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Resumen de Efecto del ejercicio sobre la presión intraocular y el espesor central corneal en el perro de raza beagle

Alicia Garzón Ariza

  • 1. Introducción o motivación de la tesis Se ha demostrado que el ejercicio es un factor importante que conduce a cambios en diversos parámetros oculares y es un método no farmacológico eficiente para disminuir la PIO. Los estudios actuales asimismo han demostrado que la práctica de ejercicio físico tiene efectos favorables en enfermedades metabólicas y cardiovasculares (Ozmerdivenli et al., 2006; Risner et al., 2009). La evidencia continúa en el sentido oftalmológico ya que existen diversos estudios referentes a los beneficios que el ejercicio físico presenta para la reducción de la PIO en personas. Este beneficio no sólo afecta a personas con aumento de la PIO (Natsis et al., 2009; Williams, 2009) sino también a personas cuyos valores se encuentran dentro de los rangos normales (Risner et al., 2009; Yip et al., 2011; Hong et al., 2014; Roddy et al., 2014; Rüfer et al., 2014). En estudios realizados en oftalmología humana con diferentes actividades físicas se ha comprobado que la disminución que muestra la PIO es variable según la duración, la intensidad y la continuidad del ejercicio (Risner et al., 2009; Ismail et al., 2011; Hamilton-Maxwell et al., 2012). Sin embargo, los investigadores a menudo olvidan informar de la variación asociada con el cambio del ECC después del ejercicio, sin el cual, los resultados no pueden interpretarse de forma adecuada. En la actualidad, no existen estudios de cohortes que evalúen la relación entre el ejercicio y los efectos sobre la PIO en el perro. En oftalmología veterinaria sólo se han realizado dos estudios en la especie equina con resultados fluctuantes (Giudice et al.2010; Allbaugh et al. 2014). Por lo tanto, conocer cómo el ejercicio físico afecta a valores oculares como la PIO o el ECC podrán ayudarnos a mejorar la eficacia en el tratamiento de perros glaucomatosos. Un ejercicio físico diario podría ser beneficioso y podría utilizarse como un complemento a la terapia farmacológica, abriendo nuevas opciones terapéuticas.

    Uno de los factores que influyen directamente sobre los valores de PIO es el espesor central corneal (ECC). Existe una correlación directa entre el grosor de la córnea o ECC y el valor de PIO, lo que da lugar a que pacientes con corneas más gruesas, presenten valores de PIO más altos y viceversa. Por tanto, es importante conocer el efecto que un ejercicio continuado puede ejercer sobre el ECC ya que podría condicionar de forma directa los cambios que se producen en los valores de PIO. Por otro lado, ambas variables fluctúan a lo largo del día (Martín-Suarez et al., 2014), por lo que necesitamos realizar las mediciones dentro de una franja horaria de estabilidad para ambas.

    2. Contenido de la investigación Por tanto, los objetivos de este estudio son: • Estudiar la variación diurna de la presión intraocular (PIO) mediante tonometría de rebote y del espesor corneal central (ECC) mediante paquimetría de ultrasonidos en perros de raza Beagle así como la posible correlación entre ambas variables.

    • Evaluar el efecto de un régimen de entrenamiento controlado de cuatro semanas en la PIO y ECC.

    • Evaluar los efectos de tres intensidades diferentes de ejercicio, leve, moderada y submáxima en la PIO y ECC.

    • Determinar e interpretar la posible correlación entre el ECC y la PIO, y los parámetros cardiovasculares.

    Previamente a la evaluación del efecto del ejercicio sobre las variables oftalmológicas, se realizó un estudio para determinar el periodo o franja horaria en la que ambas fueran más estables, y eliminar el posible efecto del ritmo circadiano. Para ellos se realizaron mediciones de PIO y ECC cada 2 horas durante la franja horaria comprendida entre las 10:00 y las 18:00. La PIO medida con tonometría de rebote y el ECC medido con paquimetría ultrasónica en perros Beagle muestran variaciones diurnas con valores más altos a primera hora de la mañana que en la tarde/noche por lo que se decidió establecer el periodo de medición entre las 11 y las 13 horas.

