Antecedentes: La práctica sostenida de ejercicio produce un mayor riesgo de sufrir una muerte súbita de causa cardiaca. Las principales causas muchas veces pasan desapercibidas en los deportistas, siendo pesquisables solo a través de un cribado cardiaca pre-participativo. Para mejorar la interpretación y poder identificar los cambios debido al entrenamiento de aquellos relacionados con patología usando el electrocardiograma de reposo se han intentado establecer criterios: criterios de la Sociedad Europea de Cardiología (2010), criterios de Seattle (2013), ¿criterios refinados¿ (2014) y las Recomendaciones Internacionales (2017).
Objetivos: Valorar la sensibilidad y especificidad de los criterios electrocardiográficos de Seattle en la población deportiva de alto rendimiento de España y compararlos con los tres criterios electrocardiográficos más usados en deportistas. Determinar la prevalencia de cambios en el ECG relacionados con el entrenamiento en la población deportiva de alto rendimiento de España.
Materiales y métodos: Se valoraron 1147 deportistas de alto nivel valorados en el Centro Nacional de Medicina del Deporte del CSD entre el 2010 y 2012, de distintas disciplinas deportivas. A todos se les realizó dentro del reconocimiento pre-participación deportiva un electrocardiograma y un ecocardiograma. Los registros electrocardiográficos fueron valorados según los cuatro criterios a estudiar determinando las alteraciones consideradas patológicas y las alteraciones consideradas como adaptaciones al entrenamiento. El resultado de la valoración electrocardiográfica se comparó con el informe pre-participativo entregado al deportista. Para el análisis estadístico la significación estadística se fijó en 0,05. Para valorar el grado de concordancia entre los cuatro criterios se utilizó el índice Kappa de Cohen.
Resultados: La prevalencia de deportistas con electrocardiogramas con adaptaciones al entrenamiento fue de 70,9%, siendo más frecuente en hombres y en los deportes de alto componente dinámico. El índice de concordancia entre los criterios de Seattle y las recomendaciones de la Sociedad Europea de Cardiología fue débil. Los criterios de Seattle presentaron una sensibilidad de 22,2% y la especificidad de 94,3%, siendo las recomendaciones de la Sociedad Europea de Cardiología la de mayor sensibilidad con 59,3% y las Recomendaciones Internacionales la de mayor especificidad con 96,7%. Los criterios de Seattle presentaron un 5,7% de falsos positivos.
Conclusiones: Los criterios de Seattle presentan una baja sensibilidad y una alta especificidad para el diagnóstico de las patologías cardiacas encontradas en los deportistas de alto rendimiento españoles. La sensibilidad de los criterios de Seattle es levemente inferior a las recomendaciones de la Sociedad Europea de Cardiología, sin embargo la especificidad de los criterios de Seattle es superior a las recomendaciones de la Sociedad Europea de Cardiología. La prevalencia de los cambios en el ECG relacionados con el entrenamiento utilizando los criterios de Seattle en la población deportiva de alto rendimiento de España es similar a los estudios publicados, siendo en los deportistas masculinos más prevalente. Los deportes de alto componente dinámico según la clasificación de Mitchell presentan mayores cambios en el ECG relacionados con el entrenamiento que los deportes de bajo componente dinámico. Las Recomendaciones Internacionales disminuyen los falsos positivos en relación a los criterios de Seattle, pero la sensibilidad disminuye con las Recomendaciones Internacionales comparado a los criterios de Seattle. La utilización del electrocardiograma como única prueba en el tamizaje pre-participativo en población deportiva de alto rendimiento es insuficiente por su baja sensibilidad.
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