Los Inhibidores de Proteasa (IP) en combinación con otros fármacos antirretrovirales han cambiado de forma significativa la historia natural de la infección por VIH. Debido a las pobres características farmacocinéticas de los IP, éstos deben administrarse junto con pequeñas dosis de ritonavir con el fin de incrementar los niveles plasmáticos de los mismos y así mejorar su actividad antiviral. Los tratamientos de rescate que incluyen IP potenciados constituyen una herramienta de elección tras uno o varios fracasos. Estas combinaciones han demostrado ser seguras y eficaces. La determinación de parámetros como el genotipo en la proteasa del paciente antes de iniciar el nuevo tratamiento y los niveles plasmáticos a las 12 semanas de tratamiento, tuvieron un valor predicitivo en la respuesta al mismo.
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