Compartir datos sensibles como son los datos de salud, con la utilización de la Historia Clínica Compartida en Cataluña, hace todavía más vulnerable la protección de la intimidad de los pacientes en la relación asistencial. Esto obliga a replantear la manera de ejercer el secreto médico para contabilizar intereses legítimos como son, por un lado, la necesaria mejoría de la calidad asistencial en un sistema de salud público y universal como el nuestro, con el derecho del paciente/usuario a que sea respetada su intimidad. El pleno ejercicio de los derechos ARCO por parte del paciente/usuario y en especial el derecho de oposición, es la única manera de conseguir verdaderamente que se respete el derecho a la intimidad de los pacientes en la relación asistencial tanto ahora como en el futuro
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