Las principales conclusiones de los estudios realizados en esta tesis se resumen en los siguientes puntos:
1,- La mayoría de los pacientes portadores de disfibrilador implantable son varones, de edades entre 50 y 80 años, en los que la patología de base con mayor prevalencia es la cardiopatía isquémica.
2,- La arritmia clínica más frecuentemente diagnosticada en varones fue la taquicardia ventricular monomorfa sostenida, mientras que las mujeres presentaron el mismo porcentaje tanto de taquicardia ventricular, como de fibrilación ventricular. A través del análisis de los electrogramas, se ha podido documentar cómo algunos de estos pacientes presentan a lo largo de su seguimiento varias morfologías distintas de taquicardia ventricular, y observar que en el 23% de los pacientes en los que la indicación del desfibrilador fue por parada cardiorrespiratoria por fibrilación ventricular documentada, durante el seguimiento, la arritmia presentada es una taquicardia ventricular monomorfa sostenida.
3,- Se realizó estudio electrofisiológico basada en todos los pacientes, siendo negativo en casi una cuarta parte de ellos (20%). En el resto, la arritmia que se consiguió inducir con mayor frecuencia (en el 74% de los pacientes), fue la taquicardia ventricular monomorfa sostenida. En todos los grupos de cardiopatías, la taquicardia ventricular monomorfa sostenida se indujo en un mayor número de pacientes que otras arritmias (80% de los pacientes diagnosticados de miocardiopatía isquémica, 60% de los pacientes diagnosticados de miocardiopatías, 67% de los pacientes diagnosticados de displasia arritmogénica de ventrículo derecho), excepto en los pacientes en los que no se encontró cardiopatía estructural, en ellos, la fibrilación ventricular fue la arritmia inducida con mayor frecuencia (en el 42% de los pacientes). En todos los grupos las taquicardias ventriculares de una morfología fueron más frecuentes que las de dos,
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