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Resumen de Diagnóstico radiológico de los carcinomas "no habituales" de la mama

José Carlos Castilla Luis

  • Hemos revisado 1.000 historias de carcinoma de mama; hemos seleccionado 99 pacientes cuyo diagnóstico anatomopatológico las incluía entre los grupos “no habituales”, así como 26 con carcinoma inflamatorio.

    En las pacientes diagnosticada anatomopatológicamente de carcinoma “no habitual” (comedocarcinoma, medular, papilar, mucoide, lobulillar “in situ”, lobulillar infiltrante, de Paget, papilar intraquístico, adenoide quístico, apocrino, de células en anillo de sello, indiferenciado y mixto), así como los carcinomas inflamatorios, hemos revisado: antecedentes familiares con especial atención a los de tipo ginecológico, motivo de la consulta, exploración física, hallazgos radiológicos así como la citología y el estudio anatomopatológico.

    A todas nuestras enfermas, se les realizó estudio mamográfico, estableciendo las características de la neoformación y las manifestaciones radiológicas mamarias secundarias a la neoplasia. Se realizaron galactografía a las pacientes que presentaron secreción por el pezón y ecografía así como neumocistografía a pacientes con neoformaciones sospechosas de corresponder a carcinomas papilares intraquísticos. Estos estudios complementarios han sido de gran utilidad en la confirmación del diagnóstico en estos tumores.

    La sensibilidad del estudio radiológico ha sido del 100% en los carcinomas de tipo papilar, mucoide, lobulillar “in situ”, lobulillar infiltrante, inflamatorio y papilar intraquístico; del 96% en comedocarcinomas; del 90% en carcinomas medulares y del 80% en el carcinoma de Paget. En los restantes tipos histológicos no se ha hallado la sensibilidad del estudio radiológico debido al escaso número de neoplasias estudiadas.

    El comedocarcinomas se detectó preferentemente (73,3%) en la mamografía por la existencia de microcalcificaciones. El carcinoma medular fue objetivado debido a la existencia de un nódulo sin microcalcificaciones. El carcinoma papilar se manifestó muy diversamente, no existiendo un patrón radiológico orientativo, siendo necesaria la práctica de galactografía en algunos casos para su diagnóstico. El carcinoma lobulillar “in situ” siempre se puso de manifiesto por la existencia de áreas de microcalcificaciones en la mamografía, no existiendo otro tipo de alteraciones radiológicas ni manifestaciones clínicas en los mismos. El carcinoma lobulillar infiltrante presentó diversos patrones radiológicos observándose lesiones bilaterales en un 22% de las pacientes. El estudio radiológico en una (25%) enferma con carcinoma de Paget fue normal. Todas nuestras pacientes con carcinoma inflamatorio se manifestaron por densificaciones difusas en el estroma con afectación dérmica y subdérmica. Los nódulos hallados radiológicamente en el carcinoma papilar intraquístico fueron relativamente bien delimitados y con la práctica de la ecografía y la neumocistografía se confirmó el diagnóstico.

    Con la realización del presente estudio retrospectivo sobre el valor de la mamografía en el diagnóstico de os carcinomas “no habituales” de la mama, nos proponemos establecer:

    1. La capacidad diagnóstica de la mamografía en estos tumores.

    2. Los patrones radiológicos de cada tipo anatomopatológico.

    3. Las diferencias mamográficas con el carcinoma ductal infiltrante tipo escirro.

    CONCLUSIONES 1. En nuestra revisión de 1.000 historias clínicas de carcinoma de mama en el CENTRO REGIONAL DE ONCOLOGIA DE SEVILLA, hemos detectado 125 pacientes cuyo diagnóstico las incluía entre los grupos “n habituales”, lo que supone el 12,5% del total, lo cual está en concordancia con lo publicado por los diversos autores que han tratado este tema.

    2. La imagen radiológica de los carcinomas “no habituales” de la mama en nuestra serie, en un alto porcentaje de casos difiere de la patognomónica para el carcinoma ductal infiltrante tipo escirro.

    3. Los carcinomas medulares de nuestra serie se suelen presentar como nódulos relativamente bien delimitados, no observándose en los mismos microcalcificaciones.

    4. La mayoría de los comedocarcinomas de nuestra serie, es decir, 73,3%, se ponen de manifiesto gracias a la existencia de microcalcificaciones.

    5. El único hallazgo previo a la anatomía patológica de los carcinomas iobulillares “in situ” de nuestra serie, ha sido la existencia de microcalcificaciones.

    6. Los carcinomas lobulillares infiltrantes de nuestra serie ha mostrado diferentes patrones radiológicos (nódulos irregulares y espiculados, áreas de microcalcificaciones tanto intratumoral como de modo exclusivo, así como también áreas de mayor densidad) sin que podamos constatar la existencia de un patrón mamográfico orientativo básico.

    7. El carcinoma inflamatorio de nuestra serie presenta indefectiblemente alteraciones dérmicas y subdérmicas en la mamografía.

    8. Para detectar el carcinoma papilar en nuestra serie a veces ha sido necesario (40%) realizar galactografía complementaria ya que la mamografía simple era inespecífica.

    9. En los carcinomas papilares intraquísticos de nuestra serie, la práctica de ecografía y la neumocistografía en 4 (50%) casos pudieron aseverar el diagnóstico de sospecha mamográfico de dichos tumores.

    10. En los carcinomas adenoide quístico, apocrino, anillo de sello e indiferenciado de nuestra serie, el bajo número de casos de cada grupo no ha permitido obtener conclusiones generalizadas.

    11. En la casi totalidad de los casos de nuestra serie (125 sobre 129, el 96,9%) la mamografía simple ha permitido detectar el carcinoma “no habitual” de mama, lo cual es confirmación de su alta sensibilidad.


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