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Resumen de María Dolores Arana: el exilio literario republicano español de 1939 desde una perspectiva feminista

Mar Trallero Cordero

  • La historia del exilio literario republicano español de 1939 ha construido, a lo largo de estos casi ochenta años, un discurso con protagonistas destacados, con personajes en un segundo plano, y con otras figuras más escondidas. A las mujeres se las ha situado, de manera predominante, en este tercer espacio, prácticamente en la invisibilidad. Sin embargo, la crítica feminista se ha propuesto rescatar el papel de este colectivo con una serie de herramientas tomadas de otras corrientes críticas, como la Sociología de la Literatura.

    María Dolores Arana publicó su primer libro de poemas, Canciones en azul, en 1935, tenía un empleo como funcionaria del cuerpo auxiliar de aduanas, una prometedora carrera intelectual y un proyecto de vida en el que creía. La guerra civil la llevó a adquirir un compromiso con la República, que se traduciría en la participación como secretaria en el Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, y a conocer a su compañero, José Ramón Arana (José Ruiz Borau). No obstante, la victoria de Franco en 1939 supuso el exilio para los Arana, primero unos meses en la República Dominicana y luego en México, donde se instalarían definitivamente.

    Las dificultades del exilio se agudizaron en el caso de Arana. Los apuros para conseguir un trabajo remunerado dignamente y el cuidado de su familia postergaron la continuación de una carrera truncada por el golpe militar de 1936. No obstante, en 1953 consiguió publicar su segundo libro de poesía, Árbol de sueños, antes había colaborado en revistas del exilio, como Aragón o Las Españas, y a partir de 1961 escribió para la revista española fundada por Camilo José Cela, Papeles de Son Armadans.

    A pesar de la complejidad de la vida cotidiana, agravada por la separación de José Ramón Arana, el anhelo intelectual no disminuyó en absoluto. Por el contrario, Arana persiguió siempre poder retomar su carrera como escritora, y por esta razón se mantuvo en constante contacto con intelectuales tanto mexicanos como españoles refugiados como ella, entre los cuales destacan, por el fuerte vínculo establecido, Guadalupe Dueñas y Fausto Vega, y Luis Cernuda y Concha Méndez. Todo ello desembocó, finalmente, en su aparición como crítica literaria de distintos periódicos y revistas mexicanos, en la publicación de dos libros divulgativos —Arrio y su querella (1966) y Zombies. El misterio de los muertos vivientes (1987)—, y en un empleo en la Secretaría de Gobernación de la República de los Estados Unidos Mexicanos.

    María Dolores Arana, por su trayectoria personal y literaria, constituye un ejemplo paradigmático de las mujeres españolas refugiadas en México a partir de 1939, y más concretamente las intelectuales. Poetas, dramaturgas, escritoras debieron invertir un esfuerzo mucho mayor que sus colegas hombres en retomar sus carreras profesionales, aunque no siempre les sería reconocido y sus obras valoradas en su justa medida. Sin embargo, la recuperación de estas mujeres y su producción literaria es fundamental para una mejor comprensión de la compleja y rica historia del exilio literario republicano español de 1939.


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