Las especies reactivas de oxígeno (ROS) dañan las estructuras celulares, a través de la oxidación de sus biomoléculas, con los consiguientes cambios en la morfología y función celular. El papel que juega el colesterol en este daño oxidativo es escasamente conocido. Con el fín de esclarecer este punto, se han estudiado las alteraciones estructurales y funcionales que muestran los eritrocitos controles, ricos y pobres en colesterol al ser sometidos a estrés oxidativo inducido por el oxidante hidroperóxido de ter-butilo (t-BuOOH). Este tratamiento genera en todos los casos ROS y sustancias reaccionantes con el ácido tiobarbitúrico (TBARS), con valores máximos en los eritrocitos pobres en colesterol. Los ROS formados producen oxidación de la hemoglobina (>90%), pérdidas de GSH (>70%) y descensos de los contenidos de colesterol, fosfolípidos y ácidos grasos poliinsaturados n-6, encontrándose también una correlación positiva entre la fragilidad osmótica y la peroxidación, y un aumento de la alteración morfológica en los distintos tipos de eritrocitos oxidados. Tanto el enriquecimiento como el empobrecimiento en colesterol del eritrocito, producen alteraciones en las distribución asimétrica de los fosfolípidos en su bicapa lipídica, aumentando en ambos casos la exteriorización de la fosfatidilserina (PS), mientras que la salida de la fosfatidiletanolamina (PE) hacia la cara externa sólo se produce en los eritrocitos pobres en colesterol. El daño oxidativo provoca exteriorizaciones significativas de PS en todos los grupos de eritrocitos, y de PE en los eritrocitos controles y pobres en colesterol. Estos cambios de asimetría van acompañados de descensos en la actividad de la enzima responsable su mantenimiento, la aminofosfolípido translocasa (APT), que disminuye en todos los grupos de eritrocitos tras la modificación de sus contenidos de colesterol, así como por efecto del estrés oxidativo.
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