El problema filosófico del mal pertenece, en principio, al ámbito de la ética; sin embargo, cualquier tratamiento riguroso del mismo remite necesariametne a cuestiones antropológicas fundamentales. Paul Ricoeur plantea, por ello, una amplia perspectiva, que abrca vrios ámbitos antropológicos.
Aborda, en primer lugar el problema partiendo del recurso metodológico a la fenomenología, pero sin olvidar la existencia concreta, la expresión simbólico-mítica del mal y el consiguiente tratamiento hermenéutico. Tras un largo recorrido, en diálogo con diversas corrientes filosóficas, así como con ciencias antropológicas más concretas, Paul Ricoeur conduce el problema del mal hacia el plano de la concreción histórica, en el cual es inevitable el tratamiento de las relaciones entre ética y política.
No se establece, sin embargo, sistema alguno, sino que le problema queda siempre abierto al futuro y a la utopía.
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