El incremento de la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, junto al aumento de la esperanza de vida y por tanto del envejecimiento poblacional, hace que nos encontremos ante un incremento de la patología valvular aórtica. Esta patología aumenta su prevalencia con la edad siendo un 3% en la población mayor o igual de 65 años y un 7.4% en mayores de 85 años. Tradicionalmente el abordaje convencional para la sustitución valvular aórtica era a través de una esternotomía media completa, sin embargo el rápido desarrollo y perfeccionamiento de nuevas técnicas quirúrgicas ha permitido la realización nuevos abordajes como la cirugía mínimamente invasiva que ha revolucionado numerosas facetas de la práctica quirúrgica en cirugía cardíaca y la implantación percutánea de la válvula aórtica (TAVI) que evita la esternotomía y la circulación extracorpórea, y pretenden ser una alternativa a la cirugía con resultados al menos equivalentes a la cirugía convencional.
En este sentido, el objetivo principal está orientado al análisis y comparación de los resultados a corto y medio plazo del reemplazo valvular aórtico según la técnica empleada: cirugía convencional, cirugía mínimamente invasiva e implantación percutánea de la válvula aórtica.
Para ello se llevó a cabo un estudio de cohortes retrospectivo con datos recogidos prospectivamente de 421 pacientes intervenidos de reemplazo valvular aórtico entre los años 2011-2015 en el Hospital Universitario de La Princesa de Madrid. Del total de 421 pacientes, 296 pertenecían al grupo de cirugía convencional, 75 al grupo cirugía aórtica mínimamente invasiva y 50 al grupo de implantación percutánea de la válvula aórtica con la prótesis aórtica autoexpandible CoreValve® .
Para realizar el análisis comparativo entre estas tres poblaciones de pacientes, se analizaron las características demográficas, clínicas, ecocardiográficas preoperatorias, intraoperatorias, postoperatorias y de seguimiento. Se comparó los tiempos quirúrgicos en los grupos de cirugía convencional y mínima invasiva. También los tiempos de estancia en unidad de cuidados intensivos, hospitalaria, complicaciones precoces y tardías en cada grupo. Se elaboró también un análisis de regresión logística univariante y multivariante para identificar los factores independientes de mortalidad precoz y tardía.
Para proporcionar equivalencia entre los grupos de comparación, se realizó un análisis multinomial “propensity score matching” 1:1:1 y mediante criterios de regresión logística basados en las características preoperatorias de los pacientes se identificaron y seleccionaron estadísticamente tres cohortes de pacientes. Posteriormente, se efectuó un nuevo análisis estadístico descriptivo donde se contrastaron los resultados entre los tres grupos.
El estudio de supervivencia se ejecutó siguiendo el análisis de Kaplan-Meier. Finalmente para evaluar la curva de aprendizaje del abordaje mínimamente invasivo y abordaje percutáneo se realizó un análisis de regresión logística multivariante con los años calendario que pudieron ser predictores significativos de mortalidad.
Entre los resultados pudimos observar que la edad media y el EuroSCORE I logístico fueron mayores en el grupo TAVI. La estenosis aórtica fue la lesión valvular más común en los tres grupos. Los tiempos quirúrgicos reflejaron una tendencia más alargada en el grupo de mínima invasión en comparación con la cirugía convencional, aunque el resultado no fue significativo. Las válvulas más frecuentemente implantadas, continuaron siendo las de tipo biológica en los tres grupos.
Se realizó dos reconversiones a cirugía convencional en el grupo mínima invasiva debido a la mala exposición del anillo aórtico. El grupo TAVI, presentó un caso de fallo del implante por insuficiencia aórtica moderada-severa posiblemente por infraexpansión de la prótesis.
En cuanto al tiempo de hospitalización total, el grupo TAVI presentó estancias más cortas. Con respecto a las complicaciones, los grupos de cirugía mínima invasiva y TAVI mostraron menos casos con fibrilación auricular postoperatoria de nueva aparición. Sin embargo, se colocaron más marcapasos por bloque auriculoventricular completo en el grupo TAVI y también se observó más fugas aórticas periprotésicas. Durante el seguimiento, no se observó diferencias en la mortalidad y la supervivencia en los tres grupos.
Los factores predictores de mortalidad precoz en el reemplazo valvular aórtico fueron presentar una función ventricular izquierda severa, una presión sistólica de la arteria pulmonar severa y estar en una clase funcional IV de la NYHA. Y como predictores de mortalidad tardía tenemos el EuroSCORE, la diabetes mellitus tipo 2, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la fibrilación auricular preoperatoria y la creatinina postoperatoria.
Como conclusión podemos decir que los tres abordajes para reemplazo aórtico ofrecen excelentes resultados dependiendo de las características de cada paciente. Una correcta selección de pacientes por parte del “Heart Team”es fundamental para ofrecer a cada individuo el mejor tratamiento posible en base a la evidencia científica disponible y a la experiencia de cada centro.
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