferible su determinación en aquellas condiciones que más se asemejen a las que se darán durante el uso del envase.
Dos técnicas cuyo potencial permite determinar estos parámetros en dichas condiciones son la espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier (FT-IR) y la cromatografía de gas inversa (IGC).
Mediante espectroscopia FT-IR se ha conseguido determinar las propiedades de transporte de masa a través de películas muy finas, similares a las usadas para elaborar envases de alimentos, en las cuales las cantidades sorbidas son demasiado pequeñas como para ser estudiadas mediante por ejemplo técnicas gravimétricas convencionales. También se ha podido determinar de un modo directo mediante FTIR los parámetros de transporte de masa del limoneno presente en un zumo de naranja en contacto con polietileno. El uso de esta espectroscopia también ha proporcionado información acerca de los cambios que la sorción de agua puede provocar en la estructura de algunos polímeros. Por úl
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