Verum est quoddam bonum. La verdad como perfección del hombre según Santo Tomás

• Autores: Cruz González-Ayesta
• Directores de la Tesis: Alejandro Llano Cifuentes (dir. tes.)
• Lectura: En la Universidad de Navarra ( España ) en 2004
• Idioma: español
• Tribunal Calificador de la Tesis: Angel González García (presid.), María Jesús Soto Bruna (secret.), Juan García González (voc.), Maria Luisa Couto-Soares (voc.), Carlos Llinás (voc.)
• Texto completo no disponible (Saber más ...)
• Resumen

  • El objetivo de esta investigación es doble: desarrollar los elementos antropológicos contendos en la teoría del conocimiento de Tomás de Aquino y poner su pensamiento en diálogo con las preocupaciones epistemológicas contemporáneas. Para ello he elegido, como interlocutor, la más reciente epistemología anglomericana y, como tema, la verdad. La tesis consta de seis capítulos.

    En el primer capítulo esbozo tanto las nociones clave de la gnoseología de santo Tomas como las interpretaciones internalistas o externalistas que de su gnoseología hacen algunos autores. En los tres capítulos siguientes prima el comentario de las fuentes textuales sobre la discusión de la bibliografía secundaria. Trato de la verdad como uno de los sentidos del ser (capítulo segundo), de la adecuación y la reflexión como notas que caracterizan la verdad (capítulo tercero); y de la verdad del ser (capítulo cuarto). En el quinto capítulo se discuten los problemas del naturalismo y del representacionismo.

    Explico la naturaleza de la especie desde la noción de asimilación, trato del conocimiento de los primeros principios y discuto con quienes los interpretan de un modo fundacionalista. El tema del tipo de conocimiento que el hombre tiene de los primeros principios, un conocimiento inmediato y evidente, remite, por contraste, a ese otros espacio donde el conocer queda caracterizado por el discruso y la falta de evidencia. Tal es el tipo de conocimiento más frecuente en el hombre, para el que las evidencias son escasas e iniciales.

    Por ello, el capítulo sexto se ocupa precisamente del conocimiento en cuanto que es humano; sujeto a error y necesitado de hábitos intelectuales y morales.

    En este capítulo, el más extenso, se cataliza todo lo anteriormente expuesto: la verdad es no sólo perfección del entendimiento sino del hombre.