Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) se manifiestan como una alteración en el consumo de alimentos con el consecuente deterioro de la salud física y psicológica de la persona.
En general la prevalencia de los TCA en algunas edades es tan elevada que ha sido considerada por la Organización Mundial la Salud como uno de los trastornos mentales más prevalentes en niños y adolescentes.
Actualmente las principales hipótesis sobre la etiopatogenia de estos trastornos se basan en un enfoque multifactorial, considerando tanto factores genéticos como ambientales.
El objetivo principal de este trabajo es analizar la relación entre determinados factores ambientales y características individuales y de socialización en alumnos del primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria y la probabilidad de superar el punto de corte en la escala EAT-26 de detección de TCA. Dentro de los objetivos específicos se plantea en la siguiente investigación describir y analizar la autoestima, los patrones de alimentación familiar, los patrones conductuales orientados a la pérdida de peso y el uso de las nuevas tecnologías entre aquellos sujetos que superan el punto de corte en la escala EAT-26.
La población objeto de estudio está formada por los estudiantes de primer ciclo de secundaria de distintos centros escolares del área de Vallecas participantes en la investigación, formando una muestra de estudio de 579 participantes.
Los instrumentos aplicados a la población del primer ciclo de secundaria consistieron en (a) un cuestionario de datos sociodemográficos y variables comportamentales de elaboración propia; (b) Test de autoestima de Rosenberg (EAR; Rosenberg, 1965; tomada de Echeburúa y Corral, 1998) y (c) Test EAT-26 (Eating attitudes Test 26), (Castro y cols; 1991).
En los resultados obtenidos se observa una relación significativa entre la autoestima y la pertenencia al grupo riesgo de TCA o no riesgo de TCA, con una OR =0,910. Por consiguiente, cada aumento de un punto en la dimensión de autoestima disminuye en un 9,5 % el riesgo de pertenecer al grupo de riesgo de TCA. En las variables consideradas dentro del área de patrones de alimentación disfuncionales se observa que las variables número de comidas (¿2=21.780; p < 0.01), realización de dieta (¿2=39.382; p < 0.01) y consumir fármacos para adelgazar (¿2=14.862; p < 0.01) se hallan relacionadas con la variable riesgo de TCA. En las variables consideradas dentro del área del uso de las nuevas tecnologías y los medios de comunicación, Frecuencia internet (¿2=20.170; p < 0.01), Frecuencia móvil (¿2=10.913; p < 0.01), Revistas moda (¿2=16.291; p < 0.01), Frecuencia revistas moda (¿2=22.165; p < 0.01), Uso de consolas (¿2=6.473; p < 0.05) mostraron una relación estadísticamente significativa con la variable riesgo de TCA.
A la luz de los resultados obtenidos podemos concluir que la autoestima actúa como un factor clave en el aumento de la probabilidad de desarrollar un TCA. El uso y la frecuencia con la que los adolescentes de nuestra muestra utilizan los distintos medios de comunicación aumentan la probabilidad de pertenecer al grupo de riesgo de desarrollo de un TCA. Además, el uso específico de las nuevas tecnologías como el teléfono móvil o internet aparecen como variables relacionadas con el incremento de la probabilidad de desarrollo de un TCA. La realización de una dieta en la adolescencia aumenta significativamente la probabilidad de pertenecer al grupo de riesgo de desarrollo de un TCA.
Estos resultados pueden ayudar al establecimiento de modelos explicativos que incluyan la comprensión de la interacción de los distintos factores que influyen en el desarrollo de los TCA.
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