Resumen de El cine de Julio Medem: los ecos conmovidos de la imagen fílmica
Esta tesis profundiza en el cine del donostiarra Julio Medem. En su obra, la vida se refleja en el prisma de su percepción más íntima, mostrándola de modo irrepetible. Pertenece a los directores que configuran un mundo propio, que puede gustar o no a los demás, pero que es auténtico y original.
La presencia autoral es tan evidente que su obra resulta única, íntima y absolutamente intransferible, pues no existe fuera de él. El control absoluto que ejerce sobre todos los estadios del proceso cinematográfico garantiza la exclusividad del conjunto su obra, convirtiéndola en un corpus artesanal en el que, además de las huellas de un estilo personal consolidado, pueden encontrarse los profundos surcos que las injerencias autobiográficas han dejado en cada una de sus películas. La constante búsqueda de nuevas claves narrativas alejadas de los convencionalismos hace de cada uno de sus films un reto permanente, un paso adelante en el caminar hacia la creación de su propio lenguaje visual. Apartado por completo del cine comercial o de fórmula, sus propuestas son siempre arriesgadas y valientes, y poco a poco van conformando una suerte de inverso especial en el que las claves narrativas, el espacio y el tiempo, lo real y lo imaginario, transcurren de una manera especial. Es un cine que se instala en el terreno intangible de las emociones, y que te seduce o te repele; te engancha y ya no te suelta o no te conmueve lo más mínimo. Nuestro caso es, evidentemetne, el primero; la poderosa atracción que sentimos por esas imágenes conmovidas por los significados es absoluta, y la complicidad con la que percibimos su manera de contar, sus historias o sus personajes nos empujan inevitablemente a entrar de lleno en ese mundo mágico y subjetivo que propone.