    Las sesiones de entrenamiento y ejercicios programados tienen lugar en el Servicio de Fisioterapia y Rehabilitación del Hospital de la Universidad de Córdoba. Para evaluar el efecto del entrenamiento controlado, todos los perros realizaron un ejercicio diario en una cinta de correr (NordicTrack T12 Folding Treadmill) durante cuatro semanas, cinco días / semana. Cada sesión diaria comenzó con un calentamiento de 5 min (velocidad de 2,2 km/h e inclinación del 0%) terminando con un período de enfriamiento idéntico. La primera semana los perros entrenaron diariamente 10 minutos a 5 km / h 0%; en la segunda semana, 20 min 5 km / h 0%), en la tercera semana, 20 minutos a 5 km / h 3% de inclinación; y en la cuarta semana 20 minutos a 5 km / h y 5% de inclinación. Los valores de PIO mediante tonometría de Rebote y los valores de ECC mediante Paquimetría de ultrasonido, se midieron antes (T0) a mitad (T1) y al final (T2) del entrenamiento. T0 y T2 se subdividieron en tres grupos de medidas: B, valor basal antes de iniciar el entrenamiento en cinta, Prueba de esfuerzo leve (L) durante 20 minutos a velocidad de 1,7 km/h e inclinación del 5%; Y Prueba de ejercicio moderada (M) donde se somete al animal a la cinta durante 20 min de entrenamiento a 4,5 km/h y 0% de inclinación. La prueba M se realiza un día posterior a la prueba L. L y M no tienen etapa de enfriamiento. A mediados del período de entrenamiento (T1) sólo se obtuvieron mediciones basales (B). Cada medida (L y M) se subdividió en tres (0, 15, 30): la primera fue tomada inmediatamente después del ejercicio (0 min), una segunda a los 15 min después de completar el ejercicio y una tercera después de un descanso de 30 min. La prueba de ejercicio submáximo comienzó con un calentamiento de 3 min (velocidad de 4,8 km/h e inclinación del 0%), continuando con un ejercicio submáximo durante 5 min (velocidad 6.4 Km./h e inclinación del 15%), sin fase de enfriamiento posterior.

    3. Conclusión La PIO medida con tonometría de rebote y el ECC medido con paquimetría ultrasónica en perros Beagle muestran variaciones diurnas con valores más altos a primera hora de la mañana que en la tarde/noche por lo que se debe tener en cuenta al interpretar los valores de la PIO en términos de investigación, diagnóstico y tratamiento.

    El ejercicio continuo de baja intensidad de 4 semanas induce, en perros Beagle sanos, una reducción significativa de la presión intraocular de -1,5 mm y de -9µm del espesor central corneal aunque desde el punto de vista clínico la magnitud de los cambios de grosor corneal sea despreciable. La mejora del estado metabólico y la reducción de los niveles de glucosa basales a las 4 semanas pueden favorecer estos cambios, aunque ninguna de las variables, presión intraocular, espesor central corneal, presión arterial, frecuencia cardíaca, o glucosa están correlacionadas entre sí. Por tanto, realizar un ejercicio moderado continuado puede ser beneficioso para la salud ocular en pacientes glaucomatosos o preglaucomatosos, pudiendo favorecer la respuesta al tratamiento de estos pacientes.

    Cuando se realiza un ejercicio aeróbico puntual, sea este leve o moderado, también se produce una reducción significativa de los valores de presión intraocular de -1,5 mm Hg a los 30 minutos de la finalización del ejercicio; con una reducción progresiva del espesor central corneal de 19 a 29µm en los perros Beagle no entrenados. En cambio, los perros Beagle entrenados, se produce una elevación de los valores de presión intraocular tras finalizar el ejercicio, de hasta 1,7 mmHg tras el ejercicio moderado, aunque retornan a los valores basales a los 15 minutos. El espesor central corneal desciende significativamente de 11µm a 18µm sólo tras la realización de un ejercicio leve. El comportamiento de los valores de presión intraocular y de espesor central corneal en los perros entrenados es diferente a los perros entrenados, presentando una respuesta adaptativa al entrenamiento. Estos perros presentan menores valores basales de presión intraocular, espesor central corneal, presión arterial y frecuencia cardíaca, reduciéndose la respuesta en los valores de presión intraocular, espesor central corneal tras la realización de un ejercicio leve o moderado. Cuando se realiza un ejercicio submáximo se produce en el perro Beagle un incremento inmediato de 2,6 mm Hg de los valores de presión intraocular que se reducen progresivamente hasta el minuto 30 post ejercicio con una reducción de 1mmHg con respecto al valor basal, momento a partir del cual regresan progresivamente a los valores inciciales. Por tanto, es importante tener en cuenta la realización de ejercicio submáximos en pacientes glaucomatosos, preglaucomatosos o en razas predispuestas al glaucoma por el incremento inicial de este valor. Aunque se produce una reducción significativa del valor de espesor central corneal, con un mínimo valor en el minuto 45 de 33µm, estos valores no están correlacionados entre sí por lo que los efectos producidos en la presión intraocular por el ejercicio no son consecuencia de los cambios producidos en el espesor central corneal.

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