Un gran número de vertidos que alcanzan el medio acuático, están compuestos por mezclas de sustancias químicas con capacidad genotóxica, que se acumulan en el agua y en los sedimentos aumentando su disponibilidad para los organismos vivos, especialmente para aquellos que dependen inevitablemente de este medio, como los peces.
La exposición de estos organismos a sustancias con capacidad de causar daño en el material hereditario, desencadena una cascada de alteraciones genéticas, que si no son reparadas se procesan y fijan, manifestándose finalmente, en forma de patologías en los individuos afectados.
La valoración de efectos genotóxicos tiene un carácter básicamente antropocéntrico, siendo su finalidad última, establecer el riesgo que posee para el hombre la exposición a los mutágenos químicos presentes en el medioambiente. De este modo, la valoración de este tipo de efectos en las poblaciones naturales no está contemplada actualmente en ninguna directiva, siendo, a pesar de ello, de trascendental importancia puesto que los daños genéticos ejercidos sobre poblaciones naturales, pueden conducir a variaciones en la biodiversidad e influir en el equilibrio ecológico, generando un riesgo para los ecosistemas.
Muchos de los ensayos utilizados para valorar alteraciones a nivel de ADN, se basan en la detección de daño citogenético. Las alteraciones citogenéticas representan un tipo de daño irreversible en el ADN, observable a nivel de cromosoma. Entre los ensayos citogenéticos más utilizados se encuentra el ensayo de micronucleos que se basa en la estimación de la frecuencia de micronúcleos (partículas formadas por fragmentos de cromosomas y/o cromosomas completos) como parámetro indicador de daño cromosómico, numérico y/o estructural, en una gran variedad de tipos celulares.
Basándonos en la facilidad de adaptación de este ensayo para su utilización con células de peces, así como en su potencial d
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